Voluntarios de la Patagonia organizaron una cena para más de 100 personas en situación de calle

La noche del 24 de diciembre, la ciudad de Neuquén vivió un encuentro especial e inédito en los alrededores de la Catedral. Más de 100 personas en situación de calle y 150 voluntarios se unieron en una emotiva celebración que transformó el bulevar de Avenida Argentina en el epicentro de la solidaridad. La propuesta, conocida como "Navidad sin Vanidad", fue un acto de generosidad que buscó acompañar y compartir la Nochebuena con aquellos más necesitados.

Desde las primeras horas de la tarde, la comunidad se fue acercando a la Catedral. A las cinco, algunos de los primeros en llegar esperaban con entusiasmo el inicio de los servicios especiales, entre los cuales destacó un corte de pelo navideño ofrecido por tres voluntarias, quienes con mucho cariño atendieron a quienes lo necesitaban.

Mientras tanto, en el patio de la Catedral, los voluntarios organizaban cuidadosamente los artículos donados: ropa, juguetes y alimentos recolectados con mucho esfuerzo durante semanas. El evento no solo fue una oportunidad para ofrecer una cena, sino para generar un espacio de encuentro y solidaridad. “Había gaseosas, postres y bandejas de comida por todos lados”, relató el padre Diego Canale, uno de los organizadores del evento.

El apoyo de la gente fue esencial para que la celebración fuera posible. En su mayoría, los colaboradores eran jóvenes que, con entusiasmo, contribuyeron a que la noche fuera inolvidable. “Muchos de los que estaban en situación de calle también querían colaborar. Juntos, preparamos las mesas, decoramos y colgamos los globos”, explicó Canale, resaltando el espíritu de comunidad.

A la par, en otra zona de la ciudad, se cocinaban 26 chivos, 50 kilos de matambre y 60 kilos de chorizos, lo que auguraba una gran cena para todos. Esta comida, acompañada de música y risas, fue el corazón de la Nochebuena, donde todos, sin distinción, pudieron compartir.

El ambiente de camaradería fue palpable en cada rincón. Familias que salían de misa se sumaron a la causa, y hasta quienes pasaban en sus autos tocaban la bocina para saludar y mostrar su apoyo. "La idea era compartir y encontrar un espacio común", comentó el padre Canale.

Uno de los momentos más emotivos de la noche fue cuando los servidores se sentaron a compartir la comida con los demás. El gesto simbolizaba el verdadero espíritu de la Navidad: estar juntos, sin diferencias. “Nos encontramos con personas que tal vez no tenían un lugar donde cenar y encontraron allí no solo comida, sino también compañía”, dijo Canale.

En medio de la celebración, un par de abuelos llegaron tímidamente. Se acercaron a contarles que no tenían nada para comer y, al encontrarse con la fiesta, se unieron con sorpresa y gratitud. “Fue un gesto hermoso, porque muchos no esperaban encontrar algo tan cálido”, relató el padre.

La escena que más conmovió fue cuando los asistentes formaron una fila para besar al “Niño Jesús”, un acto simbólico lleno de cariño y contención. “Este tipo de momentos generan una emoción profunda porque, para muchos, la Nochebuena evoca recuerdos de todo tipo, algunos dolorosos y otros más felices, pero juntos logramos que fuera una noche especial”, recordó Canale.

A medida que la noche llegó a su fin, los asistentes se retiraron con una sensación de gratitud. Además de la cena, pudieron llevarse bolsas con pan dulce, budines y ropa, para completar un acto de generosidad que no solo llenó estómagos, sino corazones.

Más de 100 personas en situación de calle, además de familias vulnerables y jóvenes, fueron parte de esta celebración única. El agradecimiento de los presentes fue abrumador. “Un chico me dijo: ‘Hoy no necesité las drogas, porque esta noche fue diferente’", relató Canale, quien destacó que esas palabras fueron el broche de oro para una noche de Navidad que quedará en la memoria de todos.

Con información de Diario Río Negro