El recorte de fondos para obras públicas que anunció el presidente Javier Milei choca con la determinación, al menos el discurso, del gobernador Ignacio Torres, cuando afirmó su decisión de encarar proyectos de infraestructura de importancia para Chubut, aun dentro de la crisis económica del país y de la provincia en particular. Entre esas iniciativas, que plantean soluciones de fondo sin caer en propuestas faraónicas (irrealizables), aparece como un claro desafío la alternativa de pavimentar la ruta 37, para resolver el histórico problema de la ruta 3 en su paso por la urbe petrolera.

El deslizamiento de la ruta 3 en su ingreso al centro de Comodoro Rivadavia, ocurrido el 30 de agosto último, volvió a dejar en evidencia la falta de una solución de fondo al problema del tránsito pesado por el corazón de la ciudad. Ese evento dejó en claro también otra realidad y es que aun antes de ese problema, la vinculación entre la zona sur y zona norte ya se encontraba colapsada, debido a la gran cantidad de vehículos que circulan a diario.

El caos vehicular en Comodoro se vio multiplicado por la rotura de la ruta, pero aun con esa arteria reparada sigue con grandes inconvenientes para la circulación.

A esa complejidad se suma el paso de 5.000 camiones por día, tornando la circulación, en horas pico de la temporada escolar, altamente dificultosa. Si a eso se suman imprevistos, no tan graves como un desprendimiento geológico sino tan simples como un accidente de tránsito sin personas lesionadas, entonces el caos se potencia hasta impedir la circulación, o provocar demoras absurdas para cubrir distancias de entre 3 y 5 kilómetros.

Vale insistir: la reparación realizada tras el último deslizamiento carece todavía de la extensión de la obra de protección de todo el frente costero, que se vio gravemente erosionado en los últimos años por acción de las corrientes marítimas. La última solución provisoria tuvo una duración de 3 décadas, luego del deslizamiento de 1995; pero la distancia entre eventos que impidieron la circulación en el último tiempo fue mucho más acotada, contando la caída de la roca en septiembre de 2022 y el desplazamiento del talud, que se extendió durante todo septiembre de 2023.

Otra de las obras que resta completar es el muro de protección de todo el frente costero, entre la costanera y km.3.

La circunvalación de la ruta 3 no resolverá esa inestabilidad geológica en un sector neurálgico de la ciudad, pero alivianar la carga de tránsito en ese tramo es tan vital como la pavimentación de los caminos alternativos que se utilizaron durante la última emergencia, especialmente el de las caballerizas y el trayecto que une Saavedra con Laprida.

LA PAVIMENTACIÓN DE LA RUTA 37 Y OTRAS OPCIONES PARA LA CIRCUNVALACIÓN

Si algo positivo dejó la emergencia que vivió la ciudad en septiembre del año pasado fue la comprobación, una vez más, de que la ruta provincial 37 puede ser una opción de circulación para el tránsito de camiones.

Aun en su actual estructura de ripio, con el mantenimiento adecuado, fue de gran utilidad el trayecto de alrededor de 40 kilómetros, que al norte se inicia en el cruce con ruta 3, antes de iniciar el descenso del cañadón Ferrays. El empalme con la ruta 26 se hizo a la altura de Pampa del Castillo, para llegar desde ahí hasta la rotonda de 3 y 26.

La pavimentación de la ruta 37 podría ser parte de una solución integral al problema del tránsito en Comodoro Rivadavia.

El otro hecho positivo de esos días de emergencia fue la decisión de realizar un proyecto, por parte de Vialidad Provincial, para su pavimentación, para lo cual se firmó un convenio entre el organismo provincial y su par del ámbito nacional. Aunque todo aquello diluido en el proceso electoral de octubre a noviembre y el cambio de gobierno, son instrumentos que podrían retomarse para dar celeridad, si lo que se busca es una solución de fondo y medianamente ‘ejecutable’ en el corto plazo, es decir dentro de los próximos dos años.  

La posible pavimentación de la ruta 37 como alternativa de circunvalación ya había sido planteada por ADNSUR en un artículo publicado el 10 de agosto del año 2017, ante un problema circunstancial que en aquel momento llevó a un desvío temporal del tránsito pesado en su paso por la ciudad.

“No se necesitan obras de arte como puentes o alcantarillas –contó, en aquel momento, uno de los técnicos con experiencia en obras viales-. Es una obra perfectamente realizable, sin grandes complicaciones desde el punto de vista constructivo, porque no demanda movimientos de suelo ni grandes trabajos de desmonte. Es una obra prácticamente recta”.

El colapso de la ruta 3 ya es un recuerdo, pero los dos eventos ocurridos con menos de un año de diferencia dan una señal de alerta.

Aun cuando se suman algunos kilómetros más en el recorrido, la ventaja de ese trayecto es que se evita el paso por el complejo cañadón Ferrays, con el alto riesgo que implica para los camiones tanto en bajada como en subida, además de que al evitar el paso por zona urbana (donde confluyen más de 50.000 vehículos por día) compensa el mayor tramo con la agilización de tiempos.

No es la única alternativa a la hora de pensar la circunvalación de la ciudad, pero parece la más sencilla de encarar, en comparación al viaducto, del que volvió a hablarse en el evento del año pasado, o de la traza de circunvalación por la zona oeste, que demandaría grandes volúmenes de movimiento de suelo en zonas cada vez más cercanas a áreas urbanas.

Otra ventaja de tomar la traza alternativa ya existente es la de costos. Aunque no hay precisiones, las referencias que se manejan en sectores de la industria de la construcción, vertidas años atrás, oscilaban entre los 5 y los 10 millones de dólares, es decir mucho menos costosa que la opción del viaducto (estimado en 65 millones de dólares) o la circunvalación con traza nueva desde ‘cero’.

EL PROBLEMA DEL FINANCIAMIENTO

En imposible hablar de obras de infraestructura básica sin tener en cuenta el contexto de crisis económica que atraviesa el país, con efectos potenciados en Chubut a partir de un endeudamiento endémico en los últimos 10 años.

“En Chubut, obra pública sí”, dijo Torres en su discurso de asunción, el pasado 9 de diciembre, en contraposición al ‘no hay plata’ planteado por Javier Milei, al anunciar el corte de fondos para obras públicas.

Torres busca financiamiento externo para obra pública, con financiamiento indirecto de Nación.

No es una mera cuestión de voluntarismo, ya que la provincia tampoco tiene capacidad para absorber con fondos propios las obras que dejará de financiar Nación. El esquema que tiene en mente el gobernador apunta a la obtención de financiamiento internacional, en un sistema acordado con Nación.

“Hay un fondo árabe que está dispuesto a financiar algunas obras, con una forma de recupero en el que sería parte de la operación. Por ejemplo, una represa que servirá para generación de energía, en la que ellos recuperarían el 50% de lo que inviertan con la operación de la central hidroeléctrica”, contó una fuente que participa en ese tipo de negociaones.

Las alternativas también pasan por las líneas de crédito del BID o el Banco Mundial, con cuyos representantes hará reuniones en las próximas semanas. No todas las obras tienen posibilidad de recupero por la participación privada, por lo que en ese marco surge la otra forma de recupero, con participación indirecta del Estado nacional.

La idea no es sencilla, pero puede resultar novedosa. Como Chubut le debe al Estado nacional una serie de préstamos que en su momento tomó para pagar sueldos y aguinaldos, la intención del mandatario es salir a tomar esos créditos externos, pero que Nación impute ese endeudamiento para hacer obras (que el propio gobierno de Milei no va a ejecutar) como compensación por la deuda con el Estado nacional.

“Así, nos desendeudamos haciendo obras”, suele explicar Torres cuando habla de ese esquema, que todavía debe encontrar a los capitales dispuestos a prestarle plata al estado chubutense. Si da resultado, sería la modalidad con la que el nuevo gobierno apunta a resolver otros problemas de infraestructura básica, que en Comodoro Rivadavia tienen que ver fundamentalmente con la seguridad en el abastecimiento de agua y las obras hídricas pendientes tras la catástrofe de 2017. La presa del lago Fontana, por otra parte, fue parte de la agenda con el ministro Guillermo Franco, quien tomó nota de que la misma ya fue adjudicada y tiene firmada el acta de inicio. 

La reconstrucción de la ruta 40, en el tramo Facundo-Tamarisco, es otra de las obras de infraestructura que el gobernador tendría en mente financiar con fondos externos.

En materia de obras en la provincia, otro de los proyectos clave en los que piensa la nueva administración es la reconstrucción de gran parte de la ruta 40 en su paso por Chubut, que tiene en el tramo Facundo-Tamariscos, de poco más de 40 kilómetros, una situación de absoluta precariedad, que choca de frente contra la política de desarrollo turístico que anuncia el gobierno provincial.

El sistema de financiamiento, si se logra concretar, será la clave para una gestión de gobierno que tiene ante sí el desafío de dar respuesta a problemas históricos, en un marco de crisis con pocos precedentes en el país. El intento no parece desacertado, ya que la otra opción es quedarse de brazos cruzados, mientras se administra la creciente escasez.

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