El peronismo tiene dentro de su corazón bonaerense una disputa de poder que todavía no alcanzó su máximo punto de conflicto, pero que, de continuar podría tener ramificaciones aún desconocidas. 

Se trata de la puja entre el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, y el jefe de Gabinete del Gobierno de Axel Kicillof, Martín Insaurralde. 

Cuando Insaurralde ingresó al Gobierno bonaerense, lo hizo en representación de la cuota de poder y de caudal electoral que tienen los intendentes del conurbano.

Una disputa de poder en el corazón del kirchnerismo

Ese grupo selecto de dirigentes justicialistas tienen una mala consideración del gobernador Kicillof y además mantienen una mala relación con el ministro de Seguridad Sergio Berni, porque desearían poder tener más autonomía a la hora de planificar la seguridad de sus distritos. 

Por dos motivos: control territorial y mejoría en el reparto de recursos que destinaría la provincia para la seguridad. 

El plan que tienen los intendentes es crear una policía local, que les permita tener mayor autonomía del Gobierno provincial para diseñar la política de seguridad en cada municipio. 

En el pasado, la ex ministra de Seguridad de Nación, Sabina Frederic, intentó organizar la seguridad de algunos distritos de manera directa con los intendentes, pero no funcionó y terminó eyectada del Gobierno. 

Es decir que es un tema muy delicado, porque hoy esa potestad la tiene Berni, que había entrado en conflicto con Frederic por ese tema. Insaurralde, al ser jefe de Gabinete y, la vez, representar a los intendentes, administra un doble juego que va en contra de los intereses de Kicillof y del propio Sergio Berni, que hoy funciona como el escudero del gobernador. 

En materia de seguridad, absorbe todas las críticas, que, de no ser por su alto perfil, recaerían todas en Kicillof. 

El kirchnerismo hoy tiene una alianza con Insaurralde a través de Máximo Kirchner, que cuenta con el apoyo de los intendentes para presidir el PJ bonaerense, pero existen algunas amistades del jefe de Gabinete que no terminan de agradar del todo al núcleo duro de CFK. 

Una de ellas es la relación entre Insaurralde y Hernán Nisembaum, un relacionista público que durante el Gobierno de Macri trabajó como asesor en temas de comunicación con Gustavo Arribas, el entonces director de la Agencia Federal de Inteligencia. 

Nisenbaum suele visitar a Insaurralde en sus oficinas de la calle Arroyo, en Retiro y en 2017, Insaurralde y su esposa Jesica Cirio fueron al casamiento de Nisenbaum con la modelo Luly Drozdek. 

Por aquel entonces desde la AFI macrista se espiaba a dirigentes kirchneristas. Cuando Berni discutía con Cristina Kirchner solía decirle que le daba demasiado espacio a los desleales. La última vez que se lo dijo fue el año pasado en el Senado cuando se molestó porque la vicepresidenta le pidió que no presentara candidaturas en Zárate para la elección de medio término. Berni estaba indignado. 

En su último discurso, Cristina Kirchner se refirió a la seguridad en el conurbano bonaerense, una de las responsabilidades de Berni. La primera interpretación fue que la vicepresidenta había lanzado críticas a Berni, pero el principal objeto del reproche presidencial no era la Policía Bonaerense, sino la falta de fuerzas federales en el Conurbano. “Las fuerzas de seguridad son una parte de la solución, pero también son una parte del problema si no se subordinan al poder civil”, fue la introducción de Cristina para hablar de Seguridad. 

Y enseguida fue al punto que la conflictuaba: “Nosotros, cuando estuvimos en el gobierno, desplegamos miles de gendarmes en el conurbano en el operativo Centinela, la gente lo pedía porque tenía más confianza. Esto todavía no sé por qué no podemos volver a hacer lo mismo”.

 Cuando le preguntaron a Berni qué opinaba de las palabras de Cristina Kirchner, el ministro dijo: “Es lo que venimos reclamando hace mucho tiempo. Es música para mis oídos”, le dijo Berni al periodista Jorge Ríal. 

El ministro, así, se corre de la discusión basada en las palabras de la vicepresidenta. Para él la cuenta es sencilla: Cristina reclama más gendarmes en la provincia, los gendarmes dependen del ministro de Seguridad de Nación Aníbal Fernández. 

El reclamo era para Aníbal Fernández. 

Los intendentes interpretaron que si Cristina ponía el ojo en la seguridad bonaerense era porque estaba fallando. Por un lado Insaurralde y los intendentes del conurbano y por el otro Kicillof y Berni. Todo en tierra bonaerense, el bastión del Kirchnerismo.

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