Masacre de pingüinos en Punta Tombo: el único acusado ofrecerá ceder parte del campo a la reserva para no ir a juicio
Así lo adelantó Ricardo La Regina, quien sostuvo que es víctima de una causa política y que tuvo que estar al límite de la indigencia porque no puede dedicarse a la ganadería. La oferta para una suspensión de juicio a prueba será este lunes en el inicio del debate, y ADNSUR accedió en forma exclusiva.
El próximo lunes, primer día del juicio oral por la masacre de pingüinos en Punta Tombo ocurrida en noviembre de 2021, el único acusado, Ricardo La Regina, hará una oferta a la Provincia del Chubut para acceder a una suspensión de juicio a prueba.
Se trata del hombre acusado de abrir un camino en su campo de Punta Clara cerca de la costa, en el área lindera a Punta Tombo, pasando con una topadora por encima de nidos de pingüinos de Magallanes, matando un alto número de pichones en plena época de cría y reproducción, lo que fue catalogado como desastre ambiental.
La oferta a la que accedió esta agencia, consiste en ofrecer parte de su campo para duplicar el área de Punta Tomb, lo que significa dar en propiedad varios kilómetros de costa y establecer un esquema de protección en Punta Clara, y que allí sólo haya actividad científica y turística (acorde a la protección).
El argumento es que, en una causa que cuenta con presencia de testigos de organismos internacionales y que tiene una enorme repercusión nacional y externa, se va a triplicar el actual área protegida de los pingüinos, dando mayor cobertura de conservación y protección.
Así lo reconoció este miércoles en una entrevista radial el mismo acusado, quien dijo "el lunes, vamos a ofrecer una suspensión de juicio a prueba en la cual la solución es más alambre. O sea que se hagan cargo de los pingüinos y que los cuide el Estado. Si son importantes para la humanidad, sería fundamental que los cuiden. No es mi responsabilidad, hice un montón de pingüinos y colaboré con los biólogos desde chico", concluyó Ricardo La Regina.
Amiguismo
En los días previos al comienzo del juicio por ‘daño ambiental agravado’ y ‘crueldad animal’ en Punta Tombo, el imputado en la causa, Ricardo La Regina, reconoció “vivo estos días previos con ansiedad y algo de entusiasmo para que se solucionen algunos problemas que vienen de hace muchos más años de estos últimos hechos”.
“Es una oportunidad para que nos sirva a todos y, -en especial- al ambiente, que es lo que motiva todo esto”, agregó.
“Hay más conflictos de los que se me acusan. Yo vivo trabajando ahí desde toda la vida y siempre he tenido problemas para trabajar. Se hace muy difícil criar ovejas por los depredadores. Pero en mi caso fue peor por tener la Reserva al lado”, indicó.
“En ese contexto, dije ‘no se puede criar ovejas, así que vamos a estudiar turismo’. Fui a estudiar Turismo, pero me encontré con la burocracia y los ‘amiguismos’. Después de 4 años para intentar habilitar un proyecto turístico para hacer algo más en línea con el lugar, no pudimos hacer nada. Entonces, me dediqué a criar vacas y también tuve problemas. La cúlmine de esos problemas fue este alambrado, pero hubo varios problemas antes”, repasó en Radio Chubut.
“Creo que es una oportunidad para reordenar el lugar para que me dejen trabajar, porque lo único que quiero es vivir tranquilo”, exclamó.
Asesino
“Me han nombrado como el ‘asesino de pingüinos’. También, me otorgan un carácter de terrateniente, empresario, como si no me importara la naturaleza que -con poder y dinero- le pasé por encima a los pingüinos para seguir llenándome de plata”, reprochó.
“Viví toda la vida ahí, colaboré con la conservación de los pingüinos y trabajé con los mismos biólogos que ahora me acusan. No tengo nada de millonario porque tuve que vender un pedazo de campo para salir de la indigencia. No vengo de ningún lugar adinerado”, señaló.
“Tuve que hacer un alambrado para dejar de perder animales. Todo esto fue simplificado y exagerado por la acusación que hacen diciendo que fue una cosa terrible cuando pasaron cuestiones peores en Punta Tombo”, aseguró.
“Ante toda la expectativa que se generó por el juicio, siento algo de impotencia. Pero caen por su propio peso porque el que cambia la historia es el que miente. Hay un montón de cosas que no cierran en los detalles del juicio. Al haber tanto peso, se transforma en algo más político que real”, consideró.
“Jamás maté ningún pingüino ni hubo maltratos. Nunca encontraron ningún pingüino muerto porque los números son conjeturas. La parte acusadora no vino por mi campo sino por el lado de la propiedad de mi tío. Hicieron cosas ridículas”, afirmó.