Menna, el preferido de Torres para 2025: Romero no se baja y la joven figura que comenzará a tomar mayor protagonismo
El vicegobernador es el elegido para plebiscitar la gestión en las elecciones de medio término, aunque Ana Clara Romero no está dispuesta a regalar capital político. Entre ambos ya se juega la pelea por la candidatura municipal para 2027. El plan diseñado para designar a Emanuel Fernández como vicepresidente primero de la Legislatura a partir del próximo período.
No hay dudas de que Carlos Maestro y Mario Das Neves fueron dos figuras centrales de la política de Chubut a partir de la década del 90. Ambos fueron gobernadores reelectos y tuvieron amplio apoyo popular. ¿Qué tuvieron en común? Que los dos plebiscitaron sus gestiones en elecciones de medio término poniendo a sus vices en la boleta.
El vicegobernador Jorge Aubía fue candidato a diputado nacional en 1997, y ganó claramente. Su colega Mario Vargas también fue candidato a diputado nacional en 2009, y triunfó por amplio margen, pero no asumió, en épocas de candidaturas “testimoniales”. Y en 2017, Das Neves volvió a elegir a su vicegobernador, esta vez Mariano Arcioni, para encabezar la boleta ganadora para el Congreso. Tampoco asumió, ya que se hizo cargo de la gobernación por el fallecimiento de su líder apenas 9 días después de ganar.
Este ejemplo histórico no es caprichoso, y sirve de contexto para anticipar que el gobernador Ignacio Torres tiene en mente la misma idea: la experiencia de los referentes más exitosos en el cargo, le indica que si el año próximo quiere plebiscitar su gestión de cara al electorado, la mejor figura que tiene es el actual vicegobernador, Gustavo Menna.
Las razones para esa lectura son múltiples: 1) el vicegobernador es la cara del Ejecutivo, el segundo cargo más alto, no hay mejor representante del gobierno para una boleta; 2) la relación política entre ambos es óptima, se entienden a la perfección, y es el mejor intérprete que Torres puede tener en el Congreso para tejer negociaciones y alianzas; 3) Menna ya demostró su habilidad legislativa y es respetado a nivel nacional; y 4) por qué no, es una manera de medirlo e instalar una figura que bien podría ser candidato del “nachismo” a intendente de Comodoro en 2027, si acompañan las encuestas.
De hecho, este último ejemplo, bien podría compararse con el ya mencionado de Jorge Aubía, quien dos años después de ganar como diputado en 1997, se presentó a intendente de Comodoro Rivadavia y ganó en 1999 (Menna fue funcionario de aquel gobierno comodorense). La historia demuestra que el plan funciona, y que la elección de medio término para un vicegobernador puede servir de plataforma de lanzamiento.
Las charlas entre ambos -léase Torres y Menna- existieron y el mensaje del gobernador a su vice fue clarito: “andá preparándote para un año de campaña electoral”, a lo que recibió como respuesta “estoy cómodo en la Legislatura, pero aceptaré lo que sea mejor para el proyecto provincial”.
Una sociedad que funciona
La relación entre Ignacio Torres y Gustavo Menna a 6 meses de gestión es óptima, y ambos conforman un tándem aceitado: hay respeto mutuo, basado en la confianza en las habilidades del otro. Menna respeta la lectura política del gobernador, y acata sus decisiones. Se ubica en su lugar sin exigir protagonismo, y recibe a cambio participación.
Torres lo invita a acompañarlo a reuniones de gabinete, encuentros con intendentes y actos importantes de gestión. La prueba de fuego fue cuando Menna se convirtió en uno de los principales voceros de la postura de Chubut en el enfrentamiento con el gobierno de Milei, allá a finales de febrero. El vice no titubeó, asumió el discurso, afrontó notas en medios nacionales y se puso el overol.
De hecho, fue un punto de inflexión y significó un triunfo de Menna respecto a la figura de la diputada nacional Ana Clara Romero, absolutamente corrida de esa discusión, en la que Chubut logró “centralidad” y salió airosa con un fallo judicial. La legisladora, inmersa en un bloque “aliado” en el Congreso, dudó del resultado final, y prefirió esconderse por aquellos días de extrema intensidad política.
Torres tomó nota de esa gambeta de la diputada a su gobierno -la relación nunca volvió a ser la misma- y a la vez, se asombró de la muestra de coraje de su vice, quien incluso lo reemplazó -un domingo que eligió no mostrarse- encabezando el acto de aniversario de Esquel, respondiendo todas las preguntas y diseñando un plan judicial que resultó exitoso.
Menna -quien dentro de un mes será oficializado como nuevo presidente de la UCR de Chubut- tiene todo el aval de Torres para el manejo de la Legislatura, y le deja decidir según su criterio. De hecho, está conforme con el avance de las leyes pedidas por el gobierno, y le atribuye al vicegobernador buena parte del cambio de impronta de la Cámara con mayor nivel de debate y de acuerdos con la oposición.
Hay que recordar que fue Menna quien logró los votos del bloque justicialista el mismo día de la asunción de la Cámara para conseguir los dos tercios y aprobar sobre tablas la nueva Ley de Ministerios que permitió dos horas después que Torres tomara juramento a su nuevo gabinete.
Ambos integran un matrimonio político que asombra a más de uno, porque hay una diferencia generacional marcada (Menna ya era convencional constituyente en 1994 cuando Torres apenas empezaba la escuela primaria) y diferentes estilos de hacer política: el joven gobernador es osado, irreverente, ambicioso, sumamente transversal y proclive a acuerdos con todos los colores políticos; su vice es un radical clásico, muy medido en sus declaraciones y decisiones, que nunca rompió el corset de su espacio político en el que milita hace más de 30 años.
Sin embargo, y contra algunos pronósticos pesimistas, en la práctica la sociedad de los opuestos que representan Torres y Menna viene funcionando: joven contra experimentado; perfil osado contra medido; estilo irreverente contra respetuoso; político moderno frente a tradicional.
Es curioso cómo nació esta relación política, pocos recuerdan la historia: en 2017, Menna anunció su candidatura a diputado nacional dentro de Cambiemos, en épocas de la presidencia de Mauricio Macri. El joven delegado regional del Pami, Ignacio Torres (29 años en aquel tiempo) amagó con hacerle la interna, y luego se bajó, llegando a un acuerdo de lista de unidad con el compromiso de ser cabeza de la boleta legislativa en 2019, año en el que Menna obtuvo un tercer lugar en la elección a gobernador.
De este modo, ambos fueron integrantes de la Cámara de Diputados entre 2019 y 2021, y ese mismo año, la boleta de Nacho-Romero le ganó las PASO a la de Ongarato-Menna. Después de aquella paliza en las urnas, Menna entendió que iba a ser muy difícil enfrentarse a esa joven figura, y nació una sociedad, porque se entendieron muy bien en la campaña electoral. Como siempre ocurre, los votos ordenaron las cosas.
Tercera en discordia
Si bien Torres tiene más que claro que su candidato ideal para 2025 es Gustavo Menna, en el medio debe aún resolverse una cuestión importante: qué hacer con la figura de la diputada nacional Ana Clara Romero.
El mandato de la legisladora vence el año próximo y quienes la conocen bien aseguran dos cosas: una, no va a aflojar en su proyecto de ser intendenta de Comodoro, por lo que sigue en pie su armado para 2027; y dos, no va a regalar el capital político que tanto le costó conseguir.
Si bien no tiene definido si quiere ser candidata el año próximo, está claro que el mensaje de Romero es que no está dispuesta a dar un paso al costado para dejar su espacio libre: está claro que se va a disputar quién encabeza la boleta en la que además, no hay lugar para dos comodorenses.
De hecho, si el candidato llega a ser Menna, será acompañado obviamente por una mujer, que no será de la ciudad petrolera: si bien no hay que descartar del todo a la primera dama, Ornella Costa, en círculos oficiales advierten que hay que mirar con atención a una actual integrante del gabinete que en breve va a tener un ascenso: la gaimense Laura Mirantes.
La mujer comisario, que fue despedida del gobierno de Federico Massoni y luego funcionaria de Damián Biss, para finalmente ser candidata a vicegobernadora del Plich junto a César Treffinger, es evaluada de manera muy positiva por Ignacio Torres, quien actualmente le dio un cargo como secretaria de Vinculación Ciudadana.
Dicho esto, queda claro que Ana Clara Romero tiene mucha competencia para mantenerse como candidata a diputada. Si quisiera jugar esa carta, podría apelar a una encuesta que midiera intención de voto, en la que buscaría demostrar que es la mejor opción, sobre todo en la zona sur.
Otro camino que le queda, es apostar al respaldo de un dirigente nacional como Mauricio Macri, quien la designó como integrante de la Mesa de Conducción del PRO. En la próxima elección nacional, se va a jugar el posicionamiento con el gobierno de Javier Milei, que será la otra boleta fuerte para competir.
Si bien por estas épocas se discute a nivel nacional la fusión del PRO con La Libertad Avanza, impulsada por Patricia Bullrich -entre otros actores- pero resistida por el mismo Ignacio Torres, no parece una chance que Romero sea candidata por el sector de Milei, algo que muchos evalúan como posible, pero que ella niega a rajatabla.
Esas suspicacias se originan en su excelente relación con el diputado oficialista César Treffinger, y por su apoyo a muchas medidas impulsadas por el presidente en el Congreso. Sin embargo, Romero aclara a su entorno que una cosa es ser “aliada estratégica” y otra ser parte. En ese sentido, ratifica a quien a quiera oirla que nunca sacará los pies del PRO, partido al que aspira fortalecer.
En ese contexto, en una boleta chubutense que va a definir en última instancia Ignacio Torres, se avizora un panorama complejo. O Romero se impone en la lista por la fuerza, o baja a otro ámbito. Hay que recordar que en su momento el gobernador le ofreció un lugar en el gabinete que rechazó, y la chance del Concejo Deliberante no existe, porque renunció el año pasado para continuar dos años más en el Congreso.
Plan en marcha
Se sabe que la política es dinámica y que lo que es seguro hoy puede cambiar el mes siguiente. Pero la foto actual marca que a tal punto está avanzado el plan de Torres para que Menna sea candidato en 2025, que un año antes ya tiene pensado un reemplazo para el vice en la Legislatura, que se haría cargo de presidir la Cámara de Diputados en los dos años siguientes, hasta 2027.
Y con esto podemos anticipar que el elegido por Torres para suceder a Menna, porque le tiene confianza y porque le ve potencial y “uñas de guitarrero”, es el diputado comodorense de 30 años, Emanuel Fernández, quien -en la próxima sesión preparatoria de febrero- tiene todos los números para ser elegido como nuevo vicepresidente primero de la Legislatura.
Ya hemos comentado en otra columna el perfil activo del joven Fernández, quien se formó con Ana Clara Romero en la Juventud PRO de la zona sur, pero estableció vínculos estrechos con Torres en los últimos tiempos. De hecho, junto están traccionando la posibilidad de que alguna figura de Chubut presida la juventud del PRO a nivel nacional.
Fernández cumple un rol muy importante en la coordinación del bloque de concejales en Comodoro, donde permanentemente está presente para asesorar. Además, en la Legislatura después de unos primeros meses de adaptación, viene tomando un rol cada vez más protagónico en el uso de la palabra en la Hora de Preferencia, para contestar ataques de la oposición en los debates.
Si se cumple el plan de Nacho Torres, Menna sería candidato a diputado con altas chances de volver al Congreso, lo que -de cumplirse en diciembre de 2025- ubicaría a Fernández como el número 2 de la provincia en el orden sucesorio.
Hasta aquí, todo calculado, pero ¿Qué sucederá con Ana Clara Romero? Todo dependerá de cómo decante su relación tanto con el gobernador de Chubut como con el espacio del presidente Milei: ya lo dice el refrán popular, “no se puede estar bien con dios y con el diablo”.