Acosado por un gobernador muy activo como Ignacio Torres que no para de fagocitarle figuras, y en medio de una crisis nacional luego de perder el poder en 2023, el PJ de Chubut tiene el desafío en las próximas horas de cerrar una lista que cumpla con todos los requisitos legales en cada uno de los departamentos y localidades para presentar a la justicia con la renovación del mandato de sus autoridades.

No se trata de un proceso interno más para determinar los congresales y consejeros provinciales, así como los titulares de los consejos de localidad en cada pueblo: es un momento bisagra, un punto de inflexión, donde el justicialismo deberá mandar una señal a la sociedad de si ha entendido los últimos mensajes de las urnas o si continúa por el mismo camino de derrotas de los últimos años.

Lo que pone en juego es mucho: a pesar de lo que dice su presidente, Carlos Linares, el PJ ha perdido unos 2 mil afiliados en los últimos años, y varios de sus intendentes y ex candidatos están siendo tentados por el oficialismo para dar el salto. Si la renovación partidaria de septiembre sale bien, habrá un panorama más sólido hacia las elecciones de 2025 y 2027.

Sede Provincial del PJ Chubut en Rawson.

Si el proceso termina mal, con internas judicializadas y denuncias cruzadas, todo irá en picada: seguramente mayor atomización de listas para los comicios legislativos -donde los que pierden no acompañan- y profundización del éxodo a otros partidos. El riesgo es volver a salir terceros, y que las ambulancias de Torres y de César Treffinger con los libertarios se lleven a los desencantados.

No vamos a repetir un análisis que ya hemos realizado varias veces, de la crisis de liderazgo del PJ después de la salida de Mario Das Neves en 2011; basta recordar que hubo una sucesión inédita de derrotas encadenadas a nivel provincial sólo cortada por las presidenciales con Daniel Scioli en 2015 y Alberto Fernández en 2019, pero con un triunfo aplastante de Javier Milei en 2023.

El peor escenario que podría repetirse en pronósticos pesimistas -o realistas, según el punto de vista-, fue la legislativa de 2017, con aquel tercer lugar de la lista de Ricardo Fueyo que no alcanzó ninguna de las dos bancas en juego, que quedaron para Mariano Arcioni (asumió Rosa Muñoz) y Gustavo Menna.

Linares junto a Ricardo Fueyo, el candidato que afrontó una interna feroz en 2017, y ocupó un histórico tercer lugar en Chubut.

Todo el proceso es mirado atentamente por la justicia electoral, que permitió al partido prorrogar hasta diciembre mandatos que ya están recontra vencidos. Es la última oportunidad de ordenar el PJ: si no se logra, el camino siguiente es la intervención, en la que se designa a dedo una figura extra provincial que venga a normalizar las cosas. En las provincias donde ocurrió, se tocó fondo y costó años volver a ser competitivos.

Todo es posible

A cinco días del cierre de listas, todo puede pasar. El partido viene dormido hace años, con las unidades básicas cerradas. Pero estas semanas se notó mucha ebullición a nivel dirigencial: la rosca está a pleno, con reuniones de mesas chicas en todos los puntos, y los teléfonos al rojo vivo.  

Lo primero a recordar es que armar una lista de candidatos bajo la regla del distrito único no es nada sencillo. hay que reunir avales en todo el territorio, y presentar listas para cargos provinciales en los 15 departamentos, y armar listas locales en al menos 4 municipios de los grandes y 7 de los chicos.

Esto significa que hay que tener un poder logístico importante, y trabajar desde antes en la previa con tiempo. El que se queda dormido pierde y aquí es donde se hacen valer los que tienen todas las mañas, y conocen el reglamento de arriba abajo y viceversa. Firmas, años de afiliación, domicilio: toda una papeleta que mal armada, te hace caer una lista.

Secretario Electoral Enrique Kaltenmeier. La justicia está siguiendo muy de cerca el proceso en el PJ, que está al límite.

Una idea que circuló en los últimos días y fue descartada a esta columna por la gran mayoría de los dirigentes, fue la de un “triunvirato”, una especie de conducción tripartita que repartiera de manera salomónica el poder en tres figuras de cada una de las grandes zonas de la provincia.

Los que la denostan, dicen que la figura de conducción “colegiada” la viene proponiendo en otras provincias el kirchenrismo porque sabe que se queda sin poder, pero que esto no tiene nada que ver con el ADN del peronismo, que es verticalista.

Aseguran que en la práctica jamás va a funcionar, peor aún, va a confundir, y que además no está previsto en la Carta Orgánica de Chubut, por lo que habría que convocar a un congreso a último momento para hacer reformas que luego deben ser aprobadas por la justicia: en resumen, un chino que genera mayor incertidumbre y es impracticable.

El tamizado

El proceso de recambio empezó a hablarse en el verano con algunos nombres, pero hubo una decantación, y varios actores se fueron bajando en el camino, al tiempo que aparecieron otras figuras con determinados apoyos detrás. La nueva foto marca una división de aguas entre dos actores, uno de Comodoro y el otro de Trelew.

Hay que dejar en claro que hablamos de una elección indirecta que no será el 29 de septiembre, sino que harán luego los 29 consejeros entre sus mismos integrantes, una especie de cónclave papal, como también tiene la UCR en el caso de los delegados al Comité Provincia.

Pero en el armado de la lista de consejeros, es clave saber cuál es el proyecto y quién es la figura convocante. Se incluyen los nombres ya con un compromiso previo de apoyar a tal o cual propuesta. Lo que está ocurriendo es que, especialmente en el interior, hay lugares donde los dirigentes responden a todos que sí: es decir, dijeron a los armadores de una y otra lista que cuenten con ellos.

Fuera de competencia: Macharashvili, Luque y Bowen.

Aclarado esto, empecemos por lo que podrían haber sido aspirantes, pero no: el intendente comodorense Othar Macharshivili, quien reconoció en varias entrevistas su interés en ocupar la presidencia, y que había recogido varias expresiones de apoyo y consenso, finalmente se bajó de la carrera. Ante la aparición de otras figuras de Comodoro con esa pretensión, eligió no “romper” la paz en su localidad, sabiendo que podía afrontar una interna.

Juan Pablo Luque -último candidato a gobernador- ya se había auto excluido de entrada, en una discusión por el partido que -según dijo- no le interesaba. Y desde el valle, una figura joven como el intendente de Dolavon, Dante Bowen, finalmente se hizo a un costado, con el argumento de que los jefes comunales en ejercicio -como su caso y Othar- debían evitar quedar expuestos en sus gestiones.

Los dos que quedaron

La decantación fue dejando en pie a dos figuras que son las que reúnen mayor número de apoyos en las últimas horas y -lo principal- que asumen que quieren ser y trabajan para eso: el diputado comodorense de Arriba Chubut, Gustavo Fita, y el titular del Sindicato de Empleados de Comercio en el valle, el trelewense Alfredo Béliz.

Claro que lo asumen puertas adentro en las reuniones, porque en las declaraciones públicas hablan de proyecto colectivo sin nombre propio. Para esquematizar lo que representa cada uno -aunque a veces haya definiciones que puedan sonar estructuradas- digamos que Fita simboliza la continuidad de la conducción y Béliz representa a los que desafían al oficialismo.

En el caso del trelewense, no se puede hablar de cambio ni renovación, porque es un dirigente de 40 años en política, que ya ha presidido el PJ de Trelew años atrás. Pero representa a los sectores que quieren sacar a lo que se podría llamar “Comodoro Conducción”, en la presidencia del peronismo hace años, con figuras como Carlos Linares y Ricardo Muttio.

Aquí se enrolan dirigentes históricamente críticos del actual senador, como el intendente madrynense Gustavo Sastre -una figura de mucho peso político- y el picante e histriónico dirigente Miguel “Coné” Díaz, una piedra en el zapato hace años con agrupaciones que reúnen a un interesante número de militantes.

Pero lo llamativo quizás, es que se reúne y rosquea con este grupo el mismo Othar Macharashvili, siendo de Comodoro. Pero nunca tuvo el apoyo de Linares para este cargo y quedó en soledad desde la ciudad petrolera. Otro comodorense que trabaja en este armado es el dirigente mercantil de la zona sur, José González, y junto a él, un dirigente peronista que está en las filas del gobierno, como Guillermo Almirón.

José González y Guillermo Almirón, desde Comodoro apoyan a Béliz.

En tanto desde la cordillera, la misma agrupación a la que pertenece Béliz, la “Miguel Falcón”, tiene al histórico dirigente Juan Carlos Villarroel en Esquel. Y los gremios juegan su partida también, ,mientras la CGT del valle banca a Béliz, la Saúl Ubaldini lógicamente pugna por su mentor, que es Fita.

Donde no está tan claro es con algunos jefes comunales. Bowen parece haber quedado parado más del lado de Fita -con quien mantiene negociaciones de armado- pero hay ejemplos dudosos: el intendente de Trevelin, Héctor “Cano” Ingram, así como su par de Sarmiento, Sebastián Balochi, mandaron mensajes confusos y parecen apoyar a ambos sectores, en la clásica estrategia de repartir los huevos en todas las canastas.

En el caso de Fita, repasar quiénes lo respaldan explica por qué se habla de continuidad: básicamente lo apoyan dos ex intendentes comodorense como Carlos Linares y Juan Pablo Luque. Fita simboliza la búsqueda del peronismo de Comodoro de seguir conduciendo al PJ de Chubut. Hacer valer que son la ciudad con más afiliados, más votantes, y donde se logró mantener el municipio que se sostiene como gran bastión provincial del justicialismo.

Dos perfiles muy diferentes

Sin dudas, Fita fue el dirigente que más se movió en los últimos meses y más kilómetros recorrió. Visitó todo el interior con un mensaje de no imponer desde arriba (un mecanismo que le dio mal resultado a Luque en la última campaña) sino dar la oportunidad a que las bases propongan sus propios nombres.

Asegura tener una lista prácticamente cerrada en todo el territorio, y si bien habla de consenso, desafía a los otros sectores que quieren ser, a que se acerquen y armen algo. “Ni siquiera los veo integrar las listas de consejeros en sus localidades, hablan por los medios nada más, y si van a llegar a último momento, los asientos del vuelo ya están vendidos”, dicen los allegados que escucharon decir a Fita.

Quienes lo conocen hace años y lo siguen en sus intervenciones en la Legislatura, saben que ese es su tono: desafiante. Fita tiene perfil alto, le gusta que lo vean y lo escuchen, y hace todo por hacerse oír. No tiene problema en ir al choque y cuando se le consulta si no teme que se vayan afiliados y dirigentes al partido de Nacho Torres, responde “mucho mejor, en mi partido quiero a los leales que tienen la camiseta de verdad”.

Fita en su actual banca en Legislatura: es uno de los diputados que más ataca al gobierno.

Probablemente su gran diferencia con el otro espacio interno, es su exceso de optimismo. Afirma que todo el mundo ve la foto de ahora y que en 2025 el escenario será muy distinto, de tercios, y que la boleta peronista va a tener muchas chances de ganar.

El perfil que representa Béliz tiene una mirada mucho menos positiva de la realidad. Este sector es muy crítico de la conducción que ha tenido cerrado el partido en estos años y que no para de perder elecciones. Ven con mucha preocupación el escenario político dominado por figuras como Milei y Torres, y proponen un cambio de timón.

Lo primero que salta a la vista, sería el cambio de eje de conducción: de la zona sur, la presidencia sería para alguien del valle, que parece haberse vuelto nuevamente el epicentro político a partir de la llegada de un hombre de Trelew a Fontana 50. Hay una disputa subterránea de liderazgo regional, aunque nadie lo admita.

Es notoria la diferencia de perfiles: Béliz viene llevando adelante una estrategia muy distinta, que podríamos definir como “tiempista”. A diferencia de Fita, fue rosqueando para que su nombre aparezca sobre el final faltando pocos días, y no en boca suya, sino de otros dirigentes que han salido en patota a los medios a instalarlo.

Béliz conduce un gremio numeroso y fue presidente del Consejo de Localidad de Trelew.

Béliz no se muestra todavía, ni siquiera va a las reuniones de Trelew, donde asiste su mano derecha, la ex diputada Gabriela De Lucía. Pero tiene en el armado provincial a “Cone” Díaz y la banca de intendentes pesados como Othar y Sastre. Su perfil no es gritón, desafiante, sino más bien estilo “monje budista”: más de gestos y silencios, que de tono elevado.

Está convencido de que su “modo zen” le va a generar menos ruido y más apoyo que el perfil de Fita, que es a todo o nada, y en algunos lugares genera resistencia. La pregunta que los afiliados y dirigentes deberán responder es: ¿Qué perfil le conviene más al PJ que viene, para afrontar una de sus más grandes crisis? ¿El conciliador o el confrontativo?

Los de afuera no son de palo

Sobra aclarar que una disputa de poder de este tipo no se da en un ámbito aislado, donde sólo discuten los de sangre peronista mientras el resto mira como espectadores sin participar. Todo lo contrario: aunque no se admita, el gobierno provincial mete sus fichas, porque no le da lo mismo quién conduzca al principal partido de la oposición.

Cualquiera que conozca como construye política Nacho Torres deduce que va a meter la mano todo lo que pueda en la disputa del peronismo, tratando de torcer el fiel de la balanza para un lado u otro, según el perfil que crea más le convenga a su futuro político.

Lo que Torres necesita  -no es ningún secreto- es un PJ debilitado en disputas internas inconciliables, que le permita seguir “pescando” figuras que se harten y estén dispuestas a dar el salto a Despierta Chubut. De ahí la metáfora clásica, y decir que tiene la ambulancia con ruedas nuevas y tanque lleno, lista para salir a buscar los heridos que queden en el cierre.

Al gobernador le viene como anillo al dedo si el PJ es conducido por una figura que genere rechazo social, que simbolice el pasado. El tema es qué lectura hará Torres de las dos opciones en pugna y cuál le conviene más. Por lo pronto, las suspicacias están a la orden del día.

Ya hablamos de que está activo en el armado alguien que tiene muchos contactos con el peronismo de Comodoro, como el actual secretario coordinador, Guillermo Almirón. Además, se acaba de sumar al gabinete una figura como Florencia Papaiani. ¿A que no adivina lector de qué espacio político es el presidente de la junta electoral del PJ, que es Roberto Silva? Adivinó, del mackarthysmo.

Otro factor a tener en cuenta es quiénes son los que tienen peso en el interior, como jefes comunales o intendentes de ciudades chicas, que dependen en gran medida del apoyo gubernamental. Llegado el momento de los bifes, de apoyar a una u otra lista, ¿el gobierno no enviará en off a ningún emisario a hacer alguna recomendación? Es una pregunta que queda flotando.

Con las ambulancias preparadas: Torres y Treffinger, listos para pescar heridos de la interna del PJ.

Y cuando hablamos de ambulancias, no sólo hay que mirar al “nachismo”. Está claro que Karina Milei está en un armado nacional de La Libertad Avanza para 2025, y que tiene muchas herramientas para negociar. Uno de sus referentes locales (aunque haya sido ninguneado por el vocero Manuel Adorni) es el diputado César Treffinger.

Es lógico suponer que el legislador y presidente de LLA provincial, tendrá la libreta preparada para anotar los nombres y los teléfonos de todos aquellos que se sientan excluidos del cierre peronista, y que por alguna razón no encajen en Despierta Chubut.

El PJ tiene mucho para perder en este cierre y no está en condiciones de sufrir más éxodo de dirigentes y militantes. Necesita retener y aguantar el temporal, en un contexto en el que -para colmo de males- su último presidente Alberto Fernández es el centro de una tormenta que desparramó esquirlas que están llegando al diputado José Glinski. La Caja de Pandora está abierta y no paran de salir monstruos.

Todas las miradas apuntan al viernes 30 de agosto a las 12 de la noche: si hay una sola lista, la disputa por la presidencia quedará para más adelante en un clima de mayor normalidad. Si llega a haber más de una lista, se abrirá un panorama de interna feroz que seguramente tendrá capítulos judiciales con un futuro incierto y, por sobre todo, nuboso.

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