Los inviernos en la Patagonia argentina son sinónimo de paisajes imponentes, actividades al aire libre y una conexión profunda con la naturaleza. Sin embargo, esta región del sur del país también ofrece alternativas cautivadoras para quienes prefieren escapar del frío y disfrutar de un entorno más acogedor durante las vacaciones.

Más allá de los destinos turísticos más conocidos, la Patagonia esconde rincones únicos y poco explorados que merecen ser descubiertos. Desde lagunas congeladas hasta templos budistas en medio de la estepa, estos cuatro lugares imperdibles invitan a explorar los encantos de esta vasta y diversa región.

SALINAS DEL GUALICHO  

En Las Grutas existen distintas opciones para disfrutar esta temporada invernal, como las visitas a alguno de los tres olivares abiertos al público para adentrarse en el proceso productivo de aceites y derivados de altísima calidad, o las excursiones a las Salinas del Gualicho, un infinito oasis de sal que conforma un atractivo maravilloso y plagado de misterios a 50 kilómetros del balneario. El broche de oro para la estadía está en la exquisita oferta gastronómica que ofrecen los establecimientos grutenses que atesoran una gran variedad de exquisitos platos elaborados a base de los recursos marítimos de la zona.

Las salinas del Gualicho, que están a 50 km al oeste de Las Grutas y a 72 metros por debajo del nivel del mar, son uno de los sitios imperdibles.  La firma Desert Tracks, que está ubicada a la altura de la tercera bajada, te ofrece realizar una excursión para conocerla por $40.000. Si la combinás con otra propuesta pagás $60.000 por las dos aventuras. Una posibilidad es recorrer las playas ubicadas hacia el sur (jugando en los médanos con tablas de sandboar o trineos), conocer la fábrica de aceite de oliva grutense y, más tarde, deslumbrarte con el salar.

ESTUPA DE EPUYÉN 

Esta imponente construcción budista, la más grande y austral de Argentina, se encuentra a 35 km de la localidad de El Hoyo. Inaugurada en 2011 gracias a la labor de un lama nepalí, la Estupa de Epuyén atrae a miles de visitantes por su carga energética y espiritual.

El monumento blanco se levanta en medio de las colinas, al final de un camino de tierra. Fue construido en 2011 gracias a las donaciones de dos familias y consagrado con todos los rituales por monjes tibetanos que vinieron especialmente de la India.

La Estupa abre todo el año, y se llega luego de descender por un sendero que deja adivinar de a poco el contorno del templo y sus banderines de colores que se mueven con el viento. No hay que dejar el pueblo sin visitarla: es una atracción turística más allá de su sentido espiritual. Es con entrada libre, abierta a toda hora y a todos los que quieran meditar o, simplemente, conectarse con la naturaleza en un entorno de silencio y belleza.

LAGUNA AZUL

La ruta 3 dibuja sus últimos pasos al sur de Río Gallegos antes de ingresar en las gélidas tierras australes de Chile y poco más parece deparar el paisaje a los visitantes ávidos de descubrir los rincones menos transitados de Santa Cruz. Hasta que a unos 60 kilómetros de la capital provincial surge la enorme olla volcánica de la Reserva Geológica Laguna Azul. El cráter apagado interrumpe la uniforme planicie recubierta de matas de la meseta con su cráter inundado en medio de conos puntiagudos de escoria (fragmentos de lava apilados alrededor de chimeneas volcánicas que se encendieron durante el holoceno, hace 2.500.000 años), crestas y coladas de lava sobre rocas de basalto.

Los originarios pobladores tehuelches habían bautizado Pali Aike (“Lugar del diablo”) esta extraña formación natural, recubierta varias veces en el día por el sol con una pátina que pasa del gris al verde o resalta el azul intenso de la superficie del agua, un fenómeno originado por la ausencia de piedras en el fondo. La única caminata posible para admirar esta postal en toda su dimensión -por un sendero que recorre el campo volcánico de la parte superior- implica andar con cuidado para no tropezar con las afloraciones de lava ni rozar las amenazantes espinas de pequeños arbustos, como coirón y calafate.

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CASCADA LA FRAGUA 

En el Departamento Minas, a 4 km de Manzano Amargo, se encuentra esta impresionante cascada de 40 metros de altura que se congela durante el invierno, ofreciendo un espectáculo natural único. Para llegar, se debe tomar la ruta 54 en el norte neuquino. Cuenta con un parador gastronómico y una pasarela. 

Estos cuatro destinos de la Patagonia argentina son una muestra de la riqueza y diversidad que ofrece esta región más allá de los circuitos tradicionales. Ya sea en busca de aventura, conexión espiritual o simplemente para disfrutar de paisajes imponentes, la Patagonia tiene mucho más para descubrir allá donde se mire. Sin duda, una invitación irresistible para explorar los rincones más cautivadores de este territorio único durante las próximas

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