Padece dos enfermedades, es mamá de cuatrillizos y no toma sus remedios para que sus hijos puedan comer
Adriana tuvo a sus cuatro hijos en la pandemia y con la crisis económica se encuentra atravesando una situación más que difícil ante la falta de trabajo y el costo de sus medicamentos.
Adriana Beramendi es mamá de cuatrillizos, y se encuentra en una situación muy difícil que fue noticia en todo el país. La situación económica la puso en el peor lugar. La mujer padece dos enfermedades que necesitan la toma de medicamentos, pero no puede comprarlos porque sino no le alcanza para darles de comer a sus hijos.
Adriana nació en Buenos Aires pero desde hace muchos años vive en Salvador Mazza, Salta. Su historia se viralizó en varios portales cuando en 2020 quedó varada en CABA, atravesando el nacimiento de sus cuatro hijos sola, lejos de su marido.
Adriana fue mamá de cuatrillizos el 7 de mayo de 2020 en plena pandemia. En el Hospital Materno Infantil Ramón Sardá dio a luz a sus cuatro bebés: Zoe Fiorela, Jeziel Mauricio, Adriel Shamil y Gabriel Ulises.
Antes del embarazo, la mujer se enteró que tenía lupus. Este diagnóstico se sumó a la púrpura diagnosticada cuando tenía 14. En 2020, había viajado con su mamá a Buenos Aires para hacer trámites que tardarían 48 horas y le permitirían llegar a Salta para que nacieran sus bebés.
Pero cuatro días después, una complicación en su salud junto al decreto presidencial del Aislamiento Preventivo y Obligatorio (ASPO) la obligaron a quedarse varada con su mamá, con poco dinero, a más de 1800 kilómetros de su casa y el papá de sus hijos.
“Cada mañana mis niños se despiertan a las 7.30. Les doy el desayuno al sol y luego los llevo al cuarto a ver televisión mientras yo me encargo de ordenar las camas. Salgo a limpiar el desorden del desayuno, me tomo un café y regreso para decidir qué cocinar. Les doy la comida y trato de encontrar tiempo para distraerme, aunque estoy permanentemente con ellos, enseñándoles letras y colores. El cuarto lo limpio entre tres y cuatro veces por día”, reveló Adriana a TN.
Su marido trabaja 15 días al mes como chofer y el resto de la quincena se la rebusca con changas para sumar recursos a la familia. Adriana reside en una zona fronteriza con Bolivia, y eligió establecerse allí para estar cerca del cruce y así de la casa de su padre, quien vive en el país vecino.
“Estoy con mis hijos las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Desde que falleció mi suegra el 2 de noviembre de 2023 he estado sola. Ella solía ayudarnos mucho, pero murió de cáncer y desde entonces todo ha recaído en mí”, contó Adriana.
Su historia es tan dura que durante la adolescencia, luego de que sus padres se separaran, debió salir a trabajar para poder pagar su medicación. A los 19 conoció a su marido, con quien se mudó a Salvador Mazza.
“Cuando me confirmaron el diagnóstico de lupus lloré mucho. Pensé que mi vida estaba acabada. La médica me recomendó no embarazarme si quería vivir muchos años, debido a la gravedad de la enfermedad. En aquel entonces estuve ocho meses internada en Buenos Aires”, recordó.
LA NECESIDAD DE ESTABILIDAD
Durante el tiempo que permaneció en la Ciudad de Buenos Aires, la joven recibió ayuda del gobierno porteño, quien le facilitó un departamento, pañales y comida para que pudiese transitar la pandemia: “Volví a Salvador Mazza y me arrepiento, porque creo que allá me hubiesen ayudado más y mi marido tendría trabajo. Antes alquilaba una pieza pequeña y ahora paso mucho tiempo en Bolivia, en la casa de mi papá, de mi cuñada o de mis suegros, porque es más cómodo para los nenes y me libera un poco”.
Adriana contó: “Mis hijos se enfermaron cuando estaba en Bolivia, pero no quisieron atenderlos porque son argentinos. Uno de mis niños tenía fiebre muy alta y hasta que cruzamos la frontera temí que convulsionara. Aunque insistí en que solo quería que le bajaran la fiebre y me ofrecí a pagar, los atendieron de mala manera y decidieron cobrarme Ni en Argentina ni en Bolivia recibo la ayuda médica que necesitamos”.
El principal objetivo de Adriana es lograr establecerse en un lugar que le permita tener espacio para que sus hijos puedan dormir tranquilos, jugar en un ambiente amplio y crecer de una manera más sana.
“Lo principal sería una casa, pero no quiero que me la regalen ni nada de eso. Sé que la situación es difícil y muchos me cuestionan el porqué tuve hijos si estoy tan enferma. Bueno, los tuve, y mis hijos están sanos. La PTI (Púrpura Trombocitopénica Inmune) y el lupus son enfermedades para toda la vida. Necesito estabilidad”, remarcó.
Adriana, aun desde su angustia, decidió no perder la fe de que pronto podrán encontrar una situación más favorable: “Hay muchas bocas para alimentar y poco dinero. La esperanza es lo último que vamos a perder”.
Quienes quieran ayudar a Adriana Beramendi pueden realizarse transferencias digitales a través de Mercado Pago al CVU 0000003100033154851844 / Alias: cono.sur.ruda.mp
Con información de TN