¿Cuáles son las 14 áreas protegidas de Chubut para disfrutar de la naturaleza en plenitud?
Nuestra provincia exhibe paisajes inigualables, una biodiversidad excepcional y una belleza infinita en la que se combinan conservación, turismo y ciencia. Desde los glaciares andinos hasta la inmensidad del litoral, estos espacios invitan a descubrir la riqueza patagónica en su estado más puro.
Nuestra provincia de Chubut, en el corazón de la Patagonia argentina, es un refugio de biodiversidad y patrimonio cultural que se despliega a través de 14 áreas naturales protegidas.
Desde formaciones geológicas milenarias hasta costas habitadas por colonias de pingüinos y elefantes marinos, estos espacios aseguran la preservación de ecosistemas únicos sino que también se convierten en destinos de gran atractivo turístico y científico.
Entre los tesoros más impactantes se encuentra el área natural protegida Bosque Petrificado Sarmiento, con 1.832 hectáreas que conservan troncos fosilizados y flora del Mesozoico.
Este monumento natural permite recorrer una línea de tiempo que conecta el pasado remoto con la actualidad en un entorno donde las tonalidades de las formaciones rocosas cautivan a los visitantes.
En este marco, ‘conviven’ dos mundos: el pasado, donde los dinosaurios, el bosque y el mar tuvieron su preeminencia y el actual en el que la estepa patagónica, montes, llanuras y mesetas con su belleza autóctona le confiere una identidad con un atractivo singular.
Hay dos vías de acceso: por el este, desde Comodoro Rivadavia por la ruta nacional N° 26 hasta Sarmiento y luego por la ruta provincial Nº 23.
Por el oeste, desde Esquel, hay que recorrer la ruta nacional N° 40, ruta provincial N° 20 y ruta nacional N° 26 hasta Sarmiento y luego por la ruta provincial N° 23.
El mar y la costa son protagonistas en áreas como en el área natural protegida ‘Cabo Dos Bahías’ donde 160 hectáreas ofrecen paisajes volcánicos y una rica vida marina.
En esta zona; se pueden encontrar pingüinos, guanacos, lobos marinos y el pato vapor de cabeza blanca que forman un mosaico de biodiversidad que encanta a los observadores de aves.
En promedio se estipula que recibe la visita de 10.800 personas anualmente siendo el uso específico del Área Protegida el turismo.
El carácter de reserva para el cuidado de las especies que habitan el lugar reside en la vulnerabilidad que tienen ante el contacto humano y demás situaciones que resultan contaminante porque alteran la vida y el hábitat como los ruidos, los residuos y diferentes perturbaciones que se pueden provocar sin el debido conocimiento, guía y responsabilidad al transitar la zona.
Se puede acceder desde Camarones por la ruta Provincial Nº1 con rumbo Sur, distante a 28 km. donde hay que transitar por un camino de ripio con precaución como se recomienda desde la Subsecretaría de Seguridad Vial dependiente del Ministerio de Seguridad y Justicia.
El Área Natural Protegida Huemul Hielo, ubicada cerca de Trevelin, abarca 30.112 hectáreas que incluyen bosques, ríos y glaciares.
Es parte de un sistema de 145.000 hectáreas destinadas a proteger la biodiversidad de la cordillera como el huemul y otras especies en peligro.
Además de su valor paisajístico, la región fomenta la investigación científica y la sostenibilidad ambiental con el objetivo de garantizar la preservación de estos ecosistemas vitales.
Dentro de sus objetivos fundamentales, se afirma que se apunta a 'proteger el patrimonio; promover la conservación y procesos de sustentabilidad; actividades compatibles; propiciar el conocimiento y el valor ecosistémicos; conservar muestras biogeográficas; protección y manejo sostenible de los bosques y glaciares".
La cordillera chubutense también tiene sus otras joyas como el área natural protegida Lago Baggilt, con 1.500 hectáreas de bosques de lengas y hábitats prístinos.
Cabe destacar que no hay población que habite el territorio, lo cual le confiere a la zona un valor fundamental en la conservación como territorio virgen.
Sustentar este valor en el transcurso del tiempo es el objetivo fundamental que se promueve, al tener en cuenta que desde el retiro de la última glaciación (entre 50.000 y 13.000 años antes del presente), el área sufrió una mínima acción e intervención humana.
Es de destacarse que alberga poblaciones de especies críticas como el Huemul, integrante de la lista de vertebrados del país que se encuentran en peligro de extinción.
Este sitio se encuentra abierta para los visitantes y recibe 2500 personas por año. En tanto se respete este proceso de cuidado del territorio los visitantes podrán disfrutar de una reserva natural de características especiales.
Es por ello que se piden se extremen las precauciones para seguir las indicaciones de los guías y guardafaunas para poder circular en los lugares permitidos
El compromiso de Chubut con la biodiversidad también incluye sitios menos accesibles, como el área natural protegida ‘Laguna Aleusco’.
Esta reserva natural y turística abarca 1.200 hectáreas de estepa patagónica, ubicada en el Departamento de Languiñeo cerca del municipio de Esquel y de la Comuna Rural de Colán Conhué.
Las 1.200 hectáreas tienen categoría de gestión de Reserva Natural Estricta/Área Silvestre y se encuentra bajo la administración de la Subsecretaría de Conservación y Áreas Protegidas de Chubut.
El dominio del territorio es fiscal provincial y tiene un grado de control en terreno nulo sin la presencia de agentes.
Esta área natural no está abierta para los visitantes y no hay población que habite el territorio.
Todos estos cuidados están al servicio del principal objetivo que es la preservación de las diversidad genética de las especies y la protección de la zona con sitios de nidificación del flamenco austral y otras aves acuáticas.
La provincia tiene el área natural protegida Los Altares que presenta un paisaje imponente de 150.000 hectáreas que fomenta actividades educativas y científicas mientras garantiza el uso sustentable de sus recursos.
Los objetivos de creación de esta Área Natural Protegida son ‘proteger y mantener el paisaje, conservar la interacción equilibrada con la naturaleza, preservar el patrimonio cultural así como otros valores creados por las interacciones de los seres humanos con el ambiente mediante prácticas de gestión tradicionales’.
A su vez, se generan las condiciones para proporcionar posibilidades de disfrute, bienestar y actividades socioeconómicas mediante usos recreativos y el turismo como así también propiciar actividades científicas y educativas que contribuyan al bienestar de las poblaciones residentes y estimular el apoyo público a favor de la protección ambiental.
Estas iniciativas aseguran que la vinculación entre las comunidades locales y la naturaleza se mantenga equilibrada.
El área natural protegida Naciente del Río Tigre se destaca por sus 36 glaciares, incluido el imponente Planchón Nevado.
Con 64.155 hectáreas, esta área -cercana a Cholila- es fundamental para conservar el ciclo hídrico y proteger los bosques patagónicos.
Su categoría de manejo promueve la compatibilidad entre conservación y actividades sostenibles como el turismo de bajo impacto y la educación ambiental.
Dentro de sus principales objetivos, se apunta a conservar muestras representativas de las unidades biogeográficas terrestres y acuáticas para contribuir al mantenimiento de la diversidad biológica y asegurar la existencia de reservorios de material genético en el lugar.
En la costa atlántica, el Área Natural Protegida Rocas Coloradas deslumbra con su fusión de arqueología y paisajes costeros.
Sus 95.000 hectáreas albergan fósiles de flora y fauna de hace 60 millones de años junto a una colonia de lobos marinos y sitios de reproducción de tiburones.
Además, este espacio guarda un valioso legado cultural, con la historia de los bóers que se asentaron en la región a principios del siglo XX.
El objetivo de declararla Área Natural Protegida es poder proteger el patrimonio paisajístico, natural y cultural del lugar como así también promover actividades sostenibles compatibles con la conservación del área.
En este marco, se subraya la importancia de concientizar sobre la importancia de la conservación del área a través de la interpretación y educación ambiental.
El área natural protegida Península Valdés, con casi 900.000 hectáreas, permite abrir la página de un ícono mundial de la conservación.
Declarada ‘Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO’ en 1999, esta área es el hogar de elefantes marinos orcas, aves migratorias y su principal atractivo: la ballena franca austral.
También, se pueden apreciar colonias de elefantes marinos del sur, lobos marinos de un pelo y el pingüino de Magallanes.
Por otro lado, se pueden observar orcas que se acercan a la costa de Punta Norte durante los meses de marzo y abril haciendo varamientos intencionales para la caza de crías de lobos marinos.
También suelen acercarse a las costas de Caleta Valdés durante los meses de octubre y noviembre que es cuando hay crías de elefantes marinos.
Su importancia científica y turística se refuerza con humedales protegidos bajo la Convención Ramsar.
En el interior de la provincia, el área natural protegida Piedra Parada deslumbra con sus 132 hectáreas de paisajes volcánicos donde se destacan una formación rocosa de 240 metros y el Cañadón de la Buitrera.
Este sitio es un imán para los amantes de la geología y los deportes de escalada debido a que combina turismo de aventura con conservación ambiental.
Su presencia en el centro de la Patagonia, a más de 200 Km. al este del actual margen continental (el Pacífico) es el testimonio de los cambios en la interacción entre las placas oceánicas y continental en la costa del Pacífico del sur de América.
Desde el punto de vista geológico, el paisaje de Piedra Parada permite ver y comprender uno de los fenómenos naturales más dramáticos de la evolución de la tierra como es la generación de una caldera volcánica.
Otro destino costero fundamental es el área natural protegida Punta León que protege a las colonias mixtas de aves marinas y mamíferos como los lobos marinos.
Las actividades de monitoreo y conservación son clave para garantizar la reproducción de especies vulnerables en un entorno de gran fragilidad.
La presencia humana puede afectar los ciclos de vida de la fauna que habita el lugar ya que -en su mayoría- las colonias de aves y mamíferos son altamente vulnerables a los disturbios y presencia de personas.
Esto es debido a que la reserva concentra gran actividad de reproducción y desarrollo de las crías que son gestadas en el lugar.
El área tiene valor arqueológico. Allí se encontró sobre la costa, a unos 15 km al sur de Punta Ninfas y en una zona de acantilados de edad terciaria a gran altura (70 a 90 m sobre el nivel del mar), un enterratorio secundario único.
De la zona se recogieron artefactos con tareas de talla lítica, raspado y faenamiento y consumo de presas: entre ellas núcleos, raspadores, raederas, raclettes, cuchillos filo retocado lateral, cuchillos de filo natural, lascas con retoque sumario.
La sepultura que fue encontrada a unos 20 metros del borde del acantilado, data una edad radiocarbónica estimada en 1050±50 años.
Este ejemplar es hasta el momento el hallazgo mas sureño de esta modalidad de sepultura.
Cerca de Puerto Madryn, el área natural protegida Punta Loma se convierte en un santuario para los lobos marinos de un pelo y aves costeras.
Sus 1.707 hectáreas combinan turismo y conservación con senderos que permiten apreciar la flora autóctona y vistas espectaculares del Golfo Nuevo.
La reserva tiene categoría de gestión de Área de Manejo de Hábitat/Especies donde se pudo certificar el establecimiento de una colonia de cormorán cuello negro estable durante todo el año que permitió el estudio de la especie en cuanto a su comportamiento post reproductivo, dando como resultado que las mismas guardan fidelidad a la colonia y no existe dispersión de individuos post etapa reproductiva.
Además, hay un mirador emplazado en altura para disfrutar de hermosas vistas del Golfo Nuevo y del apostadero permanente de lobos marinos de un pelo y una gran variedad de aves marinas costeras (cormoranes cuello negro, roqueros, gaviotas cocineras, gaviotines de pico amarillo y gaviotines reales).
Es una de las áreas protegidas más antiguas de Chubut, creada en 1967.
El área natural protegida Punta Márques, con 100 hectáreas cerca de Rada Tilly, ofrece un espacio único para la investigación y el turismo.
Entre sus objetivos de conservación se destacan la preservación de especies y diversidad genética, la investigación científica y la protección de una zona del litoral marino y estepa arbustiva patagónica donde hay un apostadero reproductivo del lobo marino de un pelo.
Las 100 hectáreas tienen categoría de gestión de Área de Manejo de Hábitat/Especies y se encuentra bajo la administración municipal mediante convenio con la autoridad de aplicación del Sistema de Áreas Naturales Protegidas, Dirección General de Conservación de Áreas Protegidas.
El dominio del territorio es fiscal provincial y tiene un grado de control en terreno aceptable con presencia transitoria de carácter estacional de agentes.
El área se encuentra abierta para los visitantes y no hay población que habite el territorio, siendo su uso especifico el turismo. Asimismo, es una zona de investigación científica y biológica.
El litoral patagónico despliega joyas como el área natural protegida Punta Tombo, la mayor colonia continental del pingüino de Magallanes.
Esta reserva alberga casi medio millón de ejemplares e invita a turistas de todo el mundo a observar estas aves en su hábitat natural mientras los miradores ofrecen vistas inolvidables del océano Atlántico.
En el lugar, se cuenta con un ‘Centro de Interpretación’ que ofrece un recorrido desde el fondo del mar hasta la superficie y su convivencia con la fauna local para representar la experiencia de estos simpáticos animales.
Luego en el “Sendero de la Pingüinera” que posee 3 kms. (ida y vuelta), podrá recorrer diferentes miradores, observar, fotografiar y disfrutar del paisaje, los pingüinos, sus nidos y el comportamiento en plena etapa reproductiva en un escenario natural de gran belleza donde contrastan la estepa patagónica y el mar argentino
La reserva se encuentra abierta para los visitantes y en promedio se estipula que recibe la visita más de 87.600 personas por año.
Cada una de estas catorce áreas protegidas es un ejemplo de comunión entre la conservación, el turismo responsable y la investigación científica al servicio de resguardar el patrimonio natural y cultural.
La conjunción de paisajes únicos y fauna extraordinaria hace de las áreas protegidas de Chubut un destino ineludible para quienes buscan la conexión con la naturaleza en su estado más puro.
Su preservación no sólo asegura el equilibrio ecológico sino también el disfrute de las generaciones presentes y futuras.
Con información e imágenes del sitio chubutpatagonia.gov.ar/areas-naturales-protegidas en una nota editada y corregida por un periodista de ADNSUR.