Jorge sabe desde muy pequeño lo que es la necesidad, varios años de su infancia se alimentó de lo que rescataban del basural pero salió adelante gracias a la gran fortaleza de su madre. A pesar de las adversidades, siempre avanzó a paso firme, estudió, formó su familia y ahora está al frente de un merendero que hace hasta la imposible- en estos duros momentos de crisis- para ayudar y darle al menos una comida a más de 300 personas.

“Los Espartanos Bairo” así se llama el comedor, merendero y centro de asistencia ubicados al final del barrio 7 de Mayo y 2 de Mayo, en la zona oeste de la cuidad de Neuquén. “Los espartanos peleaban por su tierra, por lo suyo, al igual que nosotros”, asegura Jorge Daniel Ayala, quien desde hace unos seis años decidió ponerse en acción y abrir las puertas de su casa para darle la merienda a los chicos de su barrio que nació como un asentamiento.

Abrió un comedor en su casa para los chicos del barrio y ahora cambia trabajo por comida para ayudar a más de 300 personas

Con su esposa, al ver tantos chicos dando vueltas en el sector mientras los padres trabajaban los terrenos, surgió la idea de crear un espacio de contención. Cocinaban tortas fritas, pan, lo que había a mano para poder darles la merienda. "Nosotros hacíamos merienda y se le hacían juegso a los chicos, varias vecinas colaboraban con distintas actividades y para que esto  sea realmente un espacio de contención, de a poco fue creciendo la cantidad de nenes que venían y cuando empezó la pandemia todo se tornó más dificil".

El comedor funciona desde entonces an su casa, allí preparan las meriendas y cuando se puede- algo que sucede cada vez con menos frecuencia- una cena. En un momento fue necesario habilitar el patio con mesones para que los chicos puedan merendar. y hace cuatro años estàn contruyendo de a poco un salón de uso múltiples con baño, una oficina y un salón amplio y un SUM que estará destinado para elaboración de la comida.

Abrió un comedor en su casa para los chicos del barrio y ahora cambia trabajo por comida para ayudar a más de 300 personas

“Empezamos a cocinar para nosotros y un par de vecinos que la estaban pasando mal, que vivían el día a día, hacían changa y cuando nos quisimos dar cuenta eran 75 familias que teníamos. Empezamos a salir a buscar donaciones y en pleno invierno para recolectar leña para que la gente se pueda calefaccionar y para que nosotros podamos cocinar porque no tenemos gas. Tenemos ollas de 85, 100 litros y bueno, generalmente ahora cuando tenemos los recursos hacemos cena y si no nos centramos en lo que es la merienda”, explicó.

Cada vez eran más las familias que se acercaban en busca de comida, por so decidieron armar mesones en el patio y la gente llegaba “ Tenemos 68 niños que asisten y después todo el grupo familiar. Somos 75 familias, con un caso especial  de una madre soltera con nueve hijos, más todas las otras familias y calculamos que seremos unas 300 personas y un poco más también”.

Pero en medio de la fuerte crisis que vive el país, cada vez se hace más complicado poder tener los alimentos y garantizarle al menos una comida en el día a los niños “los nenes van a la tarde al colegio, llegan a las 5 y media, dejan la mochila en su casa y lo primero que hacen es agarrar una bolsita y venir al merendero. A veces es un bajón porque no tenemos los recursos como para hacer una merienda y como que los chicos ya están acostumbrados vienen a ver si hay una merienda y a veces no hay nada para darles”. En la última semana solo pudieron preparar la merienda una sola vez.

Abrió un comedor en su casa para los chicos del barrio y ahora cambia trabajo por comida para ayudar a más de 300 personas

UN CAMINO DE SUPERACIÓN

Jorge tiene 45 años y atravesó una dura infancia en Buenos Aires donde viviía junto a su mamá y sus hermanos. “Me crié en una quema como le dicen allá, o sea en el basural, y la pasé bastante jodido, mi vieja era soltera con nosotros que éramos cinco hermanos, así que la pasamos bastante complicado pero pudimos salir adelante”, reconoce.

“Siempre me tiró el tema de lo social después indagando descubrí que mi abuelo que era militar y cuando cobraba su jubilación siempre hacía una cena una comida para toda la gente del barrio o para la gente que lo necesitaba. Lo principal para mi es la empatía”.

Llegó a Neuquén a los 24 años, tuvo la posibilidad de estudiar y cuestiones de trabajo no pudo terminar la carrera de psicólogo social, donde obtuvo dos becas. Se recibió de perito auxiliar en relaciones humanas, donde obtuvo el promedio más alto y también lo becaron. Estudió ademàs operador en salud mental. 

TRABAJO A CAMBIO DE COMIDA 

Jorge deja en claro que la intención no es poder funcionar solo por la solidaridad de la gente, sino que realizan distintos tipos de trabajo a cambio de mercadería. “Ofrecemos mano de obra de jardinería, pintura, limpieza a cambio de mercadería como para poder hacer una merienda y si no se reciben donaciones Trabajamos en conjunto con algunas fundaaciones, porque en algún momento tuvimos la fortuna de poder cocinar y hacer merienda de lunes a lunes, aalíamos a la calle salíamos a limpiar galpones, hacer trabajos todo a cambio de mercadería de verduras, menudo de pollo” pero en el ùltimo tiempo todo se torno más complicado. 

Abrió un comedor en su casa para los chicos del barrio y ahora cambia trabajo por comida para ayudar a más de 300 personas

Actualmente “Espartanos” fuciona gracias a varios colaboradores, además en los últimos meses abrieron un precario espacio que funciona como un refugio para gente que tiene problemas familiares “esa gente que está alojada ahí también colaboradores para hacer la merienda, picar las verduras para la cena y todo lo que conlleva casi todo un día”, afirmó.

Ofrecen mano de obra a cambio de harina, grasa, levadura, leche, azúcar, galletitas, arroz, ya que la idea es fomentar el trabajo, la unidad productiva de trabajo, es por eso que realizan trabajo de jardinería poda, pintura, herrería, albañilería “Cobramos un porcentaje en efectivo por lo que conlleva el tema del transporte, las herramientas y lo demás un porcentaje de mercadería como para nosotros poder elaborar una merienda”.

Abrió un comedor en su casa para los chicos del barrio y ahora cambia trabajo por comida para ayudar a más de 300 personas

“Tenemos la luz por el esfuerzo propio porque este barrio aún no está regularizado, todo está hecho por esfuerzo propio con pico y pala porque esto lo ven como un sector marginal. He presentado infinidad de notas para conseguir una máquina, porque hemos tenido lamentablemente varias casillas que se quemadaron y no han podido acceder el camión de bomberos o la ambulancia por el mal estado de las calles y ahora lo que estamos padeciendo es la problemática del agua”, reconoció. Y advirtió que la situación se complica cada día màs, ya que en el último tiempo todos los días llega gente buscando terreno demás. 

Quienes deseen colaborar con el comedor, pueden hacerlo a travès del Facebook de “Espartanos Bairo” o al 2996726324.

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