Cómo será la obra de dragado del puerto: un proyecto que refleja el riesgo de la erosión costera y la necesidad del muro de contención del Chalet Huergo

La audiencia pública realizada para analizar el Estudio de Impacto Ambiental de la obra de dragado del puerto de Comodoro Rivadavia permitió conocer aspectos del proyecto para recuperar profundidad en el muelle de ultramar, al tiempo que dejó la advertencia sobre la acción de la erosión costera que provoca el mar en la zona del Chalet Huergo hacia el centro.

“La erosión en los acantilados de la costanera norte, en la zona de la playa de tanques y el chalet es lo que produjo la sedimentación en la costanera y en el puerto –describió Favio Cambareri, administrador portuario-. Esa acumulación provocó la pérdida de calado en los últimos 27 años y quedó demostrado por el estudio realizado por la Universidad”.

Como un tema colateral a la obra portuaria, pero de estricta importancia, durante la audiencia quedó expuesta también la necesidad de que se realice la obra de protección en el área costera. Ese proyecto había sido incluido en el presupuesto nacional 2023, con una asignación inicial de 800 millones de pesos, según había informado el ministro de Infraestructura de Chubut, Gustavo Aguilera, en noviembre del año pasado. Sin embargo, hasta ahora no hubo avances.

Además de la erosión costera, también se han sumado otros factores. El cambio climático provocó modificaciones en la marea, mientras que la tormenta de 2017 también sumó una importante cantidad de material que quedó acumulado en el área portuaria.

La situación derivó en la acumulación de sedimentos, en alrededor de 3 metros en la zona del muelle de ultramar, que de ese modo perdió su calado original, que llegaba a los 10 metros, con un promedio de 7 metros en el interior del recinto. A raíz de ese problema, se dificulta o directamente se impide el ingreso de buques de grandes dimensiones. De ahí la importancia de la obra extraer el material acumulado y recuperar la operatividad.

“Son 255.000 metros cúbicos de material que se tiene que remover del lugar”, explicó Cambareri, para dar una dimensión de los trabajos a realizar, que demandarán una tarea continua durante alrededor de 60 días, durante las 24 horas.

Según los estudios realizados, que fueron presentados durante la audiencia pública, “los sedimentos a dragar son depósitos finos de origen natural y antrópico (acción de seres humanos). En las inmediaciones del área de dragado, en promedio, estos se componen de un 21% de arena, 53% de limo, y 26 % de arcilla”.

LA EROSIÓN DE LA COSTA: EL TALUD RETROCEDE MAS DE MEDIO METRO POR AÑO EN LA PLAYA DE TANQUES

Uno de los informes técnicos presentados en la audiencia pública corrobora la acción erosiva costera, a partir de la combinación entre mareas largas y tormentas, lo que volvió a evidenciar la necesidad de una obra de protección. El trabajo fue elaborado por José M. Paredes, S. Mariela Ocampo, Mauro N. Valle, José O. Allard y Sebastián Bueti, integrantes del Laboratorio de Sedimentología y Estratigrafía – Departamento de Geología de la UNPSJB.

“En los acantilados ubicados al norte de la Costanera local y en el cañadón del Infiernillo afloran los niveles basales del Cerro Chenque y su contacto con la subyacente Formación Sarmiento, donde se reconoce una alternancia de areniscas y arcilitas con niveles de coquinas de mayor consolidación”, describe el informe. Y a continuación advierte:

“Esta unidad basal es una unidad resistente a la erosión, aunque al pie del Chenque está muy afectada por procesos de erosión costera durante tormentas intensas, que producen el constante retroceso de los acantilados al socavar su base". 

El informe geológico agrega que el "intervalo estratigráfico que se encuentra sobre la posición de la Ruta Nacional Nº 3 y hasta el antiguo Mirador del Cerro Chenque es el que mayores riesgos presenta para el emplazamiento urbano y la seguridad de la población”.

A partir del desprendimiento de ese material, en casos de lluvias intensas “se incorporan fácilmente al flujo y se desplazan pendiente abajo sobre laderas empinadas, produciendo torrentes de barro”.

Según el estudio realizado, el relleno del área se puede dividir en cuatro etapas, con distintos ritmos de acumulación de sedimentos en la zona portuaria. La primera etapa abarca en período 1996-2008, en el que las tasas de acumulación fueron de alrededor de 10 cm por año. La segunda etapa tuvo  lugar entre 2008 y 2016, con tasas de acreción alrededor de 5 cm por año. La etapa 3 abarca parte del 2016 y el 2017, y se caracteriza por tasas de acreción de más de 10 cm/año.

“Los valores altos en la tasa de acreción de esta  etapa están presumiblemente relacionadas con el evento de precipitación extremo ocurrido entre el 29 de marzo y el 08 de abril de 2017”, añade el informe.

La etapa 4 abarca el período entre fines de 2017 y 2022, y presenta tasas de acreción de más de 2 cm por año.

Más allá de de la importancia de la obra portuaria, otro de los datos preocupantes para el resto de la ciudad es la velocidad de retroceso de los acantilados en la zona costera norte:

“Se determinaron tasas de retroceso variables entre 0,67 metros por año en la zona adyacente a la Playa de Tanques de YPF y de 1,18 metro por año en la zona de mayor retroceso, próxima al centro de la bahía”, advierte el trabajo de los especialistas.

Dicha velocidad de retroceso es calculada a partir de un modelo de análisis basado en fotografías tomadas en el año 1968, lo que fue comparado con imágenes actuales, captadas por drones. A partir de ese dato, resulta claro que si la obra del muro de protección sigue demorando, podría verse fuertemente afectado todo el sector costero que incluye a la playa de tanques y el talud contiguo a la traza de la ruta 3, al pie del cerro Chenque.

ABSORCIÓN DEL SEDIMIENTO Y TRASLADO A MÁS DE 6 KILÓMETROS DE LA COSTA

En cuanto a la obra del dragado propiamente, Cambareri explicó que la zona de descarga se dispuso a 6,5 kilómetros de distancia de la escollera del puerto, es decir mar adentro, en un área delimitada por un cuadrado de 800 metros por 800 metros, que su vez estará subdividida en secciones. 

“De esta forma, tendrá como impacto solamente el aumento de 25 centímetros de sedimento que quedará sobre el lecho marítimo –explicó el funcionario-, en una zona que está a más de 50 metros de profundidad”. Asimismo, aclaró que “la zona fue relevada y se usaron cámaras subacuáticas para ver el ecosistema, por lo que se constató que no hay presencia de fauna es el lugar, que resulta el más adecuado para la disposición final”.

En cuanto al trabajo de la draga a utilizar, informó que se trata de equipos denominados ‘Hopper’, que son un tipo de embarcaciones que carga en su bodega todo el sedimento que se extrae del fondo marino en el puerto, mediante un sistema de succión.

“Todo el material que se extrae es mayormente líquido, en un 85%, con partes de sedimento y se traslada hasta la zona de volcado. Las dragas trabajan las 24 horas y el plazo de la obra sería de 2 meses, aproximadamente”, refirió.

Cambareri enfatizó que el tipo de material ha sido evaluado bajo una exigente normativa internacional, lo que permitió verificar que no contiene ningún tipo de contaminantes, según quedó certificad por el Estudio de Impacto Ambiental.

“Fue una audiencia muy concurrida, con numerosas personas que representan al ámbito portuario y de la comunidad en general, con ponencias de académicos y distintos especialistas. Unánimente se apoyó el inicio de la obra”, enfatizó.

Entre las indicaciones que han sido incorporadas al proyecto y Plan de Gestión Ambiental y que minimizarán aún más los impactos esperados, se cuenta la recomendación de que “cualquiera sea la draga de succión por arrastre con cántara que se emplee, no se permita la realización de rebalse (“overflow”) en el interior del área portuaria”.

Además, se deberá realizar un seguimiento de la posición de la draga en tiempo real, para asegurar que la misma respete la ubicación y secuencia de descarga en las celdas de la zona de descarga que se ha definido. 

“Tampoco estará permitida la realización de descargas parciales de la cántara sea por apertura de compuertas o por pérdidas de material durante la navegación hasta llegar a la zona de descarga permitida”, añade el informe.

“En conclusión, los impactos sobre la calidad de agua superficial han resultado de baja importancia para la extracción del material y tareas de limpieza previas al dragado –señala otro de los capítulos del E.I.A-. En cuanto a la disposición de los sedimentos en la zona de descarga, se la ha valorado con una importancia moderada y específicamente asociada a la generación de las plumas de turbidez. Sin embargo, estas serán puntuales y temporales. Todos los impactos serán reversibles en cuanto finalice el proyecto”.

“Se debe destacar que la gran mayoría de los potenciales impactos negativos identificados, han resultado de importancia baja, puntuales y temporales, dado que se trata de una actividad localizada y de corta duración, y que se implementarán las medidas de mitigación y control correspondientes –agrega el E.I.A entre sus conclusiones finales-. Por otro lado, una vez que finalice el proyecto, el beneficio sobre la operabilidad del Puerto será permanente y de gran magnitud”.

Entre los beneficios de la obra, se espera que el puerto esté en condiciones de operar con buques que traerán, en el mediano plazo, aerogeneradores eólicos y otros elementos vinculados a la industria de la transición energética, además de la disponibilidad para la eventual exportación de cemento y otros productos de la región.