El miedo, la incertidumbre y la idea de una guerra injusta son el denominador común de los recuerdos de quienes vivieron de cerca la guerra de Malvinas. Y Comodoro, ciudad estratégica en ese escenario bélico, lo sabe mejor que nadie. Simulacros de bombardeos en escuelas llenas de niños, jefes de manzana y oscurecimientos en todas las casas para evitar ser un blanco fácil de ataques aéreos, fueron postales cotidianas de un tiempo que no se borra de ninguna memoria.

LA ANGUSTIA DEL PERSONAL DE SALUD

Regina Gaska es médica ginecóloga y una mujer de carácter firme. Durante la Guerra de Malvinas era la Jefa del Departamento de Tocoginecología del Hospital Regional. Recordó que llegó un día a su trabajo y mientras miraba historias clínicas, entró a los gritos su colega Hugo Abraham: ¡“Tomamos las Malvinas”!, ¡“Tomamos las Malvinas”!. Ese fue su primer contacto el conflicto.

“A los pocos días nuestro hospital se convirtió en el hospital de guerra más importante, más que el de Río Gallegos, que también se convirtió en hospital de guerra”, afirmó Regina. Y continuó: “desde su creación nunca tuvo tanto equipamiento... De hecho, una vez terminada la guerra seguimos usando aquellos insumos”.

El funcionamiento del hospital se reorganizó y se dejó de atender la cotidianeidad de la población civil de la ciudad. Solo se atendían guardias. Los pacientes comenzaron a derivarse a otros hospitales. La ginecóloga relató: “Si llegaba una embarazada la teníamos que subir a una ambulancia y junto al doctor que estuviera de guardia se la llevaba al Hospital Alvear. Allí se atendía el parto y tanto el bebé como la mamá quedaban internados y el medico se volvía al Regional”.

Simulacros en escuelas, oscurecimientos y "jefes de manzana": miedo e incertidumbre en Comodoro durante la guerra de Malvinas

En las salas de ginecología se atendían a los soldados menos comprometidos de salud: “Recibíamos mucho pie de trinchera y muchísima desnutrición, estaban cagados de hambre, cagados de hambre” dijo Regina y agregó: “yo les cocinaba cosas para llevarles, ellos tenían una necesidad inmensa de afecto, de hablar con la gente, necesitaban expresarse”.

“Los casos más graves de la salud y psiquiatría eran atendidos en el Hospital Militar de Km.8, pero esa son cosas de las que aún no se habla demasiado”, comentó Regina.

Regina revivió momentos y sensaciones durante toda la entrevista y concluyó al fin: “La situación era tremendamente angustiante, no sabías qué podía pasar. Te decían que a pesar de los apagones iban a bombardear. Era una angustia muy fuerte y yo estaba embarazada y tenía un hijo de pocos meses”.

LOS "JEFES DE ÁREA" DE DEFENSA CIVIL

Reynaldo es comerciante, vive en el Barrio Petroleros Privados y atendió al equipo de ADNSUR en la paz de su patio increíblemente verde. Lo primero que hizo fue mostrar una bandera argentina un poco gastada y es la que colocó en su hogar el 2 de abril de 1982 y retiró aquel doloroso 14 de junio. Con orgullo comenzó a contar cuales fueron sus tareas durante la guerra.

“Defensa Civil me designó Jefe de Área de la zona que abarcaba mi barrio” su función era ir casa por casa para que los vecinos hicieran los cubrimientos y no pasara la luz interior, darle consejos respecto al acopio alimentos, agua y velas", recuerda.  

Recordó que fueron momentos muy difíciles ya que su esposa estaba embarazada y tenían dos hijas pequeñas. Ellos vivían al lado de las guarniciones militares más importantes: la Fuerza Aérea y el Regimiento De Infantería Mecanizado 8. Por otra parte estaba la planta de combustible de YPF donde él trabajaba, y todos eran objetivos para las fuerzas enemigas.

Pozo de zorro. Fuente Mariela Garolini
Pozo de zorro. Fuente Mariela Garolini

El barrio era una zona estratégica. Al lado de su casa había una vivienda en construcción e instalaron un nido de ametralladora y del otro lado de las vías del ferrocarril, detrás de meteorología, estaban los pozos de zorro que eran trincheras bajo tierra. Se utilizaban como estructura y techo, las vías y durmientes abandonados. Reynaldo y su familia cooperaban llevando comida caliente a los soldados para que la pasaran un poco mejor.

Recordó también que al lado de la oficina de Meteorología había un hospital de campaña ultramoderno ubicado en una gran carpa. Estaba muy equipado, ese era el primer paso donde se recibían a los heridos y luego los llevaban al Regional.

Durante toda la entrevista Reynaldo lamentó aquella guerra y dijo: “este conflicto nunca tendría que haber ocurrido, todo lo que es guerra es pérdida”.

Recordó aquellos años en los que el territorio mantenía la relación con las islas, todas la semanas iba LADE (Líneas Áreas del Estado) llevaban combustible, se intercambiaban mercaderías, había relación con los isleños. Aún mantiene fresca la imagen de cuando nació su hija en el año 1977 y en la misma habitación había había una malvinera que acababa de tener también a su bebé.

Los combatientes lucharon con valentía”, culminó, mientras acariciaba la bandera que tenía sobre la mesa.

Simulacros en escuelas, oscurecimientos y "jefes de manzana": miedo e incertidumbre en Comodoro durante la guerra de Malvinas

MALVINAS EN LAS ESCUELAS: LOS SIMULACROS

Lidia Cano es vecina del Barrio Próspero Palazzo, es muy organizada, apenas comenzó la entrevista sacó una carpeta con información de la Guerra y papeles de Defensa Civil: procedimientos, notas y mapas. Ella durante la guerra desarrollaba tareas de secretaria en la Escuela Provincial Nº23 Dr. Carlos Madariaga. 

Recordó con precisión los simulacros que desarrollaban en la escuela ya que eran una zona de riesgo y extremaban las medidas de seguridad.

En la escuela todo el equipo trabajaba para que las tareas se desarrollaran de manera normal y no se entrara en pánico. Los maestros les explicaban a los alumnos cual era la situación con la guerra y detalló como desarrollaban los simulacros:

"Sonaba una sirena ululante en la brigada Área por 5 minutos, si los chicos estaban trabajando, se dejaban las tareas y se ponían al resguardo de los pupitres, se tapaban la cabeza y los ojos, lejos de las ventanas para prevenir algún estallido de vidrios. Cuando pasaba el peligro de ataque aéreo, volvía a sonar una sirena por 5 minutos en forma continua”.

Los alumnos les escriban cartas a los soldados, les hacían dibujos y les mandaban chocolatines para levantarles el ánimo. No todos los vecinos lo vivían la situación de la misma forma, algunos lo incorporaron a la vida cotidiana, sirenas, apagones... Otros temían un inminente ataque, comentó Lidia.

Un grupo de mujeres comodorenses visitaba a los soldados internados en el hospital, llevando apoyo y escribía cartas para sus familiares. Fuente: Reynaldo Durante
Un grupo de mujeres comodorenses visitaba a los soldados internados en el hospital, llevando apoyo y escribía cartas para sus familiares. Fuente: Reynaldo Durante

Graciela Mazzeo tiene 52 años actualmente, es directora en la Escuela Pcia. Nº 766 Perito Moreno y hoy recorre los pasillos que fueron parte de su adolescencia.

Cuando estalló la guerra de Malvinas ella comenzaba el secundario y tiene aún grabada en su memoria la mañana en que sonó una fuerte sirena y todos pensaron en un ataque aéreo.

Habitualmente sonaba el siempre y se formaban y bajaban ordenados hacia el subsuelo taparse la cabeza y quedarse en cuclillas. Una mañana sonó la alarma muy fuerte y sintieron que verdaderamente los atacaban. En ese momento la profesora que estaba frente al curso se puso pálida y todos los alumnos muy ordenados, bajaron al subsuelo asustados. Todos hicieron lo que había que hacer. A partir de aquella oportunidad cada vez que escuchaba una sirena se le hacía un nudo en el estómago.

FERNANDO SAVOYE, EL RADIOAFICIONADO

Fernando es radioaficionado y es todo un orgullo para él. Recordó los inicios del Radio Club en la ciudad allá por el año 1948 y la gran importancia de este trabajo voluntario.

El Radio Club en la Guerra de Malvinas “tuvo un rol muy importante ya que Patagonia tuvo un desplazamiento de radioaficionados sobre toda la costa y Comodoro fue el centro”.  

Fuente: Diario Crónica
Fuente: Diario Crónica

Con su repetidora de VHF en el cerro Chenque, el Radio Club estaba en pleno funcionamiento. Los ROA (Red de Observadores del Aire) que dependían de la Fuerza Área, se desplazaron a diferentes localidades desde Camarones hasta Puerto Deseado. Se instalaban sobre la costa con sus equipos cada cierta cantidad de kilómetros, haciendo escuchas. Iban en “yunta” de 2 a o más personas, escuchaban y transmitían las novedades. Cumplían turnos de días enteros apostados en la costa: ahí comían y ahí dormían, hasta recibir los relevos.

Otro grupo de radioaficionados partió hacia Malvinas, entre ellos, Enrique Calvo. Su tarea era el armado y desarmado de antenas en la Isla y también en casas particulares, ya que también poseían equipos en los hogares.

Algunos de los ROA fueron: Juan Anna, Carlos Boratto, Raúl Cabot, Enrique Calvo, Bernard Cienfuegos, Martín Montenegro, Víctor Monticcelli, Fernando Savoye (padre).

"Lo importante es que hubo civiles que estuvieron al servicio de la Patria y que nadie les dio nada, todo lo pusieron de su bolsillo y esa es la finalidad del radioaficionado, experimentar y servir”, concluyó Fernando. 

MABEL SALVATORI DE SANTANA, LA DIRECTORA

Mabel Salvatori de Santana fue la Rectora del Nivel Terciario del Colegio Perito Moreno, era una autoridad en aquellos tiempos. Quien la escuchaba con sus pasos rápidos por los pasillos de la escuela sabía que debía llamarse al orden. Actualmente está jubilada, pero los tiempos de la guerra no se van de su memoria.

“Las autoridades del Ejército Argentino se contactaron conmigo porque sabían que había espacio en la escuela. Querían alojar a dos dotaciones de soldados que venían de Buenos Aires, uno era para logística y el otro para desalinización de las aguas del mar, ya que no sabían cuánto tiempo iban a permanecer en las Islas”, recordó.

Durante toda la conversación con ADNSUR, destacó el respeto con que los alumnos y todo el equipo docente se desempeñaron en aquellas épocas.

Fuente Raúl Yauco
Fuente Raúl Yauco

EL IMPACTO SOBRE LA SOCIEDAD DE COMODORO 

Hablar con un especialista en historia siempre despeja ideas. Aunque “lo hecho hecho, esté”, es importante poder reflexionar sobre lo sucedido desde una mirada más amplia y fundamentada. 

Daniel atendió al equipo de ADNSUR en el aula de la Universidad San Juan Bosco, los alumnos se despidieron y él se dispuso en un pupitre, para compartir sus ideas.

“La consecuencia central de todo esto fue que la sociedad de Comodoro despertó ante una situación nueva, nos dimos cuenta que éramos importantes para el país. Creo que ese regionalismo comodorense explotó, esto de la ciudad griega, de la poli griega comodorense que vive del petróleo y no se relaciona con el mundo”, dijo.

Agregó: “ahí nos dimos cuenta que la región es más amplia, y que formamos parte de un país y que ese país en esa situación uso a Comodoro y después no hubo retribución. En ese sentido hubo mucho que vino después, de la actitud que tomaron los comodorense respecto a los sectores políticos y a la dictadura”.

Por otra parte Daniel hizo una aproximación al contexto internacional y consideró que "la guerra se declaró como una forma desesperada de la Dictadura para sobrevivir, pensaban que como había una dictadura Estados Unidos los iba apoyar. Pero no se dieron cuenta que EEUU a partir del gobierno de Reagan en el año 80 y la derrota de la URSS en Afganistán, toma la delantera con la OTAN en la Guerra Fría".

"¿Qué interés íbamos a tener para EEUU si le tocábamos la oreja a Gran Bretaña? Fue una situación desafortunada, porque tomamos las Islas que nos pertenecen pero en un contexto internacional que no nos favorecía".

"Fue un error tremendo la guerra", finalizó.

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