Vivir en modo bicicleta: conocer el mundo sobre 2 ruedas
El cicloturismo explotó durante la pandemia en Comodoro Rivadavia y cada vez más personas lo eligen como estilo de vida. Cuerpo y mente sana son sus pilares. Beto Ruiz tiene un taller de bicicletas y evita el uso de otro tipo de vehículo. ¿Ya te animaste a vivir esta experiencia? En este episodio de ¿Cuál es tu gracia? te contamos cómo es la vida de un fanático de la bicicleta.
“La bicicleta es el medio más lindo para conocer personas sanas y es el vehículo que menos estresa. Te cansa el cuerpo, pero la cabeza te queda limpia”, afirmó Beto.
Alberto Alejandro Ruiz tiene un taller de bicicletas en la zona de Los 3 Pinos, en un predio rodeado de árboles que frenan el viento, o por lo menos eso intentan. Casi nadie le dice Alberto, y pocos lo conocen con ese nombre, el apodo de Beto es el que circula en el ambiente.
El día de la entrevista con ADNSUR era de esos en los que el viento y la tierra invitan a quedarse en casa y a las personas les surge la necesidad de hacer volar la mayor cantidad de insultos de la manera más variada e ingeniosa. En ese contexto, Beto abrió las puertas de su casa taller.
Su cabello, sus cejas y su bigote enmarcan su rostro y la sonrisa nunca lo abandona. Tiene un cierto aire vintage y tal vez se deba a la relación casi simbiótica que tiene con su bicicleta, que es de fines de los 60, aunque posee componentes modernos.
Los bloques grises de su casa taller contrastan con los colores vivos de las bicicletas que cuelgan ordenadamente. Todo alrededor es mundo bici. Herramientas, cascos, ruedas y diferentes insumos. Las distancias son proporcionales entre cada una de las cosas. A la vista, la composición es perfecta.
Justo cuando inició la pandemia Beto tenía preparado un extenso viaje por el norte que iba a realizar por varios meses. Las alforjas cargadas las tuvo que guardar y así fue que decidió instalar su taller.
“Yo vivo a modo de bicicleta, me traslado por todos lados con ella, me rodeo de amigos que hacen lo mismo que yo y atiendo a clientes igual de fanáticos”, comentó Beto.
LOS VIAJES Y LOS AMIGOS
Recorrer kilómetros en bicicleta puede ser una locura para los que disfrutan del aire acondicionado en la cara y la música envolvente de un auto. Beto no pertenece a ese equipo. Sus piernas son el motor y el deseo, el combustible para llegar a destinos lejanos a vuelta de rueda en la compañía de algún amigo.
Las preguntas en la entrevista fueron extensas y todas intentaron descubrir algún defecto en lo que Beto definía casi como un paraíso. El intento fue fallido, para el ciclista nada es un obstáculo: ni el frío, ni el viento, ni la tierra que lija su cara en los días que pedalea con el peor pronóstico.
“Este verano con un amigo fuimos hasta Lapataia, Ushuaia. Pedalea y conversar durante lo que dura el viaje es único. En la bici y con amigos suceden cosas que con un celular en la mano no existen”, dijo el ciclista.
“Cuando viajás en bici observás todo por horas. Sentís los ruidos y los olores. En auto pasás todo muy rápido”.La bicicleta le sirve para explorar: recorrió la Patagonia, cruzó a Chile desde Mendoza por el Paso Los Libertadores en su bicicleta de piñón fijo y así, cada vez que se le presenta un viaje, lo hace. La aventura lo hace fuerte y eso lo descubrió desde muy pequeño.
Aún recuerda un trayecto que hizo con su papá a Rocas Coloradas y cada vez que hacían viajes largos le llamaba la atención ver a viajeros con mochilas cargadas a pie o en bicicleta, por eso cuando tuvo la independencia necesaria se lanzó a sus aventuras en ruedas.
Reconoció que en Comodoro y Rada Tilly hay infinidad de lugares para recorrer en bicicleta y los cerros que rodean la región son un atractivo que todos deberían recorrer.
Trabaja en su taller con las bicis, pasea en bici y sus amigos son todos ciclistas, esta es una elección que hizo hace un tiempo y solo le da satisfacciones.
“La bici reúne a gente sana, no hay muchas opciones para quien disfruta de pedalear muchos kilómetros.” declaró.
LOS GRUPOS
Para quien se inicia en el ciclismo es importante el grupo. Recordó los tiempos en que hacía cicloturismo junto a la agrupación “Comodoro sobre ruedas”. Ellos recorren lugares únicos y viajan a la velocidad del que va último, o sea del más nuevo.
Los circuitos en la región son muchos, tiene contado más de 20 que han sido trabajados por los ciclistas, algunos se utilizan para las competencias. También están los naturales, que se marcan por la circulación de los expedicionarios y seguramente por los animales.
Hay quienes consideran que la geografía de la región no es óptima para los ciclistas, pero los hechos dejan en evidencia que eso es solo una teoría: cada vez más personas andan en bicicleta.
LA SEGURIDAD VIAL
Su experiencia le dice que en esta ciudad no hay mucha cultura ciclística a pesar de que la gente circule en este tipo de vehículo. En las ciudades del norte del país es otra cosa, en las familias este es un medio de traslado más popular y la educación respecto a su uso se transmite de generación en generación.
“Sería ideal que se incorpore en la educación vial y que hubiera más bicisendas. Debe haber respeto entre automóviles y bicicletas” destacó.
Beto intenta tener un equilibrio entre el trabajo y su pasión por andar en bicicleta, aunque a veces los límites son muy difusos.
EL TALLER
“Los 3 Pinos Taller de Bicicletas” le permite a Beto vivir como y de lo que le gusta, y la actividad en estos últimos tiempos aumentó exponencialmente.
“Mis clientes quieren la bicicleta para ya. Son manijas como mis amigos y yo” comentó mientras mostraba su taller.
De su trabajo rescata a la gran cantidad de personas que conoce, disfruta de las historias de viajes que le cuentan y de la información sobre circuitos que llega. Todo lo nutre y nada tiene desperdicio.
Las alforjas están siempre preparadas y esperan debajo de la escalera. Son livianas: pocas mudas de ropa, la carpa ultraliviana y la bolsa de dormir para armar campamento al reparo de una mata. El agua es lo que no debe faltar, es la reina de las cargas. Sin ella los destinos se hacen imposibles.
Una pared de vidrio separa la cocina de su casa del taller. Es como si Beto no pudiera perder de vista ni por un momento aquellas dos ruedas, el cuadro y el volante que lo llevan a vivir viajes interminables.