¿Estamos cerca o lejos de recuperar las Malvinas y las Islas del Atlántico Sur?
Te repasamos las fortalezas de la posición argentina sobre la Cuestión Malvinas y alertamos sobre los riesgos. Los 5 puntos de negociación que la Cancillería argentina ofreció a la delegación británica, el rol de América Latina y la nueva agenda de la Defensa Nacional.
Cada nuevo aniversario de la guerra de Malvinas que marcó a fuego un antes y un después en la Patagonia, nos devuelve la misma pregunta ante el espejo ¿Vamos a recuperar las Malvinas algún día? ¿Cuándo se va a terminar esta agonía de la Argentina inconclusa? ¿En qué aspectos somos fuertes y en cuáles débiles?
También hay que plantearse los interrogantes más inquietantes y perturbadores ¿puede haber otra guerra pero con nuevos protagonistas por la riqueza del Atlántico Sur y por la Antártida?¿Hay señales que permiten ser optimistas en el corto o mediano plazo? ¿Qué significa reanudar las negociaciones?
Uno de los logros diplomáticos más importantes de la República Argentina luego de la guerra de Malvinas, fue la resolución 37/9 de la Organización de Naciones Unidas de noviembre de 1982 que estableció que el resultado de la guerra no alteraba la naturaleza del conflicto y que había que reanudar las negociaciones. Fue un logro extraordinario por el contexto que atravesaba el país (tramo final del gobierno militar en retirada) pero con un enorme profesionalismo del cuerpo diplomático que articuló una serie de relaciones internacionales que permitieron el voto a favor de la mayoría de las naciones del mundo, incluso los EEUU que habían sido aliados a Gran Bretaña durante la guerra.
Este hecho dejó 2 lecciones. No hace falta ser una ‘super potencia’ para presionar en una negociación sino que hace falta capitalizar las oportunidades en el momento que se presenten, generar una red de relaciones internacionales acorde al objetivo nacional de la resolución negociada de las controversias.
UNA HISTORIA DE AVANCES Y RETROCESOS
La recuperación pacífica del ejercicio de soberanía de las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur no es un capricho argentino. Desde la usurpación británica de las Islas en enero de 1833, nuestro país reclamó -permanentemente- ante el Gobierno de Londres y en los ámbitos internacionales.
Ya en el siglo XX y al calor de los movimientos de Descolonización y de Liberación nacional, la República Argentina tuvo otro protagonista de lujo que fue José María Ruda que mediante su célebre alegato en 1964, estableció las bases de la Resolución 2065 de la Organización de las Naciones Unidas de diciembre de 1965 que exhortó a Argentina y el Reino Unido a sentarse a la mesa de negociaciones para resolver la controversia teniendo en cuenta los intereses de los isleños. Siempre se habla de intereses y jamás de deseos. Parece un detalle semántico pero es el abismo que distancia ambas posiciones.
Esa Resolución 2065 tuvo consecuencias concretas porque ambos países se sentaron a negociar con la soberanía en la mesa de discusión, se hizo un primer sondeo en las Islas Malvinas en 1968 y en 1971 se firmó el ‘Acuerdo de Comunicaciones’ que permitió una vinculación fluida en educación, salud, recursos, conectividad, alimentos, energía con un gran protagonismo de las ciudades patagónicas que tenían una relación directa con las Islas Malvinas. Ese proceso resultó exitoso durante varios años.
En junio de 1974, la embajada británica realizó otro paso audaz con la propuesta del ‘condominio’ de las Islas Malvinas durante 25 años y luego la soberanía plena pasaría a la República Argentina. Los problemas políticos, económicos y sociales en el país luego de la muerte de Perón del 1° de julio de 1974 dejaron trunca esa posibilidad.
Sin embargo –en 1980- aparecería la opción ‘Hong Kong’ en el horizonte. Es decir, una fórmula de arrendamiento de las Islas por un plazo de años a determinar y luego la soberanía plena sería de Argentina. O sea que el gobierno británico negoció con 2 dictaduras argentinas en 1968 y 1980. Finalmente, las negociaciones se estancaron por las ‘sobreactuaciones’ en contra que los isleños hicieron en el Parlamento y en los medios de comunicación británicos.
Pero –con el descubrimiento de importantes yacimientos de petróleo alrededor de Malvinas hacia 1975- Gran Bretaña se quitó la máscara y dejó de negociar de buena fé. En ese contexto, las palabras de Lord Shackleton parecieron premonitorias y tienen gravitación actual “la explotación del petróleo en las Islas Malvinas es inviable sin la colaboración del continente argentino”.
Luego de la guerra, ambas delegaciones se reunieron en Berna (Suiza) pero no se lograron avances concretos. Luego de la reanudación de las relaciones diplomáticas a través de los ‘Tratados de Madrid I y II’ de 1990, se estableció que se establecería un ‘paragüas de soberanía’ de Malvinas con algunos puntos de acuerdo en los movimientos militares y la explotación de recursos en la zona que fueron negativos para la posición nacional en la vista en perspectiva.
Hacia 1997, ambas cancillerías volvieron a negociar sobre la Cuestión Malvinas con la soberanía en la mesa. Las alternativas de una mayor grado de autonomía para las Islas Malvinas, la ausencia de una presencia argentina efectiva en las Islas Malvinas, el plazo para congelar la disputa y la indefinición del arrendamiento frustraron un acuerdo viable.
A través de las Disposiciones Transitorias de la Constitución Nacional de 1994, se determinó que “la recuperación de Malvinas constituye un objetivo permanente e irrenunciable y permanente del pueblo argentino mediante el Derecho Internacional y considerando el modo de vida de los habitantes”.
Otra de las opciones que los postulantes a la presidencia en el 2023 tienen que explicitar son estos 2 esquemas de posicionamiento. En primer lugar, ¿para la recuperación de Malvinas, conviene mantener el tema en un perfil bajo y avanzar en otros aspectos de la relación bilateral para que –a mediano plazo- se pueda avanzar en una negociación realista con Gran Bretaña por la soberanía de las Malvinas?
O en cambio ¿teniendo en cuenta el perfil de potencia de Gran Bretaña y su visión del mundo con un enfoque situado en el poder económico y militar, las condiciones obligan a encarecer los costos de la ocupación de las Islas Malvinas con la mayor capacidad de afectarles sus intereses económicos y –paralelamente- fortalecer la Defensa nacional para que Argentina no pueda ser ignorada y que se reanuden las negociaciones como establece la resolución 2065 de las Naciones Unidas y los foros internacionales?
¿EN QUÉ CONSISTE LA PROPUESTA DE NEGOCIACIÓN QUE ARGENTINA LE REALIZÓ A GRAN BRETAÑA EL 2 DE MARZO?
Hace exactamente 1 mes, el canciller argentino Santiago Cafiero coincidió en una reunión del G 20 en la India con su par británico James Cleverly. En esa ocasión, lo notificó de la suspensión definitiva del Acuerdo del 2016 entre el Gobierno de Macri y del entonces Primer Ministro David Cameron porque se consideró que era ‘lesivo’ para el interés nacional –en especial- con los puntos de remover los obstáculos para el desarrollo de las islas que traducido sería retirar las sanciones penales y legales a las empresas que se involucren en la exploración y explotación de los recursos naturales en Malvinas. Además, se dejó fuera de servicio el vuelo entre las Islas Malvinas- Córdoba y San Pablo porque sólo era funcional a los intereses británicos de rotar su personal militar y favorecer su logística.
El aspecto novedoso de esa reunión fue la propuesta de 5 puntos concretos que realizó la Cancillería Argentina que fueron “la reanudación de las negociaciones en los términos de la resolución 2065”, “la conectividad aérea y marítimas de las Islas Malvinas con el territorio continental argentino”, “las medidas prácticas tendientes a garantizar los intereses y el modo de vida de los isleños”, “las medidas que permitan ajustar el aprovechamiento, conservación y preservación de los recursos en el área bajo disputa de soberanía” y “la desmilitarización de las áreas bajo disputa de soberanía”.
Resultó interesante que la República Argentina se muestra proactiva con propuestas para reanudar un camino de negociaciones con la soberanía en la mesa de discusión y no en un ‘paragúas’. Según confirmó Guillermo Carmona en diálogo con AM 530, la respuesta británica tardó en llegar pero rechazó la reunión porque consideran que las negociaciones de soberanía sobre las Islas Malvinas deben considerar los deseos de los isleños e invocaron el falaz referéndum del 2013.
LA PATAGONIA EN EL CENTRO DE LA NUEVA AGENDA DE LA DEFENSA NACIONAL
De manera sostenida, el ministerio de Defensa estableció una serie de medidas para llevar adelante ‘actos de soberanía concretos' en la Patagonia, Tierra del Fuego, el Atlántico Sur y la Antártida. El ministro Taiana reveló que va a existir una importante desplazamiento de unidades militares a Trelew, se instalaron los aviones Pampa en Río Gallegos y en Tierra del Fuego se avanza con la Base Naval de la Armada, radares con mayor capacidad en Río Grande, el Polo Logístico Antártico y un destacamento del Ejército Argentino en Tolhuin. A su vez en la Antártida, se reabrió la base Petrel que estuvo fuera de funcionamiento desde 1974.
El otro paso fundamental es la compra de aviones, buques y submarinos. Ese proceso se dificulta porque Gran Bretala mantiene un embargo de armas e impide la adquisición de equipamientos con los componentes británicos. En tal sentido, las miradas se dirigen a otros vendedores pero China y Rusia están en la mira por los intereses geopolíticos de EEUU en la región.
Con estas acciones, Argentina ‘sube la guardia’, apunta a ser -operacionalmente- creíble en el Atlántico Sur con los propósitos fundamentales -por un lado- de encarecer los costos de ocupación británicos en Malvinas para que la ecuación final sea la reanudación de las negociaciones. A su vez, la República Argentina establece una presencia protagónica en la Antártida que es el debate que se avecina. Allí se encuentran las reservas de agua potable más importantes del mundo y una riqueza de minerales, proteínas y recursos que todavía no fue dimensionada en plenitud.
PESCA EN MALVINAS Y LA MILLA 201: “EL VUELO DE LA HIPOCRESÍA”
El encarecimiento de los costos de ocupación británica tienen que incluir un férreo combate a la depredación de la pesca que llevan adelante –de manera descontrolada- las ilegales e ilegítimas autoridades de Malvinas sin ningún control ambiental. Seamos claros: se depredan los recursos de todos los argentinos para sus propios beneficios a través de las licencias de pesca que los isleños les venden a los buques de diversas nacionalidades.
Entre ellos, la flota de Galicia resulta un eslabón fundamental de ese saqueo que avergüenza a la comunidad hispanoamericana. No se trata de ‘describir la realidad’ sino que este esquema con un apogeo del colonialismo del S. XXI requiere medidas enérgicas por parte del Estado nacional argentino.
Hace pocos días, existió un sobrevuelo sobre la milla 201 donde se observaba la depredación de la Pesca en aguas internacionales. Como ironías del destino en una clara ‘sobreactuación’, la embajadora británica en Argentina, Kirsty Hayes participó de ese vuelo y simuló estar escandalizada. Fue un gesto calculado con el intento de generar la creación de las OROP (Organización de Regulación de Ordenamiento Pesquero) en Atlántico Sur.
Como explicó el Dr. Alejandro Canio (especialista en Derecho del Mar) a través de ‘Tiempo Fueguino’ “podría suceder que una de estas OROP termine consolidando la presencia del Reino Unido en las Islas Malvinas”. “¿Qué tiene que ver las OROP con Malvinas y las supuestas ciudades flotantes o la depredación del Mar argentino? La Comunidad Internacional podría argumentar que la Argentina no conserva su mar, con lo cual la única forma que de conservar el Mar Argentino es a través de una OROP”, explicó.
A continuación alertó que “el problema criminal que podemos tener es el de reconocer la ocupación de Reino Unido, que naturalmente participaría en esa organización”.
Según Canio, existe "un intento de plantear que Argentina no cuida su mar para dar ocasión de creación de una OROP y darle reconocimiento a naciones como el Reino Unido de Gran Bretaña, otorgándoles así un reconocimiento en la ‘mesa’ de la pesca del Atlántico Sur. El objetivo final sería el de instalar el manejo del recurso a través de estas organizaciones”, evaluó.
La verdadera pesca ilegal se realiza alrededor de Malvinas con daños ambientales enormes, afectación a la biodiversidad, perjuicio a las economías de los argentinos y burlas al Derecho Internacional. Es necesario, tomar las medidas urgentes en este escenario que despojo que lleva varias décadas.
¿VOLVEREMOS O PERDEREMOS MALVINAS DE LA MANO DE AMÉRICA LATINA?
Si bien la comunidad de América Latina reafirma el respaldo a la República Argentina en cada uno de los foros del Mercosur, OEA, Celac, Parlasur, Eurolat, Cumbre Iberoamericana entre otros, se observan acciones concretas por parte de los gobiernos de algunos países que van en sentido contrario y –en la práctica- resultan más afines a la usurpación británica que a favor de nuestro país.
En los últimos meses, Uruguay aparece en el centro de las miradas a partir de una serie de hechos concretos: la visita del presidente Lacalle a Boris Johnson, la visita de diputados uruguayos a las Islas Malvinas donde –en medio de la euforia- barajaron la posibilidad de incrementar el comercio e incluso de establecer vuelos directos entre Malvinas y Montevideo, el stand de los isleños en la Feria Rural de ‘Expo Prado’ y la permanente presencia de los aviones militares británicos en el aeropuerto de Carrasco.
En las próximas semanas, el presidente argentino Alberto Fernández va a mantener una reunión con el presidente del Uruguay, Luis Lacalle Pou en la que se espera que estos temas estén dentro de la agenda para que se reafirme su apoyo a la República Argentina a través de acciones concretas para evitar seguir dañando la hermandad latinoamericana.
Por su parte, se verifican vuelos entre Chile y las Islas Malvinas que sobrevuelan el espacio aéreo argentino. También, se registraron reuniones entre las cúpulas de las Fuerzas Armadas de ambos países que arrojan desconfianza más allá de las declaraciones contundentes de presidente Gabriel Boric a favor de la reivindicación argentina.
A su vez, durante el mandato de Bolsonaro, Brasil mantuvo un apoyo logístico importante para las Fuerzas británicas que operan en Malvinas. La llegada de Lula Da Silva al gobierno genera un optimismo por la histórica postura a favor de Argentina y el fortalecimiento de América Latina como ‘zona de paz y cooperación’.
La posibilidad de entroncar la Amazonia con el proyecto nacional ‘Pampa Azul’ junto con la presencia creciente de Brasil en la Antártida estrecha los lazos geopolíticos entre nuestras naciones.
Consecuentes con este cuadro, no se puede tolerar la presencia de los buques o los aviones británicos en suelo brasilero. Esos son los desafíos. Unidos somos la Patria Grande Americana para negociar todos los temas de interés regional pero desde una posición de fuerza. Pero divididos y balcanizados, somos la presa fácil de las grandes potencias que tienen sus apetencias en los recursos naturales de nuestros pueblos.
ARGENTINA TIENE PESO INTERNACIONAL Y LAS NEGOCIACIONES POR MALVINAS SE TIENEN QUE REANUDAR DE INMEDIATO
A lo largo de este 2023, recordamos los 40 años de Democracia ininterrumpida en el país, Argentina ejerce un liderazgo regional en América Latina con Brasil y México, integra la ‘mesa chica’ de las grandes decisiones globales a través del G-20 y conviven la ‘Argentina continental’, ‘Argentina insular’ y la 'Argentina antártica’.
Nuestro pueblo es creativo, talentoso, trabajador, amigable y con una alta capacidad de resiliencia a las adversidades que enfrentó a lo largo de la historia.
Ante el mundo en conflicto por la guerra en Ucrania, Argentina tiene los recursos estratégicos que el mundo moderno necesita. “Vaca Muerta” en Neuquén, las reservas del litio en el noroeste, la gran capacidad de producción de alimentos, la proyección marítima, oceánica y bicontinental, el protagonismo antártico junto con el desarrollo científico, tecnológico y espacial consagran a una nación con un peso específico para influir en las tomas de las decisiones gravitantes del mundo contemporáneo.
La continuidad de la usurpación británica es una secuela de un pasado que se impone dejar atrás. Esa situación que avergüenza a la comunidad internacional. Cuando se recupere la soberanía, los isleños van a estar mejor porque van a tener una mayor conectividad aérea y marítima, van a poder integrarse definitivamente a la provincia de Tierra del Fuego, ampliar sus derechos, obtener nuevas oportunidades del comercio y mejorar –notablemente- su calidad de vida que está –indisolublemente- ligada a la soberanía argentina en las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur.
La República Argentina está lista para reanudar ya mismo las negociaciones por la soberanía de las Islas Malvinas y las Islas del Atlántico Sur con Gran Bretaña.
El profesionalismo puesto de manifiesto en el procedimiento de evacuación de una ciudadana (oriunda de Neuquén) que fue trasladada en un vuelo directo desde las Islas Malvinas hacia el continente para tener una atención médica de excelencia, las tareas científicas del buque Angelescu en las Islas Georgias del Sur, las investigaciones de los científicos sociales en Malvinas, las becas educativas para los isleños y la interacción con los argentinos continentales que visitan las Islas demuestran que el camino está pavimentado. Sólo falta transitarlo con pasos firmes e irreversibles en cumplimiento del Derecho Internacional. Argentina demostró que está preparada para actuar con inmediatez y solvencia en lo que se necesite en el Atlántico Sur.
Ese día, se demostrará que el mundo ofrece un salto de calidad para un mejor porvenir para todos, ese día los ‘pibes de Malvinas’ tendrán la paz que necesitan, ese día Argentina le dará una lección al mundo en la resolución pacífica de las controversias, ese día tiene que llegar pronto porque sino la conflictividad en el Atlántico Sur y en la Antártida ahora con nuevos protagonistas con una gran ‘capacidad de fuego’ reabre la amenaza de un nuevo conflicto con consecuencias imprevisibles.