Rubén Zalazar y Pablo Fermín, héroes patagónicos que dieron su vida por salvar a niñas en tragedias
Les tocaron situaciones de extrema gravedad con niñas en riesgo. No dudaron en hacer lo imposible para salvarlas, aún a costa de perder sus propias vidas. Dos historias de Viedma y Rawson que nos ponen ante el espejo de la solidaridad y el amor al prójimo para cultivar una mejor sociedad.

En un mundo donde las noticias suelen estar teñidas de dolor y desesperanza, las historias de Rubén Zalazar y Pablo Fermín emergen como faros de humanidad para recordarnos que, incluso en los momentos más oscuros, el amor y la solidaridad pueden brillar con fuerza.
Ambos hombres, separados por kilómetros pero unidos por un mismo espíritu altruista, perdieron sus vidas intentando salvar a niñas inocentes de tragedias terribles. Sus actos heroicos conmovieron a sus comunidades y dejaron una huella imborrable en el corazón de quienes conocen sus historias.
Rubén Zalazar, un transportista de la empresa Andreani, se convirtió en un símbolo de valentía en marzo de 2025, cuando intentó rescatar a Delfina y Pilar Hecker, dos hermanitas desaparecidas en Bahía Blanca. Las nenas viajaban con sus padres rumbo a la casa de unos parientes en Mayor Buratovich, con el objetivo de resguardarse de las tormentas. Sin embargo, en plena Ruta 3,el auto conducido por Andrés Hecker, padre de las menores, quedó atrapado en el agua y fue arrastrado.
En ese momento, el conductor de una camioneta intentó auxiliarlos, pero cuando la familia hacía el transbordo de un vehículo a otro, una correntada más fuerte se los llevó a todos. La mamá fue rescatada horas después, pero aún no se sabe nada de las niñas.
Las menores fueron arrastradas por la corriente mientras estaban dentro de una camioneta que intentaba rescatarlas. Según detalló el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, la familia había quedado varada en un camino anegado cuando una camioneta del servicio de correo Andreani, conducida por Rubén Zalazar, intentó asistirlos.
Noelia, una de las tías de las menores, había dado más detalles sobre la desaparición de las nenas: “Ellos hicieron ese transbordo desde su vehículo hasta la combi porque dentro del auto el agua ya era mucha. Entonces decidieron pasarse a la combi. Pero cuando se estaban subiendo vino más agua con más fuerza y los arrastró a todos”.
La madre fue arrastrada por la corriente durante aproximadamente 1.200 metros y logró aferrarse a un terraplén para salvarse. Sin embargo, en medio del caos, perdió contacto con sus hijas: Delfina, la menor de un año, quien estaba en sus brazos, y Pilar, de cinco años, quien estaba junto al chofer. Zalazar intentó rescatar a las niñas del torrente, pero también fue arrastrado. Su cuerpo fue encontrado a unos 150 metros del lugar donde la madre logró salir con vida.
Zalazar, oriundo de Viedma (Río Negro), tenía dos hijos pequeños y era conocido por su dedicación tanto a su trabajo como a su familia. Según relató su pareja en un grupo de Facebook, había viajado desde Viedma hacia Bahía Blanca para realizar tareas laborales y quedó varado con la Ford Transit roja cuando estaba por regresar.
La búsqueda de Pilar y Delfina continúa siendo intensa y desesperada. Equipos especializados trabajan en un amplio operativo que abarca zonas rurales y áreas anegadas cercanas a la Ruta Nacional 3 y General Cerri. La operación incluye kayaks, equipos de navegación superficial y buzos tácticos que rastrean el fondo del agua en busca de señales.
PABLO FERMÍN: EL TRABAJADOR DE UNA RADIO DE RAWSON QUE TRATÓ SALVAR A UNA FAMILIA PERO FALLECIÓ EN UN INCENDIO
La tragedia de Pablo Fermín se originó el 19 de junio de 2007 al producirse un incendio en una casa vecina en el barrio Gregorio Mayo de la capital provincial.
De inmediato, ingresó para intentar socorrer a una niña, pero una garrafa explotó y se desmoronó una estructura de la casa, lo que le provocó quemaduras y lesiones en gran parte de su cuerpo.
A raíz de las graves heridas sufridas, Pablo falleció el día 21 de junio en el hospital local tras haber protagonizado ese acto de solidaridad en el que demostró un valor y una abnegación que pocos pueden comprender.
Pablo Fermín había nacido el 16 de abril de 1969 en Esquel, siendo el primer y único hijo varón de César e Inés, al que se sumarían luego cinco hermanas.
Por razones laborales de su padre, durante su infancia, se mudaron a Rawson, donde estudió en la escuela N° 20 y en el colegio Don Bosco.
Fue un gran deportista en diferentes disciplinas y, en determinado momento, se inclinó hacia la radiodifusión.
En el año 1993/1994, comienza con un programa de difusión de música tropical hasta alcanzar el esplendor de su propuesta al conducir un programa que se tituló “Sintonía Cordobesa” junto a su gran amigo Daniel Maldonado en FM Tropical.
Luego vendría otro programa titulado “Aire de Rock”, el cual fue un éxito difundiendo material de bandas locales referentes a ese género musical, con entrevistas a los integrantes de cada banda y un cercano trato para los mismos.
También condujo un programa llamado “Tren Deportivo” en el que se difundían las actividades deportivas locales y nacionales.
Tenía una hermosa familia con Eva, compuesta por seis hijos.
Por esos acontecimientos, se instituyó que el 21 de junio se conmemora el “Día Provincial de la Solidaridad”, decretado por la Legislatura de la Provincia del Chubut, Ley 5637.
Esta fecha no sólo rinde homenaje a Pablo Fermín, sino que también busca inspirar a otros a seguir su ejemplo, recordándonos que la solidaridad es un valor que puede transformar vidas y comunidades.
En su memoria se impuso el nombre ‘Pablo Fermín’ al estudio principal de FM Tropical.
El Concejo Deliberante de Rawson convirtió a Pablo en destinatario póstumo de una tradicional distinción que se otorga en coincidencia con la celebración del aniversario de la ciudad.
Su gesto heroico sobresalió entonces entre el conjunto de vecinos y entidades capitalinas.
Su nombre volvió a aparecer al año siguiente con la identificación oficial asignada al Centro de Salud ubicado en el Barrio Gregorio Mayo, “lugar donde residía y formó su familia, con el objeto de mantener en el recuerdo, rendir homenaje y gratitud eterna a este vecino”, en una decisión que tuvo el acompañamiento del Gobierno Provincial por intermedio de la Secretaría de Salud.
El cumplimiento de las ordenanzas contempló la realización de un concurso con las pautas y preferencias para la selección de la mejor obra-escultura con la figura de Pablo César Fermín.
Los familiares y amigos de ‘Curly’ organizaron anualmente el festival solidario ‘Aire de Rock’ que tiene como objetivo ayudar a familias carenciadas o entidades de la ciudad y a su vez a comunas del interior de la provincia para homenajear su forma de vida, sus valores y convicciones.
“Todos los años hacemos hincapié en que el 21 de junio no quede como un día más, que se pueda recordar el acto heroico que tuvo Pablo. Invitamos a toda la comunidad. Por eso, se desarrolla un festival musical", precisaron las hermanas en la presentación de las distintas actividades.
"Queremos que sea una tarde para compartir en familia, homenajearlo y, a la vez, inculcar la solidaridad a cada uno de los presentes”, agregaron.
“El nombre de Pablo lo levantamos muy alto y lo llevamos a todas partes donde podemos. Era el único hermano varón de cinco mujeres. El mejor honor que hacemos es honrarlo de esta manera y no olvidarnos de lo que pasó”, subrayaron sus hermanas en la presentación de las actividades que se hacen en junio en la capital provincial.
“NO HAY AMOR MÁS GRANDE QUE DAR LA VIDA POR LOS AMIGOS”
Ambos hombres, Rubén y Pablo, compartían algo más que su deseo de ayudar: eran personas comunes, con familias, sueños y responsabilidades.
Actuaron impulsados por un profundo sentido del deber y el amor al prójimo.
Sus historias nos recuerdan que los héroes no siempre llevan capas sino que a veces visten uniformes de trabajo o llevan un micrófono en la mano.
El dolor de sus familias es inmenso pero también lo es el orgullo de saber que sus seres queridos dieron lo más preciado que tenían: sus vidas. Las lágrimas que se derraman por ellos no son sólo de tristeza sino también de gratitud.
En un mundo donde el individualismo parece ganar terreno, las historias de Rubén Zalazar y Pablo Fermín nos devuelven la fe en la humanidad.
Nos enseñan que, incluso en medio del caos, hay lugar para el amor, la compasión y la entrega. Sus vidas, aunque truncadas, dejaron un legado de esperanza y un mensaje claro: la solidaridad no conoce límites.
Que sus historias no caigan en el olvido. Que sus nombres sean pronunciados con respeto y admiración.
Que sus actos nos inspiren a ser mejores, a mirar más allá de nosotros mismos y a entender que, en la solidaridad, encontramos la verdadera esencia de lo que significa ser humano.
En cada acto de bondad, en cada gesto desinteresado, en cada mano extendida, allí estarán ellos, recordándonos que el amor es más fuerte que la muerte.
Rubén Zalazar y Pablo Fermín ya no están entre nosotros, pero su luz sigue brillando. Y que, aunque sus vidas terminaron demasiado pronto, su legado vivirá por siempre.
