Cuando en 1971 se creó formalmente el Parque Industrial de Trelew como una apuesta al desarrollo local y por consiguiente al crecimiento de la inmigración interna, nadie iba a imaginar que tras haber alcanzado esos objetivos, más de medio siglo después la realidad iba a ser completamente diferente.

Claro que en todos estos años de historia, cargados de vaivenes, mucho tuvieron que ver los cambios sociales y económicos que se produjeron en el país y por supuesto las políticas que implementaron los gobiernos que fueron pasando. A lo que también hay que sumar las variables del mercado internacional y las transformaciones que se han venido dando sin pausa en materia comercial.

El Parque Industrial de Trelew se creó formalmente en 1971.
El Parque Industrial de Trelew se creó formalmente en 1971.

Pero lo cierto es que Trelew, que añora aquel pasado, necesita imperiosamente desde hace demasiado tiempo, encontrar y definir su perfil de ciudad. Y en ese contexto el Parque Industrial es un eslabón fundamental en la reconversión que necesita una localidad que fue eje en cuanto a producción y servicios en la Comarca del Valle Inferior del Río Chubut.

AQUEL POLO DE DESARROLLO

Los años 70 y 80 tuvieron a Trelew como la ciudad protagonista de uno de los polos de desarrollo más australes del país.

La industria textil sintética era la niña mimada de la producción, a tal punto que a sólo un año de haberse inaugurado oficialmente el Parque Industrial, Chubut producía casi el 60% de lo que se fabricaba en el país y más de la mitad de esa producción se asentaba en Trelew.

Con beneficios impositivos y exenciones a las empresas radicadas en la zona oeste de la ciudad, el Parque Industrial fue el motor principal de un crecimiento exponencial de Trelew, que con características similares se dio en Puerto Madryn con la instalación de ALUAR, la planta productora de aluminio primario.

Por aquellos tiempos Trelew vivió sus mejores años de esplendor. A la ciudad arribaron un sinnúmero de familias de distintos puntos del país en busca de trabajo para mejorar su calidad de vida y eso la hizo crecer. A tal punto que comenzó a ser identificada como "la más progresista del sur argentino".

La producción textil se fue amalgamando también con la industria lanera que surgió luego, pero que contribuyó a conformar un polo textil lanero con la apertura de barracas, lavaderos y peinadurías de lana aprovechando la excelente calidad de la materia prima de los campos, principalmente los ubicados en la meseta.

Rápidamente Trelew pasó a ser el punto donde se procesaba el 90% de la lana del país.

De acuerdo a lo expresado por dirigentes gremiales de aquel entonces, a mediados de los años 80 el Parque Industrial de Trelew reunía a más de 6.000 trabajadores distribuidos en casi 50 fábricas, aunque hay antiguos habitantes de la ciudad que fueron testigos de aquel verdadero auge que afirman que ese número fue bastante más superior.

Pero hay más. También entre esas fábricas se destacaron algunas que cobraron notoriedad incluso internacional no sólo por la calidad de sus productos, sino también por la fama de sus confecciones y producciones.

LA CAÍDA

Sin embargo el deterioro del sector llegó. Y todo comenzó paradójicamente a finales de las que había sido una de las mejores décadas: la del 80.

Aunque los despidos de personal y cierres de fábricas se agudizaron y profundizaron a lo largo de los 90.

Los cierres y despidos se agudizaron en los años 90.
Los cierres y despidos se agudizaron en los años 90.

El permitir, entre otras políticas, la libre importación de productos fue letal en el sector sintético y el comienzo de la caída de una ciudad que había sido la más pujante en esa materia de toda la Patagonia e incluso de parte del país.

El paso de los años no contribuyó a mejorar la situación, sino por el contrario: la agudizó. Y Trelew comenzó a tener los índices de desocupación más altos de la provincia.

Los números se convirtieron en datos dolorosos. A diciembre de 2001, por ejemplo, el sector textil llegó a contar con poco más de 700 trabajadores, una cifra que lastima en comparación con los más de 6.000 empleados que supo cobijar el Parque Industrial.

Pero que incluso no se la puede ver como tan mala si se la compara con los menos de 500 empleos que uno de los gremios textiles contabilizó en 2022 en las siete fábricas que aún quedaban en pie dedicadas a ese rubro.

Aunque el mazazo letal a la actividad estuvo dado con el cierre definitivo, en 2020, de Sedamil, la empresa más grande de Trelew y con 45 años de historia que llegó a emplear a unos 300 trabajadores.

LA RECONVERSIÓN COMO SALIDA

Pero si hay un dato alentador en todo este panorama es observar por ejemplo que en 2021, y por primera vez en muchos años, el empleo en el Parque Industrial mostró signos de repunte.

La mejoría en la cantidad de puestos de trabajo vino de la mano de una apuesta a la reconversión de las actividades.

Actividades vinculadas a la pesca y a la construcción son las que más crecieron.
Actividades vinculadas a la pesca y a la construcción son las que más crecieron.

Desde aquel entonces comenzaron a funcionar industrias vinculadas a la pesca y a la construcción. También en lo referido a lo metalmecánico, muchas de las cuales volvieron a ocupar grandes galpones que habían quedado cerrados tras la caída de las textiles.

Con la consiguiente instalación de estas empresas comenzaron entonces a haber nuevas ofertas laborales, aunque claro está muy lejos del número disponible en aquel auge que supo tener el Parque en décadas pasadas. 

En un simple análisis se puede inferir que tanto el rubro de la construcción, donde hay ladrilleras y fábricas de elaboración de hormigón, junto a las industrias vinculadas a la pesca son las actividades que más se desarrollaron en los últimos tiempos y las que mejores perspectivas de crecimiento tienen.

Aunque hay un hecho imprescindible que las autoridades provinciales y municipales deben tener en cuenta: mejorar la infraestructura.

En ese sentido es vital la inversión en los servicios de agua y efluentes, claves para la radicación de las empresas. También el mantenimiento de las calles y otro aspecto trascendental: la seguridad.

NECESIDAD DE NUEVO PERFIL

Hay una realidad también y es que a las actividades productivas desde hace un buen tiempo atrás le salió un fuerte competidor: el empleo público.

La cercanía de Trelew con la ciudad de Rawson, sede de la Administración Pública Provincial, comenzó a jugarle en contra al pueblo fundado por el galés Lewis Jones, sobre todo cuando empezó a consolidarse el pago de mejores sueldos comparados con la actividad privada, incluso por menos horas de trabajo.

Ante el crecimiento de tal situación, Trelew fue mutando su perfil hasta convertirse en el de una ciudad que depende en gran escala de los salarios de los empleados públicos. Es habitual ver que el día de cobro de los estatales, la actividad comercial e incluso el movimiento en la ciudad se incrementa, cuando en la década del 80 eso pasaba cada vez que a los trabajadores textiles les pagaban sus quincenas.

En tiempos en que la nueva administración municipal, que hace poco más de un mes encabeza el intendente Gerardo Merino, habla de potenciar el turismo como herramienta esencial para ayudar a salir de la crisis, poco se está diciendo sobre el Parque Industrial y cómo se va a encarar su necesaria reconversión.

Con una ubicación estratégica y vecino a un aeropuerto de carácter internacional como es el "Almirante Zar", el Parque bien puede volver a ser uno de los motores para dinamizar la ciudad y por ende contribuir a forjar el nuevo perfil que Trelew está requiriendo.

Sedamil con 45 años de historia cerró en 2020.
Sedamil con 45 años de historia cerró en 2020.

Porque el Parque Industrial no sólo es un empleador directo de miles de personas, sino que tracciona una importante cantidad de empleos indirectos y además, pese a no estar en su mejor momento, sigue inyectando millones de pesos mensuales a la ciudad en salarios y operaciones comerciales.

Pensar en su reconversión y ser competitivo no son utopías, dependerá de factores clave como una fuerte promoción de inversiones, definir de una vez por todas hacia dónde se quiere ir y que el Estado, los gremios y el sector privado no sólo aporten nuevas ideas sino que tiren todos del mismo carro con un único objetivo: que la ciudad vuelva a recuperar protagonismo.

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