Escondido entre las montañas y el río Limay, Villa Llanquín es un pequeño pueblo de la Patagonia argentina que atrapa a todo aquel que lo visita. A pesar de estar cerca de los principales destinos turísticos de la región, este rincón sigue siendo un secreto bien guardado, ofreciendo a los viajeros una experiencia auténtica y alejada de las multitudes.

Ubicado a 40 kilómetros de la ciudad de Bariloche, en la provincia de Río Negro, Villa Llanquín se caracteriza por sus paisajes de estepa, su tranquilidad y su estrecha conexión con la naturaleza. Este pueblo de poco más de 350 habitantes permanentes se ha convertido en un refugio para quienes buscan escapar de las aglomeraciones y disfrutar de actividades al aire libre en un entorno privilegiado.

La llegada a Villa Llanquín es toda una experiencia en sí misma. Los visitantes pueden optar por cruzar el río Limay en una balsa gratuita que los transporta desde la provincia de Neuquén hasta la de Río Negro, o bien tomar la ruta 23 que, si bien es de ripio y no se encuentra en las mejores condiciones, les permitirá adentrarse en el corazón del pueblo.

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Villa Llanquín · Río Limay, Cipolletti, Río Negro, Argentina

Una vez en Villa Llanquín, los turistas quedan cautivados por la belleza de sus paisajes y la sensación de paz que transmite el lugar. Lejos del ruido y con una señal de teléfono casi inexistente, este destino ofrece la oportunidad de desconectarse y establecer una conexión genuina con la naturaleza.

ACTIVIDADES Y ATRACCIONES

Si bien Villa Llanquín aún no cuenta con una gran infraestructura turística ni circuitos predefinidos, los visitantes pueden disfrutar de una amplia variedad de actividades y experiencias.

Los amantes de la naturaleza encontrarán en este pueblo múltiples opciones para explorar: senderos de trekking, áreas a lo largo del río Limay ideales para la pesca deportiva (cuya temporada se extiende de noviembre a marzo), oportunidades para realizar cabalgatas y lugares para la escalada, como Piedras Coloradas.

Además, los ciclistas pueden recorrer la Vuelta del Arroyo Chacay, un circuito de 60 kilómetros que permite descubrir los rincones más bellos del entorno. Y para quienes prefieren un ritmo más tranquilo, una visita al campo de lavandas del pueblo, que alberga más de 4.000 plantas, es una alternativa atractiva.

Aquellos que deseen pasar una o más noches en Villa Llanquín encontrarán algunas opciones de hospedaje, como campings y pintorescas cabañas, que les permitirán disfrutar del lugar a pleno.

UN DESTINO EN CRECIMIENTO

Inicialmente conocido principalmente por los pescadores, Villa Llanquín ha experimentado un crecimiento en los últimos años gracias al turismo rural, el boca a boca y las plataformas de redes sociales. Aunque aún no cuenta con circuitos turísticos armados, el pueblo ya ofrece cinco campamentos, cabañas y una posada con restaurante.

A pesar de este incipiente desarrollo, Villa Llanquín sigue manteniendo su encanto y autenticidad. La falta de grandes infraestructuras y la escasez de señal de teléfono le otorgan un toque místico y especial, alejado de las aglomeraciones y el ritmo frenético de los principales destinos patagónicos.

El campo de lavanda.

Para quienes buscan explorar nuevos rincones de la Patagonia y vivir una experiencia auténtica en contacto con la naturaleza, Villa Llanquín se presenta como un oasis secreto que promete dejar una huella imborrable en quienes lo visitan.

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