COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR/El análisis de la noticia) - Tras el paro del lunes 25, quedó en claro que las negociaciones paritarias para actualizar salarios en el corriente año abrirán un nuevo capítulo –en los que casos en que ya se había logrado cerrar- para llegar a una actualización anual 10 puntos por encima del techo aplicado a comienzos de año, según terminó por aceptar el gobierno nacional, sobre todo para el sector privado, al señalar desde el Ministerio del Interior que “si los empresarios pueden pagarlo, el 25% es un buen acuerdo”.

Previamente, la administración macrista ya había aceptado por decreto la suba del límite en 5 puntos, semanas atrás, al tiempo que concedió un fondo de 4.500 millones de pesos para asistir a las obras sociales, uno de los temas centrales para los sindicatos de todo el país.

No obstante, el avance de la inflación disparada por las corridas del dólar y el traslado a precios, combinado con los sucesivos incrementos de tarifas, termina por erosionar cualquier mejora salarial de bolsillo.

El primer paso en ese camino lo dio el sindicato Camionero, lo que terminó por romper los diques de contención para el resto de los sectores que ya habían cerrado negociaciones. Entre estos, el ámbito petrolero ya había anunciado el pedido de reapertura de la discusión, tras acordar el 15% una cláusula de revisión del 5% por la inflación acumulada hasta abril último. 

“Lo principal de nuestras paritarias no es la discusión de un 5 ó 7%, porque eso no hace a la diferencia de inflación o el precio del dólar –dijo Jorge Avila-. Hoy la inflación consume y pulveriza el sueldo de los trabajadores cada día. Yo no me quedaría con ese 5 %; les diría que arreglen el dólar y la inflación porque es mentira que no afecta a la economía en la región”.

Vale recordar que el sector petrolero se beneficia con una licuación de parte de sus costos, ya que la producción de valoriza en dólares pero los salarios se pagan en pesos, por lo que ese componente pierde peso relativo en la ecuación general frente a las inversiones proyectadas. Sin embargo, desde la industria se antepone que también sus insumos están dolarizados, por lo que el margen de negociación está dado por la diferencia entre ambas variables, es decir la que resta por un lado (salarios devaluados) y suma por el otro (el costo de insumos dolarizados).

En el caso de Comercio, la negociación también había cerrado en el 15% según el “techo” fijado por el gobierno nacional a comienzos de este año, más una cláusula de revisión a discutir en enero próximo. “Nosotros firmamos un 15% para darle una mano al gobierno pero la inflación superó mucho más de lo que se había previsto”, dijo José González al anunciar su adhesión al paro del lunes último.

Otros sectores, como bancarios, metalúrgicos y construcción, también habían cerrado en torno al 15% con cláusulas de revisión a fin de año, por lo que la expectativa de la discusión se reabre para todos los sectores.

LA BRECHA DE LOS ESTATALES

Lo que resulta difícil avizorar es de qué manera los estatales podrían asomarse a esa expectativa de negociación salarial. En la provincia de Chubut la discusión salarial transita lejos de esos escenarios. Ni siquiera se aproxima a la de por sí exigua pauta del 15% en varias cuotas para salarios inferiores a 40.000 pesos que acordaron los estatales nacionales, más uno de 2.000 pesos en junio. Para salarios superiores a esa cifra y hasta los 100.000 pesos, una suma fija de 4.500 pesos mensuales.

En Chubut, la renegociación que se abre hoy parte desde la última discusión que no logró acuerdos: la oferta de 1.500 pesos remunerativos no bonificables para todos los trabajadores estatales, de los cuales 200 se incorporarían al básico a partir de noviembre. La misma fue aceptada por algunos sectores de salud, mientras que el gremio docente rechazó la misma, bajo la expectativa de conseguir un incremento sobre el básico que alcanzaría el 45%.

Considerando el nivel de endeudamiento provincial y la falta de recursos, con una perspectiva de más recortes en 2019 por parte del gobierno nacional, a partir de los compromisos adoptados por éste frente al FMI, parece imposible llegar a un acuerdo en esos términos.

Entre extremos tan opuestos, no parece haber una cuestión de mayor o menor voluntad, sino de posibilidades. Pedir lo imposible, en este caso, no parece el mejor camino para ser realistas.

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