La historia de la cárcel patagónica que funcionó como centro clandestino y alojó a peligrosos delincuentes
Los primeros detenidos llegaron tras un recorrido de varios días en carro por la desértica Patagonia. Fue un centro clandestino durante la dictadura militar y albergó a peligrosos presos como el líder de "Los Monos". Fue escenario de una sangrienta fuga y un brutal ataque "anticipó" su cierre. Un sector se convirtió en un espacio verde donde se congregan cientos de personas, y parte de sus instalaciones reciben visitas turísticas.
La ex U9 está instalada en pleno centro de la ciudad de Neuquén. Allí, en el predio cuyo ingreso era por Entre Ríos y Ministro González, hoy funciona en parte del predio el Ministerio de Niñez, Adolescencia, Juventud y Ciudanía, al tiempo que otro sector es escenario de ferias de ventas de productos de emprendedores neuquinos y de encuentros culturales, ya que hoy se ha transformado en un gran espacio verde. Pero este lugar carga con una historia de más de 100 años, donde funcionó uno de los centros de detención más importantes del país, y que hoy incluso fue abierto a la comunidad con recorridos turísticos.
En el gobierno de Carlos Bouquet Roldán, durante los primeros años de 1900, se empezó a gestar la idea de cambiar la capital de Neuquén, trasladándola desde Chos Malal a la denominada "La Confluencia", un conjunto de dos pueblos conocidos hoy como Cipolletti y Neuquén. Eran los centros más importantes por ese entonces, ya que recibían carretas y caravanas de tropas que llevaban o traían mercancías de la zona.
Finalmente, en septiembre de 1904, comenzó a llamarse capital a la Confluencia Neuquina, y ello trajo diversos traslados, como el de la Unidad Penitenciaria Federal 9.
En sus inicios, fueron dos galpones de chapa y se trasladaron 40 presos, quienes viajaron desde Chos Malal durante once días en carro por un desértico camino hasta llegar al nuevo edificio. Dos años más tarde, comenzó la construcción de dos pabellones que se inauguraron en 1911. No contaba con muralla perimetral ni con muro que la rodeara, por lo que fue inevitable que se produjeran varias fugas.
En 1916, continuaron las obras; se emparejó el terreno y se construyó la enfermería, la cocina y la guardia. Los trabajos de remodelación se mantuvieron por varios años y se habilitaron talleres de mosaicos, zapatería, mecánica, sastrería, carpintería y encuadernación.
Ya por la década del 50 se realizaron nuevas construcciones para reemplazar los antiguos pabellones y se ampliaron los talleres. Fue allí donde los internos comenzaron a trabajar en el jardín, las plantaciones y la cría de animales para consumo del personal y de los internos. Además, se inauguró un campo de deportes.
En 1970 se terminó de construir los nuevos pabellones y el muro perimetral de hormigón. Y a mediados del año 81 se inauguró el pabellón Nº 9 para internos en fase de confianza y período de prueba, es decir, para quienes tenían buena conducta o estaban terminando de cumplir su pena; ellos podían recibir visitas cada 15 días.
LA HUERTA
Este centro penintenciario tenía una curiosa particularidad, ya que en los terrenos que estaban detrás del edificio - donde está empazado hoy el parque Jaime de Nevares - funcionaron amplias huertas que permitían el abastecimiento de verduras para la población carcelaria. Estos cambios convirtieron la cárcel de Neuquén en una unidad productiva y a los presos en trabajadores y artesanos.
Allí, los presos trabajaban cultivando sus propios alimentos. Hoy ese lugar se transformó en un espacio verde con opciones recerativas como futbol tenis, skate park y juefos para los más pequeños.
MÁXIMA SEGURIDAD
El edificio emplazado en pleno centro de la ciudad era una carcel de maxima seguridad, que albergaba a los presos más peligrosos del país. Tenía espacio poara cerca de 200 internos.
A la Prisión Regional del Sur, conocida como Unidad 9, llegaban los seleccionados a partir de sus perfiles criminológicos. Algunos pabellones estaban destinados especialmenmte a ellos y otros por ejemplo, a los internos que trabajaban y otro a detenidos por delitos de lesa humanidad.
Debido a la peligrosidad de sus internos, el lugar se convirtió en el escenario de una sangrienta fuga ocurrida el 23 de mayo de 1916, cuando un centenar de presos realizaron un motín y escaparon, lo que mantuvo en alerta a toda la población de ese momento.
Todo comenzó con la protesta de unos presos que reclamaba mejores condiciones, y decidieron realizar un motín que dejó presos y civiles muertos durante la refriega. Ocho condenados fueron fusilados por la Policía en cercanías del Paraje Zainuco, en el centro de la provincia, cuando intentaban llegar a Chile.
Solo uno de los presos Martín Bresler, logró cruzar la cordillera y escapar.
CENTRO CLANDESTINO
Durante la dictadura militar, el Pabellón 10 funcionó como un centro clandestino de detención, donde llevaban a los presos políticos. En la U9 permanecieron detenidos ilegalmente hombres y mujeres perseguidos por su militancia política, social, sindical y estudiantil durante la última dictadura militar entre 1976 y 1983.
De allí los sacaban de noche, para llevarlos a "La Escuelita" - que funcionaba en el Batallón de Ingenieros de Construcciones 181 - donde los torturaban.
En otros casos, los sacaban de allí para someterlos a interrogatorios a los golpes, atados a una silla en una oficina y con los ojos tapados.
La ex U9 fue señalizada como "Sitio de Memoria" en el año 2015, tras una gestión entre la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, la Asamblea por los Derechos Humanos de Neuquén, la Subsecretaría de Derechos Humanos de Neuquén y la Dirección Nacional de Sitios de Memoria.
EL JEFE DE “LOS MONOS”
Entre tantos conocidos delincuentes, en su momento fue trasladado a la U9 uno de los jefes de la banda de Rosario "Los Monos", Emanuel Chamorro, quien en el año 2017 fue atacado brutalmente adentro del pabellón por otro interno.
En medio de una pelea, recibió puntazos en varias partes de su cuerpo y tuvo que ser operado de urgencia, según se informó oficialmente. Ante esta circunstancia, el Servicio Penitenciario Federal (SPF) decidió radicar una denuncia por "tentativa de homicidio" y voceros del organismo aclararon que se trató de "una pelea común entre presos y no fue un crimen por encargo".
Fue llevado de urgencia desde la Unidad 9 de Neuquén al hospital provincial "Castro Rendón" para ser operado. Si bien el centro asistencial queda a pocas cuadras, se tuvo que montar un operativo especial con cierre de varias calles debido a la peligrosidad de que Chamorro intentara fugarse en pleno centro de la ciudad.
Ante esta situación se decidió "realizar una información sumaria en el penal para determinar si pudieron existir responsabilidades administrativas". Y fue una antesala del cierre del centro de detención.
Hoy estos pabellones donde se alojaban a los presos más peligrosos están cerrados, porque hay investigaciones de la justicia.
EL CIERRE
Finalmente, el 13 de abril de 2018, el gobernador Omar Gutiérrez llegó a un acuerdo con las autoridades nacionales para que el edificio del viejo presidio pasara a manos de la provincia.
Las 8 hectáreas donde estaba ubicada la cárcel fueron destinadas a espacios públicos y recreativos. El Parque Jaime de Nevares se convirtió así en un gran pulmón verde de uso público, en el cual se realizan ferias de emprendedores, actividades recreativas, deportivas, culturales y gastronómicas.
VISITAS GUIADAS
A un año de su cierre, en 2019 empezaron las visitas guiadas a la cárcel, organizadas por el Gobierno provincial, con el objetivo de que los vecinos y vecinas conozcan el lugar donde funcionó el presidio durante más de 100 años.
Se trata de un recorrido que busca reconstruir la historia de la Unidad Penitenciaria Nº9 a través de relatos que cuentan cómo funcionaba la cárcel, quiénes estuvieron detenidos allí y todos los detalles de su historia. La idea es que la gente pueda visitarla y recorrer sus pasillos conociendo sus historias y anécdotas.