Negacionismo en la era de redes sociales
A 40 años de la democracia y en un nuevo 24 de marzo que nos llama a reflexionar todo lo que hay detrás del “Nunca más”, analizamos las formas, los discursos nuevos y no tan nuevos en las redes sociales.
El meme es una unidad de sentido, más allá de una imagen, video gracioso o audio, expresan cargas simbólicas culturales que serán resignificadas, remixadas y recontextualizadas a futuro. El meme está ligado al entretenimiento, pero en ocasiones, sirve y refuerza ideas que cuadran espacios de pertenencia. Así como lo es una banda, Gran Hermano, situaciones cotidianas del seno familiar, de amistad o laboral, el meme ha tenido una participación muy relevante en las últimas elecciones presidenciales. El meme se ha convertido en una herramienta política.
Tener un Presidente que le da like a más de 200 tweets al día y, que en gran parte de ellos sean memes, nos presenta un desafío a la hora de comunicar y observar la clase de discursos que da el gobierno nacional. Él ha reconocido ser un arduo consumidor de redes sociales, entre ellas su preferida: X (Anteriormente Twitter). Milei incluso expresó en diferentes notas con la prensa, que elige X porque encuentra en esta red comunicación directa con la gente y con diferentes realidades sociales. Es así como no solo para él, si no para muchos, las redes representan un territorio de intercambios de discursos con múltiples e interpretables valores.
Javier Milei en sus primeros meses de gobierno se ha caracterizado por ser un habitué de las redes sociales y se ha convertido en un ejemplo para hablar de discursos de odio digitales. Likes denigrantes para diversos espacios políticos, entre ellos “los zurdos” y “los k”, insultando y riéndose de gobernadores como sucedió con Ignacio Torres, o las peleas absurdas con Lali. La línea de contenido que maneja, así como su comunicación institucional política es de odio para aquellos que piensan diferente a las ideas de la libertad que promueve.
Para entender un poco más, hay que volver unos meses atrás, cuando en plena campaña se empezó a generar una nueva grieta: la de las redes sociales. Javier Milei ha atraído simpatizantes y militantes de la libertad bajo un discurso anti progresista, y con eso, viró un rumbó hacia la otra punta política, la derecha. Ante los errores y desaciertos del peronismo, muchos se sintieron cómodos con su discurso llevándolo a extremos violentos y el avance de las nuevas derechas se potenció producto de la era digital.
Estos espacios construyeron un sentido de pertenencia desde los márgenes y revivieron escenarios donde volvimos a hablar de la teoría de los dos demonios, cuestionar el número de desaparecidos y el Nunca más. Parte de los trolls que festejan estas ideas hoy integran el equipo cercano de comunicación del gobierno nacional y son los encargados de continuar instalando este discurso.
En los últimos días se conoció un brutal ataque en su vivienda particular hacia una integrante de H.I.J.O.S, agrupación que nuclea a hijas e hijos y familiares de víctimas del terrorismo de Estado en la dictadura. En la causa que elevaron a la justicia afirmaron que los abusadores pintaron en una habitación la sigla VLLC, referida a “Viva La Libertad Carajo”. Este accionar es parte de la escalada de violencia que comenzó y que el mismo Presidente habilita permanentemente con su forma de comunicar. El “que vuelvan los milicos” que se escucha de vez en cuando en alguna charla, hoy regresó en el formato más cercano a nuestro alcance, las redes sociales. El problema es cuando esos discursos traspasan las pantallas y sus consecuencias son más graves, desde los agravios, hasta la violencia física.
A 40 años de la democracia, hay sectores que reivindican la figura de Jorge Rafael Videla y que toman a chistes la coyuntura política militar de la dictadura. Más allá del “humor”, estos discursos de odio exponen una realidad existente en el escenario político argentino: Hoy hay una oleada de jóvenes libertarios que ponen en duda la cifra de los desaparecidos y que festeja lo que fue la dictadura argentina. El negacionismo en otros países es penado, pero en este contexto, es moneda corriente y parece que va a camino a naturalizarse.
Estos memes y tuits, a quién el Presidente decide darles likes, avalando de una manera directa en lo discursivo, no hacen más que reivindicar la época más oscura de nuestro país, esa que hace 40 años, muchos y hoy más que nunca, le gritan “Nunca más”.