Vino a hacer temporada de guardavida en Rada Tilly, se enamoró y ahora enseña a su pasión por las olas y el mar
Wilmer Lunelli tiene 37 años, es oriundo de La Plata y en diciembre de 2021 llegó a Rada Tilly para hacer la temporada de guardavidas. Venía solo por tres meses, en medio de una crisis personal en la que buscaba cambiar de rumbo. Sin embargo, el mar lo enamoró y decidió quedarse para enseñar a otros su pasión por las olas, el surf y el stand up paddle.
Un anuncio en Instagram, una búsqueda y el deseo de trabajar de lo que tanto quería fueron la invitación perfecta para que Wilmer Lunelli aplique a la convocatoria de guardavidas que hizo Rada Tilly en 2021. El anuncio lo tentaba. A fin de cuentas era lo que tanto buscaba y no podía lograr en la costa bonaerense, y finalmente decidió entrar y completar el formulario de inscripción, sin imaginar que ese viaje a una de las playas más australes del mundo le iba a cambiar la vida.
Wilmer es guardavidas, profesor de natación e instructor de surf y stand up paddle. Todos los fines de semana, siempre que el clima lo permite, transmite su pasión por el mar con dos disciplinas que cada vez tienen más adeptos en estas latitudes.
A la distancia admite que no estaba en sus planes quedarse en el sur de Chubut. Sin embargo, la buena recepción de la gente y las consultas continuas que tenía en la playa, cada vez que lo veían con la tabla, lo llevaron a cambiar su decisión, luego influenciada por el amor de una radatilense.
“Mi idea no era quedarme, es más, tenía pasaje de vuelta”, cuenta a ADNSUR. “Tenía fecha para el 20 de marzo, pero al mes de estar acá decidí que me iba a quedar. Me gustó la tranquilidad, el mar y tuve la suerte que entrando al mar a surfear me cruzaba con alguien que me preguntaba si daba clases. Eso me motivó a abrir la escuelita y me incentivó a quedarme, y después bueno que me enamoré de una radatilense”, dice entre risas.
Para Wilmer fue un amor a primera vista con la zona. Con agradecimiento aún recuerda aquel día que voló desde Buenos Aires a Comodoro Rivadavia. La temporada comenzaba el 15 de diciembre y previo a las fiestas y a haber superado diferentes filtros arribó a la región con todas sus expectativas a cuestas.
“Me sorprendió la amabilidad de la gente, también los cerros y la biodiversidad del mar. Vine en avión, bajé y comencé a tomar micros. No sabía dónde eran las paradas y preguntando llegué. Eso me sorprendió, principalmente por la amabilidad de la gente, porque no se ve en todos lados, tampoco la tranquilidad y el contacto con la naturaleza, porque he ido a surfear a la costa uruguaya, la costa bonaerense y no tenés la biodiversidad que hay acá y el agua tan transparente. Eso fue lo que más me apasionó”.
UNA PASIÓN QUE COMENZÓ EN LA INFANCIA
A Wilmer siempre le gustó el mar. Cuenta que cuando era chico tuvo la suerte de veranear en Mar del Plata, pero nunca pensó que se iba a convertir en su fuente laboral. “Siempre tuve la suerte de veranear en el partido de la costa bonaerense, pero por ahí por trabajo o diferentes tareas nunca me animaba ir hacía el mar, hasta que a los 29, 30 tuve una crisis existencial. Era raro porque en el trabajo me iba bien, estaba trabajando en una aseguradora y me agarró una etapa de depresión y ansiedad muy grande. En esa búsqueda me tomé un año sabático, hice diferentes cursos, viajes por Uruguay, Chile y en eso me fui reconectando con eso que me apasionaba. Posteriormente hice el curso de la ISA que es la International Surfing Association y cada vez me fui metiendo más en lo que es relacionado al agua, buscando estar cerca del mar”.
El guardavidas intentó hacer temporada en la costa bonaerense, pero nunca pudo superar los filtros para poder hacer playa. Así, cuando surgió la posibilidad de venir a Rada Tilly, no dudó y decidió conocer el sur del país.
Los primeros tres meses vivió en el camping municipal con el resto de los guardavidas que llegan cada año a hacer temporada. Sus días pasaban entre la playa y el camping, disfrutando de la arena y las olas en su momento de descanso. Y así, sin quererlo surgió la escuelita de surf. Es que cada vez que lo veían con la tabla, alguien le preguntaba si daba clases, y un día se preguntó por qué no y nació ¡Que Fluya!.
"El nombre surgió de mi incursión en la meditacion oriental y filosofia china, cuando realice el instructorado de Chi kung alla por el 2016 que habla del concepto ‘Wei wu wei’, que la traducción para occidente sería algo así como "hacer no hacer". Es encontrase con el flujo de la vida y fluir con las circunstancia, realizando acciones sin forzarlas. Se trata de eso que vaya fluyendo y de a poco se va retroalimentando y cada vez más gente se va copando con la actividad”.
Wilmer cuenta que muchas personas se ven tentadas por el surf, y otros tantos por el stand up paddle. “Por ahí la ven un poco más fácil pero también lleva su requerimiento de amplitud física. Cada vez se va sumando más gente porque si bien no tiene tantos años como el surf, de cinco años para acá empezó a explotar en todo el país”.
El instructor coordina las clases de acuerdo al clima. El viento a veces puede ser una condicionante o también una motivación. Aunque siempre hay opciones para practicar. Es que más allá de la tabla también le interesa que la gente conecte con el mar y entrené otros factores útiles en el agua como pueden ser el apnea, la remada o el nado. Aunque claro, cada proceso es distinto.
“Cada persona tiene sus tiempos. Tengo alumnos que se han parado en la primera clase. Obviamente que va a depender de la flexibilidad y el ímpetu que uno le ponga. Pero la idea es que en la primera clase se lleven las técnicas de seguridad, que se sientan conformes, seguros en el agua y sobre todo que se logren ir desafiando una nueva actividad, porque cada una tiene sus características. El SUP, por ejemplo, no es requerimiento saber nada, pero es necesario saber hacerlo por si hay algún inconveniente con el elemento de flotación y también conocer el clima porque en cualquier espacio natural puede cambiar de un momento a otro. Para surfear en cambio se puede con cualquier viento. El viento oeste por ahí es más peligroso pero nos levanta la ola y la forma mejor, entonces si no tiene muchos nudos se puede surfear bien”.
Por supuesto, Wilmer siempre recomienda tomar recaudos. En principio meterse con otra persona y que haya alguien en la costa mirando la actividad. Además de conocer los limitantes personales de cada uno y utilizar los elementos básicos de flotación.
Previo al verano, el instructor sabe que las consultas aumentarán en una región que cada vez mira más cerca los deportes acuáticos. Por eso no oculta su felicidad, está contento, haciendo lo que le gusta y encontró su lugar en el mundo, en el sur de la Patagonia, donde las bajantes son amplias y las playas extensas, arenas que invitan a disfrutar del mar.