Yazan y Yousif Mohammad, son dos hermanos que llegaron a Argentina como "refugiados", escapando de la cruda guerra que se vivía en Siria desde el 2011. Con la ayuda de quien llaman su "tío", pudieron trasladarse hasta Neuquén, hace más de siete años. Hoy son dos argentinos más y a base de mucho esfuerzo y sacrificio, convencidos y con un objetivo claro, lograron abrir una popular verdulería donde atienden a vecinos; y abastecen con venta mayorista a locales gastronómicos y carros de comida.

Yazan hoy tiene 29 años, llegó a Neuquén hace siete, dos años después que su hermano de 33, quien está en la cuidad hace nueve. Hablan el español con mucha naturalidad, se entiende todo lo que dicen y hasta adoptaron casi a la perfección los modismos argentinos, las "malas palabras" y el doble sentido típico de nuestro país, aunque con su acento tan particular. 

De la guerra a la esperanza: la historia de dos hermanos sirios en la Patagonia argentina

"Somos de Banias, Tartús, una ciudad de la costa de Siria donde tenés de un lado el mar y a media hora la montaña, tiene cosas lindas, la gente trabaja en la planta de petróleo y también hay una represa", afirmó Yazan con una nostalgia que transmiten sus ojos, en diálogo con ADNSUR. Tartús cuenta con el segundo puerto del país, está situada a 160 kilómetros al noroeste de la capital, Damasco y a 30 kilómetros al norte de la frontera con el Líbano. Durante años los proyectiles y el ruido de las bombas fueron el paisaje y el ambiente de aquellos lugares.

Hoy tienen una reconocida verdulería que lleva en su frente el cartel de "SIRIO", instalada sobre la calle Linares, a metros de la colectora de la Ruta Nacional 22. en el barrio Mariano Moreno, uno de los más antiguos de la ciudad. Son cordiales, siempre con una sonrisa, buscando la complicidad con los clientes "buena onda" que llegan a diario a su local. Pero también conocen todos los trucos para no dejarse engañar por algunos, que intentan regatear los precios en medio de la inflación.

De la guerra a la esperanza: la historia de dos hermanos sirios en la Patagonia argentina

DE SIRIA AL MERCADO CONCENTRADOR

Yazan recordó que primero llegaron desde su ciudad natal hasta Foz de Iguazú y desde allí directo a Neuquén. "Vine de un colectivo de Brasil hasta acá, mi hermano hizo lo mismo. Los dos vinimos son amigos". Gracias a un empresario descendiente de sirios, a quien llaman su "tío", les dio la primera posibilidad de trabajo en el mercado concentrador. 

Pedro Barakat y su familia los acogió, les dio trabajo y contención. Yousif fue el primero en llegar en el año 2015, comenzó a trabajar en el mercado donde cargaba mercadería para repartir. Luego de dos años llegò Yazan, tras recibirse de asistente de ingeniero industrial "la educación es gratis como acá", afirmó, aunque contó que su hermano estudió agente de Aduana en una institución privada, pero nunca llegaron a ejercer su profesión.

Cuando llegó a Neuquén comenzó a hacer reparto de frutas y verduras en una traffic, a locales de la zona. Hoy lo hacen a mayor escala, llevando mercadería a bares, rotiserías, restaurantes y algunos de los food trucks que hay en la ciudad. "Yo trabajé ahí tres años, mi hermano como 6 hasta que abrimos esta verdulería. Yo dejé primero el trabajo, agarré al camioneta y empecé a repartir verduras al por mayor. Tuvimos ahí la idea de abrir el local y seguir con reparto a domicilio", detalló.

De la guerra a la esperanza: la historia de dos hermanos sirios en la Patagonia argentina

En medio de las largas jornadas de trabajo, decidieron encarar un nuevo emprendimiento que les permita generar más ingresos para ambos, y comenzaron a realizar comidas para eventos, donde aseguran todos querían tener sus especialidades: "empanadas árabes, hummus, shawarma" estaban entre los platos más solicitados en eventos, fiestas y cumpleaños. "Nos pedían y nosotros cocinábamos, pero se terminó porque todo se puso caro y la gente ya no pagaba, viste".

SEIS MESES SIN PODER COMUNICARSE

Los hermanos Mohammad afirman que aprendieron el idioma solo escuchando a la gente, sin profesores particulares, y motivados por la necesidad de comunicarse y entender lo que pasaba a su alrededor. 

El joven de 29 años contó que tardó seis meses en poder entablar una conversación con alguien. "Aprendí español con la gente en la calle, no fui a profesor ni escuela, primero solo sabía el `yo, ella, hola, mujeres, hombres y yo después empecé a mezclar las palabras solo. Cuando yo llegué la gente me decía hola buen día y yo miraba porque no sabía que estaba diciendo", recordó.

En esos meses solo hablaba con su hermano en árabe, tradición que siguen manteniendo entre ellos "hablamos árabe todo el día en la casa donde vivimos juntos, es más rápido"

LA NOSTALGIA DE LA FAMILIA Y UN LUGAR SEGURO

Los jóvenes tienen un único día de descanso el domingo "nunca tuve vacaciones de verdad, a veces los fines de semana largo son mis vacaciones y aprovechamos para conocer la cordillera. Conozco, San Martin, Bariloche, Traful, también el mar, Mar del Plata, Balcarce, Las Grutas". Pero reconoció con una sonrisa en la cara, que ya tiene su nuevo hogar: "De Neuquén (sic) me gusta todo, yo salgo de acá a otra ciudad y no me gusta, me quiero volver. Acá me siento seguro, tranqui, puedo disfrutar del río". Aunque hoy se siente como en casa, afirmó que sigue extrañando a su familia como el primer día. 

De la guerra a la esperanza: la historia de dos hermanos sirios en la Patagonia argentina

"Fue muy difícil, vivir sin familia, sin amigos, sin todo eso; además fue duro vivir así siempre solo, es una cosa difícil y sufrís mucho. Pero hoy tenemos gente conocida, algunos amigos, pero siempre vivimos mi hermano yo. La cultura nada que ver acá, la comida, la juntada, la gente como lo trata al otro, no es como allá, como vive, como se compra, todo. Acá es otro mundo, otra gente, otras costumbres, hasta la comida es muy distinta, la gente es más amable. A la gente le gusta juntarse es lindo la verdad eso acá".

Recuerdan siempre su tierra, sus costumbres y principalmente a su familia, con la que tienen contacto todos los días por videollamadas: "Tenemos 6 horas de diferencia, allá cambia el clima, la hora, ellos están por dormir y nosotros estamos de tarde, pero siempre nos hablamos". En Siria se quedaron sus papás y el hermano menor, pero aseguran que por el momento ellos no tienen planes de venir a Argentina.

LOS CUMPLEAÑOS

 Al hablar de su edad y la diferencia de años con su hermano mayor, respondió dubitativo, y reconoció que una de las costumbres que más les sigue llamando la atención son los festejos de cumpleaños. "En Siria no le damos mucha bola a la edad, nadie sabe casi, se festejaban los cumpleaños cuando éramos chicos, 12, 15 años, y después ya nadie pregunta cuando años tenés.  Allá recién ahora festejan algunos cumpleaños, van a un bar, llevan una torta con amigos, pero no es festejar como locos como acá".

De la guerra a la esperanza: la historia de dos hermanos sirios en la Patagonia argentina
De la guerra a la esperanza: la historia de dos hermanos sirios en la Patagonia argentina

"Acá festejamos nosotros ahora, pero extraño la comida árabe, mi favorita es el shawarma que se necesitan 15 horas antes para cocinar, a veces lo hago para mi cumpleaños"

DOS ARGENTINOS MÁS

Han pasado largos años de la huida de Siria y no han podido regresar, aunque las esperanzas se mantienen intactas ya que ambos ya cuentan con la ciudadanía argentina, lo que les permitirá sacar visa y/o pasaporte y viajar a otros países. "Estaba haciendo un trámite y tardó un montón, hace una semana me dieron la ciudadanía, solo me falta jurar y ahí voy a hacer el pasaporte. Y mi hermano la tiene hace un año", afirmó. 

A través de un programa del Gobierno Nacional, los jóvenes sirios pudieron ingresar al país en calidad de refugiados y así evitar servir en el Ejército como es obligatorio en Siria una vez que finalizan la universidad. Al llegar a Argentina, se les permitió trabajar y hasta tramitar la licencia de conducir.

De la guerra a la esperanza: la historia de dos hermanos sirios en la Patagonia argentina

"Yo trabajo desde las 9 de la mañana hasta las 10 de la noche, mi hermano se levanta a las 5 de la mañana para ir hasta el mercado. Antes era más complicado con un solo sueldo y alcanzaba para pagar nada más. Ahora estamos mejor pero todo más caro con más gastos, pero alcanza para ahorrar y ayudar a nuestra familia. Nosotros vamos a seguir trabajando siempre acá, queremos seguir estando acá". 

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