“No pensé que iba a ser tan duro, sobre todo por el frío”, admite Guillermo Tibaldi. La frase sorprende. El submarinista tiene una amplia experiencia realizando travesías. Su hoja de ruta enumera galardones en diferentes partes del mundo donde desafió el frío, la distancia y la resistencia. Sin embargo, la Patagonia una vez más lo puso a prueba y el invierno argentino lo sorprendió. 

Por estas horas, Guillermo ya está en Puerto Madryn. A la medianoche llegó al muelle Comandante Luis Piedrabuena y cumplió otra etapa de esta travesía que comenzó el 6 de julio y que superó los 1000 kilómetros; todo por homenajear a aquellos submarinistas que perdieron la vida en el hundimiento del ARA San Juan, hace ya casi 7 años.

Guillermo tiene 69 años y realiza una travesía de más de 3000 kilómetros en homenaje a la tripulación del ARA San Juan.
Guillermo tiene 69 años y realiza una travesía de más de 3000 kilómetros en homenaje a la tripulación del ARA San Juan.

Esta no es la primera travesía que realiza este hombre de 69 años. Tibaldi, quien prestó servicio durante 42 años en la Armada como submarinista y comandante, es un destacado deportista amateur. 

Con orgullo, cuenta que corrió un Ironman en cada continente, la maratón de Malvinas y varios ultramaratones de más de 100 kilómetros. Además, subió tres veces el Aconcagua y es montañista y kayakista de travesía.

“En general, siempre tuve una actividad deportiva destacada, pero cuando decidí hacer cumbre en el Aconcagua en el 2000, dejé de fumar y empecé a ponerme un montón de objetivos”, dice a ADNSUR al repasar cómo comenzó su historia con el deporte. 

“Comandé una expedición a la Isla de los Estados en la que tardamos 30 días en cruzar por terrenos que son declarados intransitables por el Instituto Geográfico Militar y en 2019 uní el Muelle del submarino ARA San Juan con la cumbre del Aconcagua. Fue una travesía de 83 días y pude erigir un memorial en Mar del Plata”. 

En 2019, Guillermo unión Mar del Plata con la cumbre del Aconcagua para homenajear a la tripulación del ARA San Juan.
En 2019, Guillermo unión Mar del Plata con la cumbre del Aconcagua para homenajear a la tripulación del ARA San Juan.

Este año Guillermo se propuso un nuevo desafío, unir el puerto de Mar del Plata con Ushuaia, una travesía de más de 3000 kilómetros y 133 días. “Esto surgió cuando conocí el Puerto de Almanza, que es el lugar donde pudieron saludar a los submarinistas del San Juan en el canal de Beagle. Estuve en la escuela que se llama ‘44 héroes del San Juan’ y se me ocurrió poder erigir un memorial, que voy a inaugurar el 15 de noviembre, si Dios quiere”.

La travesía de Guillermo tiene varios objetivos. Además del homenaje, realiza charlas en escuelas e instituciones donde cuenta la experiencia de un submarinista y enaltece la figura de los integrantes del San Juan. Además, hace una colecta de pañales que serán donados al Hospital Regional de Ushuaia. Consiste en donar, con ayuda de la comunidad, tres pañales por cada kilómetro recorrido.

Guillermo en plena travesía.
Guillermo en plena travesía.

Guillermo lo admite, no es una empresa fácil, principalmente porque el desafío es más duro de lo previsto, y todo lo hace a pulmón, acompañado por una persona de confianza que lo espera en los puntos de descanso de cada día.

Durante estos más de 1000 kilómetros, varios amigos lo han acompañado. Su tarea es simple, pero ingrata, cuenta Guillermo, porque “pasan mucho tiempo solos, sin nada que hacer, esperando a que él llegue a destino”. 

Es que cada jornada comienza con la salida del sol, cuando el frío mengua y el invierno da un poco de respiro. Suele ser hacer entre 30 y 35 kilómetros por día, con un descanso cerca del mediodía, momento en que suele comer con su acompañante. El menú varía según la ocasión. A veces es comida elaborada y muchas veces comidas prehechas, disecadas o termoestabilizadas que alivian bastante el trayecto.

“Es fundamental el apoyo, es muy lindo sentirse acompañado”, admite en ese sentido. 

Por supuesto, en la ruta, la noche llega donde cae el sol y muchas veces su camioneta es el refugio para descansar y luego seguir camino. 

Quizás por eso está tan agradecido al personal de Gendarmería que lo recibió en Sierra Grande. Por un par de noches esta vez pudo dormir en una cama. 

Guillermo la última semana llegó a Sierra Grande y completó los 1000 kilómetros.
Guillermo la última semana llegó a Sierra Grande y completó los 1000 kilómetros.

Por estos días, el destino de Guillermo es Madryn, donde tendrá una nutrida agenda y la visita de su hijo y su nuera. También llegará su esposa, quien será su acompañante de apoyo en la continuidad de la ruta. 

Como dice, es un trabajo de todos los días, sin descanso y con muchas horas de edición y producción. Es que Guillermo comparte toda la travesía a través de sus redes sociales y su canal de YouTube, donde comparte el día a día de lo que sucede en la ruta. 

CAP 5- 3000 Km a pie Homenaje ARA San Juan - LLEGUE a LAS GRUTAS #running #motivacion #vanlife

Al momento de elegir el tramo más complejo no duda, asegura que fue Buenos Aires, “sobre todo por las banquinas, porque están con pasto crecido y hay mucho tránsito”, lo que no permite ir por el pavimento. 

En Patagonia, en cambio, lo difícil es el clima, tanto de día como de noche, al momento de dormir. Pero lo lindo es lo que sucede en cada tramo o cada charla. 

“Esta travesía siempre tiene cosas mágicas. Yo no creo mucho en esas cosas, pero las cosas que te van pasando en la ruta y la gente que conocés es algo único. La otra vez se me rompió la cocina y una persona vino y la arregló enseguida; o ayer, iba caminando y perdí las bananas que suelo comer en el camino, de repente paró un auto y era una docente que quería saludarme. Me invitó una banana y luego siguió. Después está todo el apoyo, porque tengo colaboración de un montón de gente. El Automóvil Club, por ejemplo, me asiste si llegara a tener un problema con la camioneta, pero también para dormir en su camping. Gendarmería, la Armada Argentina, me apoyan y ayer salió al encuentro un comisario que se ofreció a darme apoyo. La gente es muy buena onda porque interpreta lo que estoy haciendo: un homenaje a mis compañeros que no tiene fines económicos ni políticos, que es solo poner el recurso más bajo que tengo, que es poner el tiempo que me queda de vida.”

En cada ciudad, Guillermo da una charla en una escuela para recordar a la tripulación del ARA San Juan.
En cada ciudad, Guillermo da una charla en una escuela para recordar a la tripulación del ARA San Juan.

Guillermo lo dice, es un homenaje a sus compañeros, aquellos submarinistas que en muchos casos conoció. Es que, como cuenta, alguno fue subordinado de él; al segundo comandante lo conocía desde muy chiquito porque el papá había sido segundo comandante suyo, y en la tripulación del San Juan también había dos compañeros de la escuela naval de su hijo, quien afortunadamente se fue de baja. 

Por supuesto, la charla sobre lo que sucedió con el San Juan no se puede evitar. A Guillermo le cambia la voz cuando recuerda esos días y el momento exacto en que se enteró de lo que sucedía.

“Yo ya estaba retirado, estaba en el gimnasio y un amigo de Buenos Aires se enteró de que había un incendio en la puerta de batería. Me llamó para preguntarme si eso era grave, le dije que sí y me quedé preocupado. Volví a mi casa y a la tarde llamé a las Fuerzas Submarinas para preguntar cómo andaba todo. Me dijeron que no se habían comunicado y para mí eso fue lapidario. El día 15 de noviembre yo consideré como comandante que lo que había pasado era muy grave, que era no aparecer más, porque un comandante es muy raro que no se comunique.” 

Guillermo admite que, en medio de tanto ruido que había en torno a la desaparición y tanto sensacionalismo, optó por el silencio. “Fue algo totalmente innecesario y preferí quedarme completamente aislado, porque tampoco tenía mucha esperanza para darle a los familiares. Por eso, cuando pasó el tiempo, decidí hacer todo esto que estoy haciendo por ellos”.

El submarinista sabe de lo que habla. Pasó casi un año bajo el agua, hizo dos viajes en la Fragata Libertad, fue comandante del submarino ARA San Juan por dos años y también del área naval fluvial.

Por eso lo enoja tanto aquel capítulo del documental de Netflix donde un hombre asegura que al submarino lo hundió un torpedo. En ese sentido, es categórico: “es una ridiculez tan grande como que la Tierra es plana”.

Guillermo fue submarinista y comandante en la Armada.
Guillermo fue submarinista y comandante en la Armada.

La charla va llegando a su fin. En Sierra Grande ya es de noche y hay que planificar la ruta para llegar a Madryn. La pregunta es inevitable, ¿por qué lo hace? “Lo hago porque lo siento, porque me llena el corazón, porque me reconforta que la gente me siga y podamos mantener la memoria de los 44 en este séptimo aniversario del naufragio, porque es un homenaje de un comandante a sus compañeros con la ilusión de que sea un homenaje de la sociedad a través de estas charlas, un memorial y una acción solidaria a través de la memoria de ellos”, sentencia. 

Del Instagram de guillermo_tibaldi
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