¿Qué pasó con los "corredores seguros" y la presencia policial en zonas de escuelas?
La tragedia que conmueve a Comodoro por el asesinato de un chico de 17 años en un robo, reaviva las miradas sobre la seguridad en la zona de escuelas. Falta de policías y móviles, sólo 7 cámaras en funcionamiento de un obsoleto sistema de ‘monitoreo’ y los equipos de última generación que se esperan desde hace más de 10 años.
La tragedia que conmueve a Comodoro Rivadavia y el sur de Chubut, con el asesinato de un chico de 17 años al que quitaron la vida para sacarle un teléfono celular cuando esperaba el colectivo para ir a la escuela, reaviva las miradas de aquello que se decide hacer en circunstancias como estas, pero que luego van quedando en el olvido. Los ‘corredores escolares seguros’ fueron iniciativas tomadas años atrás ante hechos de inseguridad en zonas de escuelas, precisamente en las oscuras mañanas en que niños y adolescentes concurren a clases, pero pierden continuidad ante la falta de recursos para sostenerlos.
En el año 2009 se impulsó desde el Concejo Deliberante de Comodoro Rivadavia una ordenanza para crear los llamados ‘corredores escolares seguros’, que básicamente apuntaba a establecer trayectos de circulación hacia y desde las escuelas, con participación de comercios y distintos organismos, coordinando además una presencia policial preventiva en áreas de escuelas, con móviles patrullando la zona y la interacción de la policía Comunitaria, ante reiterados hechos de inseguridad.
La norma contiene una serie de recomendaciones dese el punto de vista urbanístico, tanto para los espacios públicos como privados, con alusiones a la visibilidad de cada sector y la iluminación de las áreas a transitar.
El programa se extendió posteriormente al ámbito provincial, ampliándose incluso a otras ciudades de la provincia. Según referían funcionarios provinciales a cargo de la seguridad ciudadana, allá por el año 2015, dicha cobertura alcanzaba a alrededor de 41 escuelas y casi 20.000 estudiantes en toda la provincia.
Aquella iniciativa había sido impulsada por la entonces concejal Viviana Navarro. Más recientemente, el ex concejal Tomás Buffa impulsó la adhesión de la ciudad al programa ‘Ojos en Alerta’, que contempla el compromiso ciudadano para denunciar hechos sospechosos mediante un sistema de WhatsApp.
Sin embargo, el tiempo y el olvido suelen diluir las acciones que pierden efectividad por la falta de recursos, sobre todo cuando los hechos se pierden de vista, o producen cierto acostumbramiento para naturalizar pequeños actos de violencia cotidiana que ya nadie denuncia. Hasta que la atrocidad, con el incalificable hecho en el que un malviviente le quita la vida a un chico por un maldito teléfono celular, vuelve a golpear.
SIN POLICÍAS NI CÁMARAS SUFICIENTES
La realidad es que hoy, si bien todavía se mantiene algún reflejo de los ‘corredores seguros’, claramente es un rótulo que o alcanza para que la comunidad confíe en que sus hijos llegarán sanos a la escuela.
Actualmente, funciona un sistema en el que la Secretaría de Control y Seguridad Urbana del municipio presta un vehículo, para que un policía acompañe al agente municipal en recorridos por zonas escolares:
“Nosotros aportamos un vehículo en forma voluntaria, para que un preventor recorra las zonas escolares, acompañado por un agente de policía del área Operativa y si no hay, por un agente de comisaría”, explicó Ricardo Gaitán ante la consulta de ADNSUR.
Sin embargo, el funcionario local aclaró: “No hay que confundirse, porque la responsabilidad de la seguridad es del ámbito provincial. Nosotros aportamos las 10 camionetas que disponemos para hacer un recorrido preventivo, para colaborar, pero la función de la seguridad le corresponde al gobierno provincial”.
El ministro de Seguridad de Chubut, Héctor Iturrioz, confirmó que existe ese esquema colaborativo, al tiempo que no desconoce las falencias en el área a su cargo. Semanas atrás había explicado a este medio que Comodoro Rivadavia tiene un problema insalvable con la cantidad de policías, que se ha visto fuertemente diezmada a raíz de que hubo una concentración de agentes en la zona cordillerana, en detrimento del área costera.
“Antes había una diferencia salarial para vivir en Comodoro, que tiene un costo de vida mucho más alto -explicó el ministro, en diálogo con Actualidad 2.0-. Cualquiera que ha vivido en Comodoro sabe lo que cuesta un alquiler, pero algún ‘iluminado’ eliminó la diferencia salarial y la mayoría de los agentes opta por vivir en otras zonas de la provincia”.
El mismo funcionario reconoció otra falencia que lleva más de una década en la ciudad: de las 120 cámaras instaladas, pertenecientes a un viejo circuito de ‘seguridad’, sólo 7 están en funcionamiento actualmente. “Estamos trabajando en un convenio con el municipio para que ellos dispongan el espacio físico y nosotros, desde Provincia, vamos a aportar la tecnología”, precisó Iturrioz en aquella entrevista.
OTRAS FALENCIAS MENOS VISIBLES
La situación se vuelve dramática en más de un aspecto. El fiscal y la policía a cargo de la investigación aguardaban esta mañana a que los comercios de la avenida Rivadavia abrieran para solicitarles las grabaciones de sus cámaras, a la espera de encontrar detalles que permitan identificar al asesino del chico.
En los últimos días se dio otra situación que explica también parte de los inconvenientes y por qué algunas medidas pueden tener un buen objetivo, pero pierden efectividad. La policía cuenta con móviles bastante nuevos, que por lo mismo deben realizar el servicio de mantenimiento oficial, pero por cuestiones burocráticas relativas al cambio de gestión, “hay 18 Cronos parados”, relató una fuente consultada en esos ámbitos.
Es de esperar que la tragedia que golpeó a Comodoro Rivadavia esta mañana active decisiones que no pueden esperar. Las instalaciones del Centro de Monitoreo ya están prácticamente terminadas, según se supo en otros ámbitos, por lo que el centro de monitoreo acorde a la importancia de la ciudad, que ha sido ya varias veces prometido en los últimos 10 años, finalmente sea una realidad.
Es de esperar, valga la redundancia, que ante el próximo hecho de inseguridad no sigamos replicando las mismas excusas.