Martin McEvilly nació en 1916 y a sus 108 años sigue siendo un ejemplo de cómo ciertos hábitos y prácticas pueden extender la vida más allá de la predisposición genética. Su historia es una prueba de que el equilibrio y la constancia son claves para la longevidad.

Desde su infancia, McEvilly se mantuvo físicamente activo, usando la bicicleta como su principal medio de transporte hasta los 99 años. Incluso a los 105 años aún se lo veía ejercitándose en una bicicleta estática, demostrando su compromiso inquebrantable con el cuidado de su cuerpo.

Pero la actividad física no fue su único secreto. McEvilly también practicó la moderación en su dieta, evitando comer después de las 7 pm y limitando su consumo de alcohol a solo 3 vasos de cerveza negra los domingos. Este control sobre sus hábitos alimenticios fue clave para su longevidad. dijo en diálogo con The Mirror. 

McEvilly atribuye su longevidad a un sencillo pero poderoso mantra que es "hacer todo con moderación".
McEvilly atribuye su longevidad a un sencillo pero poderoso mantra que es "hacer todo con moderación".

Además de los hábitos saludables, la fe y la espiritualidad jugaron un papel crucial en la vida de McEvilly. Nunca faltó a sus oraciones vespertinas del rosario, encontrando en la religión un refugio y un sentido de comunidad que lo acompañó a lo largo de su vida.

McEvilly también atribuyó su longevidad a su rol como esposo y padre. Casado por 75 años con Kathleen, juntos criaron a 7 hijos, llenando su hogar de amor, trabajo y fe compartida. Incluso tras la pérdida de su esposa, McEvilly sigue rodeado del cariño de su familia en su hogar de Rosscahill.

Hoy, McEvilly sigue viviendo en su hogar de Rosscahill, rodeado del cariño de su familia. Aunque el tiempo ha dejado sus huellas, sigue siendo cuidado con devoción por su hija Noranne, con la ayuda de sus otros hijos y un equipo de cuidadores. La casa que alguna vez fue el centro de una bulliciosa familia sigue siendo un lugar de paz y devoción, donde la fe y el trabajo duro continúan siendo los principios que guían la vida de este hombre excepcional.

El caso de Martin McEvilly demuestra que con disciplina, moderación y una conexión espiritual, es posible alcanzar una vida plena y saludable incluso a edades muy avanzadas. Su ejemplo es una inspiración para todos aquellos que buscan envejecer con vitalidad.

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