Tragedia de Lobos: cómo está la causa y qué declaró el único imputado por la muerte de los chubutenses hinchas de Boca
Después de cuatro años, la jueza de Saladillo, Patricia Altamiranda, rechazó el pedido de sobreseimiento del acusado Francisco Lucesole, y elevó la causa a juicio, que se haría el año que viene en La Plata. Qué vieron los testigos, qué sostiene la fiscalía y qué esgrime la defensa. Las pruebas recabadas por la querella. El testimonio del único sobreviviente.
“Mirá cómo viene ese hijo de puta”, declaró uno de los testigos clave de la causa por el cuádruple homicidio de los cuatro chubutenses que iban a ver a jugar a Boca contra River la primera de las finales de la Copa Libertadores, el 10 de noviembre del 2018.
Eran las 8.30 pasadas, había empezado a llover desde temprano y cada tanto amainaba. La ruta estaba mojada, había charcos de agua por todos lados. Los chicos de Trelew y Rawson tenían pensando llegar a Buenos Aires antes del mediodía.
El hombre, que estaba desayunando con otros dos amigos, cruzó a comprar cigarrillos a una estación de servicio ubicada a la vera de la Ruta 205, a pocos metros de donde se produjo la tragedia.
El testigo vio que venía una Toyota Hilux que cruzó de carril dos veces y “embistió” a una Peugeot Partner “en medio de la ruta”. Enseguida escuchó el grito desesperado de una mujer: “qué horror, qué horror, qué hizo este hijo de puta”.
Los tres amigos, que se habían juntando en la casa de uno de ellos, cerca del lugar del siniestro, corroboraron lo sucedido con las imágenes de las cámaras de seguridad.
El testimonio de ellos aparece como una de las claves de la reconstrucción del siniestro vial que se llevó las vidas de Sebastián Berra, Malcom Viton, Franco Silvestri y Ezequiel Jones, quien manejaba la Partner.
No obstante, no está del todo claro qué pasó con las imágenes registradas por las cámaras. Los testigos dijeron que se la iban a dar a los familiares, pero luego apareció otra persona que se las pidió para bajarlas a un pendrive.
Según parece, al día de hoy todavía no se sabe con certeza si se pueden ver esas filmaciones.
EL ACUSADO
En la Toyota Hilux iba Francisco Lucesole, de 28 años, oriundo de Salvador María, Lobos, quien está imputado del delito de “cuádruple homicidio culposo agravado y lesiones culposas gravísimas agravadas”.
Lucesole, quien nunca estuvo preso y siguió manejando, se presentó a declarar en la Justicia cuando la causa estaba bastante avanzada, y dio su propia versión de los hechos.
"Veo un vehículo que se cruza de carril, que no alcancé a ver qué tipo de vehículo era, solo lo vi venir hacia mi carril. Ahí quise pegar el volantazo hacia mi derecha, mi banquina, pero impactamos sobre mi carril", declaró Lucesole.
La fiscal de la causa, Patricia Alejandra Hortel, en el pedido de elevación a juicio, repuso que el imputado “mintió” en su declaración.
“No se entiende cómo si pegó el volantazo hacia su derecha los daños del vehículo los tiene del lado del acompañante. Es así que podemos ver la mendacidad de los dichos de Lucesole”, subraya la fiscal.
El único que salvó su vida es Luciano Virgili, quien sufrió politraumatismos y otras lesiones graves, y pasó 20 días internado en el Hospital Italiano.
Según sus dichos, él solo recuerda que llovía mucho, iba filmando con su cámara y cuando despertó alguien le dijo que hacía 12 días que estaba postrado.
La cámara Go Pro, que pudo haber registrado alguna imagen del accidente, no apareció momentos después del siniestro. Este es uno de los tantos puntos que quedan por aclarar.
“Me pareció raro que al momento del accidente yo tenía una cámara Go Pro Hero 5 color negra, que al momento de recuperar mis pertenencias no estaba (…) La cámara se extravió y yo la tenía adentro de una mochila cerrada”, declaró Virgili.
LA CAUSA A JUICIO
El pasado miércoles 15, la jueza de garantías de Saladillo, Patricia Noemí Altamiranda, rechazó el pedido de sobreseimiento del único imputado y elevó la causa a juicio, que seguramente tendrá lugar el año que viene en La Plata.
El jueves anterior los familiares de las víctimas habían estado en el kilómetro 108 de la Ruta 205, donde coloraron cartelería de “Estrellas Amarillas” al conmemorarse cuatro años de la tragedia.
Hace unos meses, Carlos Silvestri, el padre de Franco, una de las víctimas, relató a ADNSUR cómo fueron las horas desesperadas en la Bombonera después de que se enteró que había sucedido lo peor.
Hasta ese entonces la causa no se había movido demasiado en la Justicia, cosa que sí cambió ahora.
El abogado de Lucesole pidió el sobreseimiento esgrimiendo que fue la Partner la que “invadió el carril de la Toyota Hilux” que manejaba su defendido. De ser así, esto lo eximiría de toda responsabilidad por las muertes.
La jueza entendió que esto no es suficiente para sobreseerlo, sino que hay elementos suficientes como para someter al imputado a un debate oral y público. ¿Cuáles son estas claves?
Las pericias realizadas arrojaron que Lucesole tenía 1.8 g/l de alcohol en sangre dos horas después de ocurrido el siniestro, mientras que los otros cinco chicos que iban en la Partner dieron cero de alcoholemia.
Los peritos declararon que la Hilux iba a mayor velocidad de la Partner y determinaron que esta es el “agente activo” del siniestro mientras que el otro es el “agente pasivo”. Los vehículos chocaron de frente del lado derecho.
Otro de los puntos a clarificar son el estado en que se encontraba el imputado cuando se produjo el choque, y cuáles fueron las circunstancias que desencadenaron la tragedia.
LOS QUE PARARON EN LA RUTA
Un hombre que regresaba a su casa de Lobos en camioneta, vio la Toyota Hilux y la Partner destruidas a un costado de la ruta con los chicos adentro.
Según su declaración, Lucesole estaba “aturdido” con el cinturón de seguridad puesto y el airbag en la cara mientras que Ezequiel Jones, el conductor el otro vehículo, se “quejaba” todavía consciente.
Luego pasó un matrimonio con una hija pequeña que regresaba de Laguna de Lobos y divisaron, bajo la intensa lluvia, una camioneta gris a la que le “salía humo del capot” y pensaron que “se iba a prender fuego”, declaró la mujer.
El esposo le desabrochó el cinturón de seguridad a Lucesole y -junto con ella- lo cargaron en sus hombros y lo llevaron al auto.
Una de las claves es si el imputado tenía aliento etílico minutos después del choque. “No le sentí olor a alcohol en ningún momento ni tampoco en el interior de la camioneta”, declaró uno de los testigos.
LA ÚLTIMA NOCHE
¿Qué hizo Lucesole el domingo a la madrugada antes de la tragedia? ¿Cómo venían los cinco chubutenses en la Partner? ¿Cómo fue que llegaron a cruzarse en la Ruta 205 por Lobos? Estas son algunas líneas abiertas de la investigación.
En la causa declararon dos amigos de Lucesole que estuvieron con él en un boliche y en un bar antes de que se subiera a la Hilux.
Uno de ellos dijo que salieron el sábado a un bar de Lobos; luego fueron a un boliche de Cañuelas donde tomaron unos tragos, y pegaron la vuelta a las 5.30 horas del domingo.
El joven mencionó que en el viaje de regreso escuchaban música y hacían chistes, y despidieron a Luciano a las 7 de la mañana. "Nos saludamos bien, normalmente, se podía parar bien, fue hacia la camioneta normalmente", dice el testimonio.
El otro amigo que salió con ellos esa noche, declaró que “Fran estaba tomando algo, pero no recuerdo que tomaba”, y cuando regresaban de Cañuelas a Lobos el imputado “modulaba bien”.
Lucesole esa mañana le dijo a uno de los amigos que iba a ir al campo. Aquí aparece un testimonio revelador de las explicaciones que el imputado le dio a uno de ellos de cómo sucedieron los hechos.
"Segundos previos al accidente estornuda (…) lo hace por segunda vez, cuando quiso acordar ve la camioneta que le impacta a él encima de su carril", declaró uno de los amigos que le contó el imputado.
EL ÚLTIMO VIAJE
Luciano Virgili, el único sobreviviente, declaró que el sábado cerca de las 20 horas lo pasaron a buscar los chicos en la Partner por el aeropuerto de Trelew; tenían previsto llegar el domingo a las 11 a la Bombonera para ver el superclásico.
Ellos se turnaban para manejar y siempre había un acompañante que le cebaba mate al conductor. En un momento comenzó a llover torrencialmente y tuvieron que detenerse en la banquina hasta que parara un poco.
Luego retomaron el viaje hasta que se cruzaron con Lucesole, que venía en la Toyota Hilux en sentido contrario.
Los chicos nunca llegaron a la cancha de Boca, que estaba inundada por el tremendo aguacero que había caído. Aquel domingo fatídico el partido tampoco se jugó.