Con el verano a punto de comenzar, la evidencia de los problemas de agua en Comodoro Rivadavia, Rada Tilly y Caleta Olivia volvió a manifestarse en toda su magnitud. En coincidencia con el cambio de gobiernos en todos los estados, el tema aparece también como un desafío para las autoridades a punto de asumir.

El problema demanda soluciones en dos niveles. Las urgentes y las de fondo. Unas tienen menos tiempo que otras, pero representan una amenaza similar para el desarrollo de la vida en la región. 

La gravedad quedó reflejada en la serie de 7 roturas que se produjo entre el jueves 16 y el martes 21 de noviembre, en una secuencia que recordó sucesos de la década del 80, cuando el único acueducto existente por entonces, el de 1966, sufría una rotura tras otra.

El intendente electo de Comodoro Rivadavia, Othar Macharashvili, usó una expresión entendible, pero no del todo correcta: “Es un déjá vù’”, dijo, en torno a la sucesión de hechos atravesados por la ciudad a lo largo de sus 123 años de vida.  

La rotura frecuente en el tramo crítico del acueducto motivó un plan de contingencia con costos que demandan más de 700 millones de pesos.

Mientras la expresión francesa remite a situaciones vividas por primera vez, con sensación de haber sido atravesados antes, en este caso la historia es realmente repetida, hasta el hartazgo, con generaciones igualmente frustradas, mientras el paso de los años no da garantías de salir del bucle de tiempo.

Con el problema del agua, Comodoro Rivadavia y zonas aledañas viven su propio “Día de la Marmota”, pero sin los aprendizajes ni evoluciones de aquel personaje interpretado por Bill Murray, en la recordada película de los años 90.

Tapa del diario Crónica, 4 de febrero de 1986. Un pueblo condenado a repetir su historia.

 CASI SE AGOTAN LOS CAÑOS DE REPUESTO

El gerente de la Sociedad Cooperativa Popular Limitada (SCPL) de Comodoro Rivadavia, Ezequiel Suazo, detalló cuáles son las obras paliativas que la entidad propone para mejorar el funcionamiento del acueducto construido en 1999, que sufrió siete roturas en menos de una semana.

Suazo detalló que el costo estimado de las obras es de 740 millones de pesos, que incluyen la construcción de caños telescópicos de repuesto, válvulas aliviadoras de presión, bypass de recirculación en las estaciones de bombeo y bypass entre el acueducto nuevo y el viejo, para posibilitar maniobras de traspaso de caudal en caso de nuevas contingencias, que no pueden descartarse.

El gerente de la SCPL indicó que estas obras son necesarias para evitar que ‘el acueducto 99’, que tiene más de 20 años de antigüedad y ha sufrido diversas roturas a lo largo de su historia, se deteriore aún más (por la falta de protección catódica sufrida en los primeros años de funcionamiento) y la modificación de las propiedades del suelo por donde pasa el conducto.

Las roturas fueron la imagen repetida en menos de una semana.

Suazo también reveló que por la seguidilla de roturas que se produjeron en el tramo crítico entre Cerro Negro y Valle Hermoso, “se gastó todo el stock de caños que teníamos previsto para la temporada de verano”, por lo que tuvieron que recurrir “a varios proveedores que trabajaron 24 horas para reponerlos”. Cada caño tiene un costo aproximado de 10 millones de pesos, solo en la chapa rolada de metal, según precisó.

Por eso, parte del plan propuesto incluye la reposición de caños, que si bien hoy se recuperaron, el directivo no descartó que puedan faltar en caso de averías continuas durante el verano, cuando el sistema trabaja bajo la mayor exigencia del año.

El plan elaborado se presentó “a la Dirección de Servicios Públicos, que depende del Estado provincial, que es el propietario del acueducto”, al tiempo que también se está gestionando ayuda de os municipios para poder financiar las obras paliativas.

Ezequiel Suazo, gerente de la SCPL.

Suazo advirtió que si en el verano tienen una seguidilla de roturas como la que tuvieron, van a necesitar un aporte extraordinario, mientras que el stock de caños de repuesto podría verse superado si no se toman las precauciones necesarias.

A su turno, Othar Macharashvili sumó otro componente, en el que reclamó la asistencia no sólo del próximo gobierno de Chubut, sino también de las autoridades a punto de asumir en Caleta Olivia y Santa Cruz.

LA DEMANDA DE AGUA DE CALETA OLIVIA Y LOS COSTOS DE DESALINIZAR AGUA DE MAR

El sistema acueducto nutre también a la ciudad santacruceño de Caleta Olivia, con un aporte de alrededor de 500 metros cúbicos por hora, es decir casi el 10% del caudal total que se transporta diariamente desde el lago Musters.

La ciudad del norte santacruceño fue además beneficiaria de la primera parte de la obra de repotenciación del acueducto, que hoy está paralizada pese a que la falta menos de un 10% para su conclusión. Entre 2014 y 2015, se hizo el recambio de la cañería que ingresa a aquella ciudad y se construyó también la planta de ósmosis inversa, para desalinizar agua de mar.

La planta tiene capacidad para producir, a partir de agua de mar, 500 metros cúbicos por hora de agua dulce, pero hoy funciona a la mitad de su capacidad, por problemas vinculados al abastecimiento de energía, lo que demanda obras de infraestructura complementaria.

Planta de ósmosis inversa en Caleta Olivia. Con obras de infraestructura eléctrica podría alcanzar mayor producción. Foto: El caletense.

Así, la solución proyectada 10 años atrás, quedó también a mitad de camino, por lo que el norte santacruceño sigue dependiendo del acueducto y sufre una mayor frecuencia de cortes de agua que Comodoro Rivadavia, según precisó Suazo.

El directivo de la SCPL también explicó los problemas de mayores costos que significan las plantas desalinizadoras, que configuran una opción que el Municipio de Comodoro buscará explorar en la próxima gestión, tal como anunció Macaharashvili.

“Hay estudios que demuestran que el costo por metro cúbico de agua puede ser de 1 dólar por metro cúbico o incluso más, 1,30 ó 1,40 -reifrió Suazo-. Puerto Pirámides tiene una planta desalinizadora y le cuesta 3 dólares por metro cúbico, pero en ese caso el costo está subsidiado por el Estado provincial”.

Comparativamente, añadió, hoy el costo del transporte de agua por el sistema acueducto cuesta alrededor de 137 pesos por metro cúbico y si bien requerirá una actualización hasta algo más de 170 pesos, sigue muy por debajo de los 900 pesos que pueden tomarse hoy como referencia del dólar.

SIN OBRA PÚBLICA A LA VISTA, EL REEMPLAZO DE CAÑERÍAS QUEDA EN ESPERA Y SE APUNTA A MEJORAR LOS ACUÍFEROS

La solución de fondo para el sistema acueducto es el reemplazo total de la cañería construida en el año 1999 y su reemplazo por tecnología de nueva, por caños de fibra de vidrio, que resultarían más adaptables a las características del terreno.

En el corto plazo, la región deberá gestionar el recambio de los 40 kilómetros que van desde Cerro Negro a Valle Hermoso, que es el punto crítico de las roturas reiteradas. El proyecto se había valuado en 13.000 millones de pesos en el presupuesto nacional 2023 y forma parte de un plan integral de obras.

Los trabajos de la SCPL durante la rotura del acueducto.

El proyecto ejecutivo fue enviado para su revisión en Nación y se debe actualizar el monto final del costo de la obra. Sin embargo, Suazo reconoció que el contexto político nacional es complicado para la obra pública, ya que el presidente electo, Javier Milei, anunció que no destinará fondos para obras públicas.

Por eso, se exploran otras alternativas, como el mejoramiento de los acuíferos. En Manantiales Behr quedó trunca una obra para la perforación de 10 nuevos pozos, pese a que tenía garantizados los fondos de Nación. Por otra parte, ahora se apunta a la optimización de éste y otros acuíferos, como El Trébol y Escalante.

Según Suazo, cada uno podría incrementar su producción de agua hasta en 400 metros cúbicos por hora o más, lo que de concretarse no sería un aporte menor, considerando que la obra de repotenciación del acueducto busca sumar un caudal adicional de algo más de 2.000 metros cúbicos por hora.

Las roturas frecuentes de la cañería demandan un recambio urgente del tramo crítico.

“Le pedimos al Ejecutivo municipal y provincial para que definan un rumbo de hacia dónde buscamos la producción de agua -reseñó finalmente-, si seguimos insistiendo en las obras del acueducto o si apuntamos a producir más agua de acuíferos”.

Ene ese esquema, el directivo no descartó que se puedan sumar plantas desalinizadores como un complemento, pero no como una fuente única de abastecimiento. Y mencionó también la presentación de un proyecto particular, que consistiría en re aprovechar el viejo cauce del río Chico  (hoy totalmente seco) con una canalización que derive un eventual nuevo caudal de agua hacia Comodoro Rivadavia, que se transportaría en forma natural y no por electro impulsión.

Las alternativas deberían estudiarse con celeridad y adoptar definiciones rápidas, según se comprometió también el próximo intendente, Othar Macharashvili. La próxima gestión municipal tendrá un desafío adicional: el de empezar a cambiar, en un aspecto vital, parte de la historia de la ciudad, en lugar de seguir sumando años y períodos de gobierno a un mismo y repetido relato.

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