OMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - “Fue un momento excepcional del Colegio” dice Francina Girardez, la primera rectora que tuvo el Colegio Perito Moreno, el primer secundario de Comodoro Rivadavia, en un video de Youtube que hoy recuerda su figura. En un minuto treinta segundos muestra su sensibilidad, su orgullo por la educación que impartió en su gestión y su respeto por la autoridad. Los aplausos de los presentes reconocieron su figura para la posteridad.

Girardez es un ejemplo para quienes compartieron con ella. Impuso autoridad, pero no autoritarismo, y dejó grandes recuerdos, que en cada aniversario del colegio vuelven a aflorar, tal como sucedió en las últimas semanas.

¿Pero quién es esta mujer que hizo de la autoridad un culto?

FRANCINA GIRARDEZ, brújula para varias generaciones de comodorenses.

UNA VIDA A LA DOCENCIA

Francina llegó a Comodoro Rivadavia desde Lomas Zamora, Buenos Aires, dice el periodista Daniel Alonso al ser consultado por la protagonista de esta historia. En 1947 inició su carrera en el Colegio Perito Moreno y dos años después fue designada secretaria titular por el Ministerio de Educación de la Nación. En 1957 se desempeñó por primera vez como rectora provisoria y en 1964 fue designada como rectora titular, enumera también una crónica del año 2014 publicada a modo de homenaje cuando le impusieron su nombre a una calle.

Mabel Santana, quien fue directora del Colegio Perito Moreno, elegida por concurso, asegura que cuando ella llegó, el Perito solo tenía nivel medio, jardín y primaria, que se llamaba Departamento de Aplicación. Era donde las docentes de magisterio hacían las prácticas.

Era el año 65 por ese entonces, todavía era rector Fidel Pérez Moreno, y Francina estaba próxima a tomar el cargo, algo que todavía no había hecho por cuestiones administrativas, recuerda a la distancia.

Mabel, a través del teléfono por los cuidados que impone la pandemia, en diálogo con ADNSUR recordó la figura de Francina. “Era muy seria, pero muy solidaria, excelente persona y dejó huella en todos los que estuvieron en su época”, dice al empezar la charla.

“En la época en que ella actuó era absolutamente diferente a la actual y a la mía; en cuanto a que la sociedad toda era distinta en su actuar, y la escuela es el reflejo de cada uno de los hogares. Pero tuvimos la fortuna de tener chicos que venían de hogares maravillosos. Francina fue un ejemplo por su forma de actuar. El mejor libro es ver actuar como corresponde a una persona y ella era una persona muy recta, y al mismo tiempo con una gran sensibilidad. Recuerdo que yo viví un acontecimiento desgraciado con la muerte de mi madre y ella me sacó del aula, y me dijo ‘ya te vas con tu marido en el auto, y olvidas todo de acá’”.

Francina vivía en Diadema Argentina junto a su pareja, una mujer que había trabajado en la institución, y todos los días recorría los 30 kilómetros que separan ese barrio del centro para llegar a su amada escuela, donde además daba clases de francés. 

Mabel asegura que para ella el Perito Moreno fue su segunda casa, el lugar al que le dedicó su vida.  “Ella tomó el colegio con todo su amor porque no tenía familia, para ella la escuela era absolutamente todo. Algunas veces la visite en su casa y tenía unas manos maravillosas para el jardín y cocinaba una belleza. Era una mujer muy completa”, dice con nostalgia. 

RECUERDO DE UNA EX ALUMNA

Olga Saini (67), ex periodista de El Patagónico y psicóloga, hizo la secundaria en el Colegio Perito Moreno e integró la promoción 71. Desde La Plata, donde actualmente vive, dialogó con ADNSUR por un escrito que hace un tiempo le dedicó a Francina en “Mara del Sur”, un espacio de cuentos y relatos que realiza.

Con simpatía y amabilidad, Olga coincidió con Mabel y aseguró que Francina “era una persona muy estricta, muy rígida en algunas cosas, pero más en apariencia que en el fondo porque ella tenía que imponer autoridad”. 

Entre su mirada periodística y de psicóloga, Olga no dudó en afirmar que la protagonista de esta historia era “una persona interesante” no solo por su personalidad, sino por su forma de imponer respeto.  

“Llevaba una institución de taquito porque nadie podía faltarle el respeto a Francina. Era una persona que emanaba autoridad, respiraba autoridad, pero de la buena. No era autoritaria, era formadora, y en esa misión de educadora ella nos direccionó”, admitió Olga, que además la tuvo como profesora de francés y nunca olvidó aquella canción que alguna vez les enseñó, ni tampoco aquella jornada en que perdieron a un accidente de tránsito y Francina se quitó la coraza y los consoló.  

“El modo en que nos habló, porque estábamos desconsolados, nos sorprendió a todos. Fue un momento maravilloso que nunca olvidamos”, recuerda Olga.

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Mara Delsur - Cuentos y Relatos

Estricta en cuanto a las faltas y las llegadas tardes, defensora de la enseñanza obligatoria, gratuita y laica, e inaccesible con su vida privada, Francina dejó este mundo sin conocerse mucho de su vida, admite Alonso, quien intentó recabar datos sobre su historia. 

Lo que sí se sabe es que fue una de las fundadoras y promotoras de la alianza francesa en Comodoro Rivadavia y que por esa tarea obtuvo una condecoración de la República Francesa, a través de la Embajada de Francia en Argentina durante la década del 70.

También se palpa que su legado fue grande, tanto que el 11 de octubre de 2014, la calle que está frente al colegio Perito Moreno fue rebautizada con su nombre, por solicitud de un grupo de egresados del año 1969. 

El día del acto inaugural, se hicieron presentes autoridades municipales y del colegio, y ex alumnos que llegaron desde distintos puntos del país. Ese día recordaron anécdotas de Francina, su culto a la autoridad y su legado; el ejemplo a toda una generación. 

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