Al comienzo de su ponencia, frente a los representantes de los medios periodísticos de todo el país, Daniel Dessein recordó que en 2023 se cumplen 40 años desde la restitución de la democracia en 1983 y el significado que representa la continuidad ininterrumpida para la Argentina.

 “La democracia argentina sobrevivió a períodos de hiperinflación, una sucesión de cinco presidentes en trece días, endeudamientos y déficits récord”, dijo y agregó: “Lo que cabe celebrar, fundamentalmente, no es el aniversario redondo de un hito sino la resiliencia que expresa la continuidad”.

En ese sentido, resaltó el trabajo de Adepa, que desde sus inicios ponderó el diálogo entre los políticos y los periodistas en virtud de la “libertad de expresión y las instituciones democráticas”. “Nuestros padres fundadores entendieron que la libertad de expresión y de prensa son el predicado indispensable y el presupuesto fundamental de la democracia”, enfatizó.

“Las tensiones entre prensa y gobernantes usualmente provienen de los desvíos de los carriles democráticos”, señaló Dessein, antes de traer a colación una frase forjada en la derrota electoral del expresidente español Felipe González en 1996 y que sintetiza el punto central de su discurso: “En la esencia de la democracia está la ética de la derrota”.

Tras ello, advirtió sobre los males del deterioro en las relaciones de la prensa con los gobiernos regionales y remarcó que la Argentina no está exenta del peligro de transitar, al igual que otros países latinoamericanos, “proyectos personalistas que desmantelan, los mecanismos que promueven la alternancia”. “La democracia no goza de buena salud en nuestra región”, exclamó.

Para justificar su advertencia, Dessein citó el cambio de paradigma que significó en Estados Unidos la llegada de Donald Trump al gobierno y que más tarde desembocó, luego de las elecciones de 2020 donde se impuso el actual presidente Joe Biden, en el intento de toma del Capitolio por parte de sus seguidores. “Las actitudes reactivas frente a las reglas de juego hoy las vemos en países con una intensa y extendida gimnasia democrática”, explicó.

Dessein:  “La democracia no goza de buena salud en nuestra región”, exclamó.
Dessein: “La democracia no goza de buena salud en nuestra región”, exclamó.

En esa misma línea, detalló la intrínseca conexión que mantiene la prensa con los gobiernos e hizo mella en las consecuencias que tuvo el paso por la Casa Blanca de Trump en los principales medios periodísticos estadounidenses. Identificó que el presidente de ese país, eligió a The New York Times y The Washington Post como sus principales enemigos, pero que eso se tradujo en la aceleración y consolidación de ”la transformación digital y el cambio de modelo de negocios de la prensa”.

Sostuvo, que este cambio benéfico para las organizaciones periodísticas tuvo su origen en que una parte de la ciudadanía buscó “reequilibrar el sistema ante un avance autoritario” y que para eso se apoyó en quienes buscaban “echar luz sobre el poder”. “The Washington Post lo resume con un lema impreso cada día en su portada: "La democracia muere en la oscuridad”, evocó Dessein en su discurso.

Aunado a ello, esbozó cuál es el papel que deben jugar los medios “para que se active el diálogo democrático” y qué yace en el polo opuesto que busca deteriorar el consenso sobre los temas de la agenda pública y la veracidad de los hechos. “Contar lo que el poder no quiere que se cuente es una definición de periodismo y también de la razón fundamental de sus conflictos con los gobernantes”, resaltó el presidente de Adepa y siguió: “Los intentos de simplificar lo complejo, imponer lo accesorio sobre lo principal, sustituir los argumentos por la descalificación personal o tergiversar la realidad [...] chocan con el ejercicio del oficio periodístico”.

“Los medios proponen una agenda de temas, apoyada en hechos verificados, para ensayar un debate ciudadano”, simplificó sobre su explicación en virtud de la prensa libre y democrática.

Asimismo, pero en sintonía con la revolución tecnológica que atraviesa a toda la sociedad expuso: “La dinámica del mundo digital conspira contra esos consensos, potenciando la fragmentación, la polarización, la incredulidad y la desinformación, generando un terreno fértil para la demagogia. Males que contaminan la convivencia cívica y que requieren un periodismo fuerte para combatirlos y restaurar la calidad de la conversación democrática”.

Acto seguido, explicó que el mayor desafío que enfrenta tanto el periodismo como la ciudadanía “es identificar los procesos de regresión democrática en la que los movimientos son sigilosos, en los que cuesta detectar el punto de inflexión en el que la democracia se transforma en autocracia”. “Se trata de procesos en los que se remueven lenta, pero sostenidamente, las clavijas que sostienen la estructura institucional”, agregó.

No obstante, planteó que si este problema no se atiende, se cae en la famosa “grieta”. “El mapa regional está teñido de incertidumbre y extravío. El centro político se encoge y se fracciona, los partidos son débiles o caducos y las posiciones extremas crecen. En muchos de nuestros países, las planicies necesarias para alcanzar consensos se han convertido en abismos, lo que entre nosotros llamamos grieta”, profundizó.

Bajo ese mismo hilo, sugirió una solución ante la grieta, la intolerancia, el fanatismo explícito y la corrección política que roza la censura. “El debate es la mejor terapia para combatir la intolerancia. No tanto por la posibilidad de convencer a los intolerantes sino por la posibilidad de exponer la fragilidad de sus argumentos. Para eso, hay que tener claros, y saber esgrimir, los argumentos democráticos”, planteó antes de agregar que “el periodismo es antigrieta en la medida en que impulsa el diálogo y la construcción de acuerdos”.

“¿Cuán saludable ws nuestra democracia en este contexto?”, se preguntó antes de intentar buscar una respuesta a esa interrogante y explicar que pese a la posibilidad de un estallido social, tanto el oficialismo como la principal coalición opositora y las propuestas “antisistemas” están signadas bajo liderazgos definidos que contienen y evitarían hechos de violencia como los ocurridos en 2001 o en otros países de la región. “La Argentina parece, por ahora, resistir mejor que otros países los vientos de la antipolítica que soplan con fuerza en buena parte del continente”, manifestó Dessein. 

En ese contexto, agregó otra pregunta que resume las dificultades con las que convive el país: 100% de inflación interanual, índice de pobreza de alrededor del 40% y un 50% de jóvenes que ”no entiende lo que lee”. “¿Sólo hay lugar para el pesimismo? La prensa no puede caer en él”, previno. “El periodismo cuenta lo que ocurre, opina sobre ello, impulsa a otros a hacer lo mismo para ensayar ese diálogo que toda democracia requiere”, expuso antes de su reflexión final. 

“El optimismo y el pesimismo, finalmente, son variantes de un fatalismo que prescinde de la acción y la voluntad”, remarcó sobre el rol que debe ejercer el periodismo en el futuro y culminó con la observación de que día a día, cada quien desde su lugar, debe contribuir para mejorar el diálogo democrático en un país que se jacta de ser republicano, representativo y federal. “La esperanza requiere que forjemos ese futuro que anhelamos. Ese porvenir, al igual que una democracia fuerte, no es algo que nos sea dado. Es algo que, cada día, con mucho esfuerzo, debemos construir”, concluyó. 

Más sobre la 181ª Junta de Directores de Adepa

La Junta de Directores de Adepa se está realizando los días 29 y 30 de marzo, en la sede de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), en la ciudad de Buenos Aires.

Durante la apertura, en la sesión mensual del Consejo Ejecutivo de Adepa, la entidad le entregó un reconocimiento especial al reportero gráfico Víctor Bugge, jefe de Fotografía del Gobierno de la Nación, por su excelencia profesional, y por haber colaborado permanentemente con los medios de todo el país.

En el acto, junto a los amigos, colegas y familiares de Bugge, el presidente de Adepa señaló que “Víctor es heredero de la pasión por la fotografía gracias a su padre, Miguel, no caben dudas que su ojo profesional nos ha dejado una verdadera historiografía visual de nuestra historia reciente”.

“Los momentos de gloria, de apogeo o de caída de nuestros presidentes han quedado inmortalizados bajo su lente, y sus mejores trabajos han protagonizado numerosas muestras y exposiciones”, agregó Dessein, quien entregó una plaqueta alusiva a Bugge, junto al fotógrafo y dibujante Aldo Sessa. “Víctor es testigo privilegiado de esa historia reciente, que es también en gran medida la historia de estos 40 años de democracia ininterrumpida, que se conmemoran en diciembre de este año”, sintetizó Dessein.

Emocionado, Víctor agradeció a Adepa por el reconocimiento y destacó que su trabajo siempre estuvo asociado al servicio de los ciudadanos. “Siempre hice fotos oficiales, no oficialistas”, afirmó ante el aplauso de los asistentes.

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