Los precios de los combustibles van a volver a subir: ¿cómo ahorrar nafta en las técnicas de manejo?
En los próximos meses, el litro llegará a los 1.000 pesos en Comodoro. Desde la Escuela de Conducción del IAPG, sugieren técnicas simples y seguras para reducir entre un 10 y 15% el consumo de nafta o gasoil.
Es un hecho, los precios de los combustibles seguirán aumentando. No importa que hasta hoy acumulen entre 140 y 150% de incremento en comparación a los precios que regían el 1 de noviembre del año pasado: todavía queda un trecho por recorrer.
La decisión del gobierno de Javier Milei ha sido la de liberar los precios en surtidor, para alinearlos con la paridad de importación. Ese es el sendero marcado desde el inicio de la gestión libertaria, que consiste en equiparar los precios internos con los que rigen a nivel internacional.
Si bien no hay un “precio único” en el mundo, hay una referencia general en torno a lo que se paga cuando se debe importar combustible, en países que no tienen producción propia (como sí la tiene la Argentina), o cuya producción propia no alcanza para satisfacer totalmente al mercado interno (como ocurre en algunos momentos del año en Argentina, en especial cuando el campo demanda más gasoil en épocas de siembre o cosecha).
En la actualidad, según el sitio especializado ‘Globalpetrolprice’, que refleja permanentemente los precios de los combustibles en todo el mundo, el valor de referencia por litro de combustible es de U$$1,29 (un dólar con 29 centavos).
Frente a esa marca general, hay muchas variantes, según se trate de países con o sin petróleo: en Kuwait el litro de combustible vale un promedio de 34 centavos de dólar; en Bolivia, 54 centavos; en Estados Unidos, 90 centavos; y en Argentina, 98 centavos de dólar.
SEGUIRÁ SUBIENDO, PERO MÁS LENTO
Tomando en cuenta ese valor, si el objetivo es llegar a que cueste lo mismo el litro de nafta que se produce en el país y el que se tiene que importar (o, próximamente, exportar), entonces restaría cubrir la diferencia de 30 centavos de dólar para alcanzar el ‘export parity’, es decir unos 300 pesos más por litro.
Esto significa que el litro de nafta Súper en Buenos Aires, que hoy está en 750 pesos, se iría por encima de los 1.000 pesos (1.200 la premium); y en Comodoro y la Patagonia en general, si se mantiene la diferencia actual, saltaría por encima de los 900 pesos por litro.
La novedad que trascendió en los últimos días es que hubo un pedido del Ministerio de Economía de la Nación hacia las petroleras, para que atenúen el ritmo de la suba, considerando los efectos que a su vez tienen los combustibles, en particular el gasoil, sobre la inflación.
Sin embargo, no hay dudas de que el precio en surtidores todavía tendrá algunos reacomodos, si bien ya en la actualidad representan una alta incidencia en el gasto mensual, teniendo en cuenta que llenar un tanque de un vehículo chico oscila entre 25.000 y 30.000 pesos, mientras completar una camioneta que carga diesel premium demanda no menos de 70.000.
CÓMO AHORRAR HASTA UN 10% DE COMBUSTIBLE EN LAS TÉCNICAS DE MANEJO
Frente a este panorama, habitualmente en esta sección apuntamos a recomendaciones sencillas, que brinda distintos especialistas, para tratar de ahorrar, invertir o cubrirse frente a la inflación. En este caso, no es recomendable ‘stockearse’ en bidones de nafta, sabiendo de antemano que el precio estará más caro el mes próximo. No es algo aconsejable, por obvias razones de seguridad.
Sin embargo, hay formas de lograr, a través de un manejo más eficiente del vehículo, una disminución en el consumo de combustibles. Por eso recurrimos en esta oportunidad a Sabrina Guerrero, coordinadora académica de la Escuela de Conducción Defensiva del IAPG, para compartir algunos tips que ayudarán en ese objetivo. El resultado puede ser sorprendente.
“Lo primero es tratar de mantener una velocidad constante en las trayectorias. Esto, aunque parezca mentira, es algo importante. ¿Por qué? Porque si vos no tienes una velocidad constante y además esa velocidad tiene que resultar útil., también estás cumpliendo con una velocidad segura, entonces hay un doble beneficio”, explicó en principio.
La idea, añadió, es que el conductor pueda regular la velocidad a partir del acelerador, cercano a las mínimas que establece la ley, evitando las frenadas bruscas o permanentes en trayectos relativamente cortos, dentro de la zona urbana.
“Esto tiene un efecto bastante rápido y notorio, porque estamos hablando de que, con este tipo de conducción, el consumo de combustible se reduce entre un 10 y un 15%”, precisó Guerrero.
EN HORA PICO, EL CONSUMO SUBE UN 20%
Otro punto a tener en cuenta es que, en zona urbana, “uno aprende a tomarle las velocidades a los distintos tramos. Yo normalmente hago zona sur hasta kilómetro 3, donde está el Instituto y por ejemplo, entre Constituyentes y Polonia, ya sé que circulando a 50 km/h, arranco con el primer semáforo en verde y puedo llegar hasta Polonia y ahí recién me toca detenerme. Entonces ya son 2 semáforos en los cuales no tuve que detenerme”.
Otro aspecto que puede determinar un mayor consumo, el de las aceleraciones y frenadas permanentes. “Los ‘subidones’ grandes de velocidad y parar a cero, para volver a arrancar en tramos urbanos trae muchísimo consumo”, advirtió, para insistir sobre la necesidad de una velocidad media constante, cercana a los 50 km/h en el tramo de la ruta nacional que atraviesa la ciudad.
“Después tengo el tramo de 40 km/h -indicó, en referencia al recorrido por Yrigoyen hacia km.3-. Entonces acá viene la segunda parte para hacer un ahorro de combustible, que es planificar la circulación. Para esto es necesario hacer observaciones. Por ejemplo, sobre los horarios pico, que es cuando se desbaratan los tiempos que puedo tener medidos. En eso es importante la planificación para lograr mi ahorro, que no es tan mínimo, porque hablamos de un 10% menos de nafta”, enfatizó.
Por lo contrario, cuando caemos en tramos de ‘embotellamientos’ de horarios pico, el consumo de combustible puede elevarse hasta en un 20%.
“En mi caso, cuando regreso desde el Instituto en Km.3, en sentido contrario hasta zona sur, el tramo para llegar hasta el cruce con ‘Tiburón’ (frente a Namuncurá), que en condiciones normales se hace en 15 minutos, puede demorar unos 40 minutos. Entonces, para evitar el momento crítico, me quedo 10 minutos más en la oficina y al salir ya pasó el horario pico, ya está despejado. En tiempo, sigue siendo menos la demora y logro el ahorro de combustible, en lugar de incrementarlo”.
UNA PRESIÓN DE NEUMÁTICOS LEVEMENTE BAJA PUEDE SUBIR UN 5% EL CONSUMO
Guerrero explicó que otro tema vinculado al consumo de combustibles, al que habitualmente no se le presta mucha atención, es la presión de las gomas del auto. “Este es un tema muy importante, vinculado también con la seguridad”, advirtió la coordinadora académica de la Escuela de Conducción Defensiva del IAPG.
“En zonas urbanas, estamos hablando de que, con una presión de apenas 2 PCI por debajo de lo que indica el fabricante, el consumo de combustible sube un 5%, simplemente por ese detalle-indicó-. Si en lugar de 31 PCI, tengo 29, esa mínima diferencia de presión sube considerablemente el consumo. No se va a notar en el andar, pero tiene una modificación en el comportamiento del neumático al momento del frenado y puede marcar una fuerte diferencia en el consumo”.
Por eso, Guerrero recomendó la verificación periódica de la presión, cada 15 días o bien “cuando haya cambios bruscos de temperatura. También es aconsejable medir unos 15 minutos después de que el auto está en reposo, porque cuando medimos con alta temperatura, hay un incremento en la presión, lo que significa que estamos midiendo un valor que no es real”.
¿AIRE ACONDICIONADO O VENTANILLAS BAJAS?
Otro aspecto a tener en cuenta, en época de verano, es el uso del aire acondicionado y el modo más conveniente para su uso.
“Lo que se ha demostrado principalmente es que aumenta significativamente el consumo de combustible cuando los filtros de aire no están en condiciones”, precisó Guerrero. “Esto puede determinar una diferencia muy importante”, añadió.
“Es importante el filtro del habitáculo, que se puede identificar cuando está sucio porque en el interior del vehículo se siente un olor a humedad, o barro, que es el indicador de que el filtro debe ser cambiado”, detalló.
Del mismo modo, la especialista informó que a velocidades menores a 60 Km/h, “es mucho más económico abrir las ventanillas que prender el aire acondicionado. Hay una diferencia de aproximadamente un 3% de consumo. Y después de los 60 km/h, es necesario cerrar las ventanillas para aprovechar el diseño aerodinámico del vehículo, para disminuir el uso de combustible”.
Con las ventanillas ya cerradas, el aire acondicionado es aconsejable usarlo a una intensidad baja. “Cuando salimos a la ruta, a velocidades constantes pero con el aire a la máxima potencia, el consumo se me dispara nuevamente, independientemente de todos los otros factores”, añadió Guerrero.
VAMOS A LA RUTA
En viajes juegan también los factores mencionados hasta ahora. La velocidad constante, la presión adecuada de los neumáticos, el uso del aire acondicionado a baja potencia y también la planificación.
“Si viajamos hacia la cordillera, ya sabemos de antemano que hay un tramo muy crítico, que es el de Facundo-Tamariscos, por la ruta 40. Si ya sabemos que esa zona está complicada, tenemos que evitar un montón de frenadas, no tiene sentido tratar de ir a 100 en un tramo corto para bajar abruptamente a 20, porque ese salto de velocidades y frenadas es tremendo porque incrementa mucho el desgaste de los neumáticos, que también tiene un costo elevado”.
A la hora del sobre paso en ruta también es importante evitar las aceleraciones abruptas y frenadas inmediatas.
“A veces la gente se juega a hacer un sobrepaso porque su vehículo responde, porque tiene una gran potencia de aceleración, entonces decide sobrepasar por más que sea en una corta distancia, porque hay poco espacio o porque más adelante tiene otro camión o vehículo a menor velocidad. Ese salto de velocidad brusco demanda mucho más combustible. En cambio, si estoy una recta amplia, que permite un incremento de velocidad progresivo, puedo hacer más tranquilo el sobrepaso de ese camión y podré sostener una velocidad constante hacia delante”.
En definitiva, todas las recomendaciones apuntan a un modo de conducción más eficiente, ligado principalmente a la seguridad de las personas, al tiempo que contribuye a economizar en el uso del vehículo.
“Todo tiene que ver con analizar lo que me voy a encontrar, cómo me voy a comportar, cómo se va a comportar mi vehículo, cómo puedo tener confort porque dentro de la conducción segura también tengo que tener confort, tanto en verano con el uso del aire, como en invierno con el uso de la calefacción. En los dos se recomienda lo mismo, es decir un uso moderado. Porque es importante añadir que en invierno, la calefacción en exceso no solo genera mayor consumo, sino que también genera somnolencia y un conductor con sueño no puede ser un conductor seguro”.
En igual sentido, añadió, “cuanto más regulada y más controlada está la velocidad, más fácil es reaccionar y evitar un accidente. Va de la mano el tema de cuidar el vehículo y ahorrar dinero en todos los elementos, porque nosotros nos centramos en el combustible, pero al analizarlo surge el tema del neumático y también todo lo vinculado al mantenimiento general del vehículo. Cuando lo uso de una manera inteligente y cuidadosa, también termino ahorrando, por ejemplo, en los services, que tienen otro componente de costo importante”.
Por eso, la coordinadora académica concluyó con la frase cabecera de la Escuela: “Primero estamos comprometidos con la vida, pero eso también nos ayuda en temas como la economización en el uso del vehículo”.