Chubut va a las urnas en una elección bisagra con un escenario que no se daba hace 20 años

Estamos a las puertas de un día bisagra, un punto de inflexión de esos que definen un destino. Este domingo 30 de julio, más de 474 mil chubutenses tienen en sus manos el poder de decidir quiénes serán los conductores políticos e institucionales de la provincia por los próximos cuatro años. Cómo le vaya a Chubut hasta diciembre de 2027, depende en gran medida de lo que digan hoy las urnas.

Llega a su fin una campaña atípica: ajustada, breve, incómoda, a causa de un decreto de convocatoria contra reloj que obligó a las fuerzas políticas a elegir sus candidaturas a las apuradas y con nuevas reglas, ya que se eliminaron las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias luego de los turnos de 2015 y 2019.

La previa fue caótica: hubo gran cantidad de polémicas que se dirimieron en el Tribunal Electoral Provincial, por candidaturas discutidas -algunas confirmadas y otras caídas- así como por la habilitación de “colectoras” municipales y hasta estuvo en duda la habilitación de boletas en varios municipios.

Nuevamente hubo un desorden importante que volvió a marcar la necesidad de que Chubut cuente de una vez por todas con un Código Electoral Provincial, una deuda de 65 años que la clase política sigue teniendo con su gente, al ser el único distrito que adolece de esta legislación en todo el país.

Este panorama no ayudó en nada al descreimiento de la gente común en su dirigencia: los vecinos se mostraron alejados de las disputas de poder, y en un altísimo porcentaje se informaron recién en los últimos días sobre la existencia de una elección general, en pleno invierno, en el último día de las vacaciones escolares, y de manera desdoblada a una elección nacional que se hará dos semanas después.

Esto despierta dos incógnitas, que pone a todas las encuestas previas a un mero nivel de conjeturas. Por un lado, es un gran interrogante cuánta participación del total del padrón habrá: en Córdoba, hace una semana, se llegó a un piso histórico de apenas el 60 %, y en Río Negro hace tres meses, votó nada más que el 68 %.

La media histórica en Chubut ronda el 77 %, con pisos del 75 y porcentajes superiores al 80 en los primeros años luego del regreso de la democracia. La diferencia puede ser enorme: por poner un ejemplo, si vota el 65 % son 308 mil votos, y en cambio, una asistencia del 75 %, son 355 mil electores, 43 mil más. 

La otra gran incógnita son los indecisos: todas las encuestas que se conocen hasta aquí, admiten que el número de vecinos que aún no definió su voto es altísimo. Al final de cuentas, esa masa de votantes “apolítica” que recién se informó sobre la hora y aún desconoce lo que hará, es la que tendrá la última palabra que inclinará la balanza para un lado o para el otro.

Escenario

Los chubutenses tendrán cinco opciones para elegir a su próximo gobernador y vicegobernador, así como también cinco listas de diputados provinciales que los acompañan para la integración de la próxima Legislatura. En todos los casos, se trató de listas de unidad: no hubo internas para dirimir categorías provinciales.

Compiten cuatro frentes partidarios y un partido político. La alianza más numerosa por su integración es Arriba Chubut, conformada por el PJ, el Chusoto, el Frente Renovador, el Partido de la Victoria, el Partido de la Cultura, Educación y Trabajo, el Partido Socialista Auténtico, Primero Chubut y Nuevo Encuentro.

Los otros tres frentes son Juntos por el Cambio (UCR, PRO y Pach); Por la Libertad Independiente Chubutense (Pich y Ciudadanos por Chubut); y el Frente de Izquierda de Trabajadores (MST y Partido del Obrero). En tanto se presenta en soledad el partido GEN.

Hemos explicado ya que este escenario que muestra a todo el justicialismo unificado en una misma propuesta contra una opción fuerte que incluye al radicalismo, no se daba en Chubut hace 20 años, desde la histórica elección de 2003 entre Mario Das Neves y José Luis Lizurume.

Esto es una simple lectura previa, no significa que haya nada prestablecido. Pero la mayoría de los análisis indican que está planteado un panorama de polarización, donde no sería de extrañar que existiera una elección con dos boletas muy cortadas por sobre el resto, que incluso podría definirse por pocos votos de diferencia.

Ante este escenario, otra incógnita a develar es cómo juega en la cabeza de los votantes el elegir de manera separada a lo nacional. No hay “efecto arrastre” de un candidato a presidente, lo que se supone que la convierte en una elección local. Pero mientras en Chubut estamos en veda, la campaña nacional con sus spots publicitarios sigue a pleno. Una de las locuras de este calendario 2023 con elecciones casi superpuestas.

Otro condimento, es que además 44 localidades votan a sus autoridades municipales. ¿Cómo pueden incidir las boletas locales? Muchos vecinos suelen engancharse más con la disputa a la intendencia, que la ven como más cercana, por lo que es válido preguntarse: ¿y si una boleta a intendente arrastra a favor o en contra a un candidato a gobernador?

Quiénes compiten

La campaña electoral tuvo cruces verbales fuertes, algunos cara a cara, como el primer debate organizado por ADNSUR y Canal 12. Si bien hubo algunas propuestas, lo que predominó fue la chicana y las descalificaciones que se dieron en declaraciones públicas, especialmente entre los candidatos de Arriba Chubut y Juntos por el Cambio.

Más allá del terreno verbal y de la clásica disputa entre militantes dentro de cada publicación periodística o posteo en redes sociales, el momento más crítico fue lo que se vivió en Trelew hace 10 días, cuando de milagro no hubo que lamentar heridos durante una recorrida de los candidatos de Arriba Chubut por el barrio Planta de Gas. Sin dudas, uno de los hechos más violentos que se recuerde en campaña, por el que hasta el momento hay dos detenidos.

Pasando al nombre de cada uno de los que encabezan las propuestas (cuyos perfiles completos desglosamos aparte) podemos marcar que el resumen de la campaña mostró una disputa muy áspera que tuvo de un lado a Juan Pablo Luque -intendente de Comodoro Rivadavia y candidato a gobernador de Arriba Chubut- y del otro al senador Ignacio Torres, candidato a gobernador de Juntos por el Cambio.

Mientras Luque se mostró como el rostro de la experiencia de gestión, y se apoyó encima de los índices que ubican a Comodoro Rivadavia como la ciudad más productiva de la región, Torres -después de su triunfo en las legislativas hace dos años- se autoproclamó la única opción de cambio que puede desbancar al oficialismo después de dos décadas.

A esta pelea de pesos pesados, se suman otros candidatos que quieren competir: César Treffinger, un empresario alineado con Milei a nivel nacional que tuvo una excelente elección legislativa en 2021; la candidata de la izquierda, la joven Emilse Saavedra, con un discurso más disruptivo que habla del no pago de la deuda provincial; y la experiencia de Oscar Petersen, quien desde el GEN mostró un discurso más conciliador.

Entre estos cinco nombres estará el próximo gobernador o gobernadora de Chubut, que tendrá la misión de comandar la provincia a partir del 10 de diciembre, luego de una transición de más de cuatro meses. Cuál de ellos tendrá esa responsabilidad, es algo que van a definir este domingo los chubutenses a través de la mejor herramienta democrática: el voto popular.