Dos fenómenos fueron noticia del ámbito internacional en los últimos días. El día más caliente del planeta se registró el pasado lunes 3 de julio, cuando la temperatura media en todo el mundo alcanzó los 17 grados centígrados. El segundo no ocurrió estrictamente en estos días, pero sí se reflejó en el agravamiento de un problema que viene advirtiéndose desde hace meses, como es la dramática falta de agua en Montevideo, que debió recurrir al río de La Plata para abastecerse y hoy usa agua de alta salinidad para paliar la situación, aunque la gente debe (cuando puede) comprar agua mineral para beber.

Ambos son manifestaciones que podrían vincularse, al menos indirectamente, del Cambio Climático, sobre el que los diagnósticos y advertencias de expertos ya son sobradamente conocidas, aunque la mayor gravedad reviste en que no se trata ya de anuncios para el futuro, siquiera medianamente cercanos, sino que, cumpliendo aquella mala costumbre, el futuro ya llegó (“…como vos no lo esperabas”).

Las lluvias del jueves 6 de julio trajeron algo de alivio en la grave baja de la represa Paso Severino, que abastece de agua a Montevideo, que está literalmente sin abastecimiento de agua.

“Este 3 de julio el mundo presenció el día más caluroso de la historia. Según datos de los Centros Nacionales de Predicción Ambiental, la temperatura media mundial fue de 17C (63F), superando ligeramente el récord anterior de 16,9C establecido en agosto de 2016. Este nuevo máximo muestra el carácter extremo del verano en el hemisferio norte en 2023”, informó, en los últimos días, la agencia Bloomberg.

El mismo reporte advierte que las predicciones del clima no son nada alentadoras. “La formación de un episodio de El Niño aumentará considerablemente la probabilidad de que se batan nuevos récords de temperatura y se experimente un calor más extremo en muchas partes del mundo y en los océanos, según informó ayer la Organización Meteorológica Mundial (OMM)”, citó la agencia internacional.

Argentina en general y la Patagonia en particular ya vieron manifestaciones del fenómeno de ‘La Niña’, que implicó una gran sequía en los últimos 3 años. Una dimensión económica de esa manifestación se refleja todos los días en la economía argentina, ya que la falta de dólares se origina, en parte, por la pérdida de alrededor de 20.000 millones de dólares que no pudieron exportarse, por la merma de la cosecha de soja que causó el fenómeno climático.

En el caso de Montevideo, la situación alcanza ribetes más dramáticos aún, ya que las informaciones dan cuenta de los pocos días que faltarían para que la ciudad se quede absolutamente sin agua, ya que la represa de Paso Severino, que abastece a la ciudad, redujo sus reservas hasta debajo del 2% por la falta de lluvias. La situación llega al punto en que las canillas sólo entregan algo de agua salada, al tener que tomar fuentes de agua vinculadas al río de La Plata, que contiene un porcentaje de sodio que no puede eliminarse en las plantas potabilizadoras que abastecen a la ciudad uruguaya. Aunque el jueves cayeron 28 milímetros de lluvia, los expertos aseguran que neceistan no menos de 100 milímetros para revertir la dramática situación.

Y aun cuando en términos genéricos solemos decir “La Niña es sequía y El Niño trae lluvias”, esas expresiones tienen muchos matices advertidos por los expertos. En cualquier caso, el fenómeno de El Niño, próximo a iniciarse, no traería lluvias inmediatas a la capital uruguaya, según la discusión entre expertos.

LO GRAVE ES LA VELOCIDAD DEL CAMBIO

Antes de avanzar en este informe, hay que hacer una aclaración importante. No puede afirmarse que los fenómenos de Niña y Niño sean una derivación del cambio climático, porque se trata de ciclos naturales, que ocurren con periodicidad. Lo que sí puede ocurrir, es que el C.C, producto de la acumulación de gases de dióxido de carbono en la atmósfera, lleve a potenciar, o amplificar, los efectos de aquellos fenómenos naturales.

“Lo grave no es que cambie el clima, porque esto es un fenómeno que se repite a lo largo de la historia, sino la velocidad a la que se producen esos cambios”. La aclaración es formulada por Daniel Campano, licenciado en Protección y Saneamiento Ambiental por la UNPSJB, Máster en Cambio Climático por la Universidad Europea del Atlántico y Profesor Universitario en Protección y Saneamiento Ambiental por la Universidad Juan Maza.

Prof. Daniel Campano, máster en Cambio Climático.

En su artículo “Reflexiones sobre el Cambio Climático”, elaborado a partir de la inquietud de ADNSUR para este informe, Campano añade:

“El incremento de la temperatura media del planeta en el último siglo equivale a cambios que en el clima del pasado demoraron milenios, y la tasa de cambio se acelera cada vez más. Este incremento de la temperatura trae aparejado profundas alteraciones meteorológicas. El hecho de que las variables meteorológicas, de por sí bastante complejas, fluctuantes y profundamente interconectadas, presenten alteraciones imprevistas es el punto de mayor alarma del fenómeno”.

En su explicación, el también profesor en las cátedras “Ambiente Natural II” y “Geografía Física II” de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, adviete los fenómenos globales que podrían esperarse como consecuencia:

“El cambio climático es sinónimo de múltiples eventos extremos y modificaciones de patrones meteorológicos y ecológicos en todo el mundo: desde olas de calor y sequías, a olas de frío e inundaciones; desde expansión de enfermedades infecciosas (como las fiebres del dengue o del zika) hasta el incremento en la intensidad y frecuencia de los huracanes. Y la lista podría seguir”.

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EFECTOS ESPERABLES EN LA PATAGONIA: EL NIÑO SE VERÁ INTENSIFICADO POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

En su artículo, Campano proyecta que en la Patagonia podemos esperar, desde fines de este año y durante al menos la primera mitad del año que viene, temperaturas mayores a las usuales, así como también un potencial incremento en las precipitaciones, especialmente durante el 2024. “Coincide con las previsiones que el cambio climático propiciará en la región, pero en este caso la causa es otra, y puede verse potenciada por el cambio climático”, aclara, al establecer la vinculación con los efectos adicionales que podría traer aparejado ‘El Niño’.

“Hoy, julio de 2023, está a punto de ocurrir un fenómeno en la dinámica atmosférica de dimensiones globales: la transición a la fase Niño. ENOS (El Niño Oscilación Sur) es un fenómeno climático que acontece en el Pacífico Sur, con una periodicidad irregular y que tiene repercusiones en gran parte del globo durante sus dos fases extremas: El Niño y La Niña. El último informe del Sistema Meteorológico Nacional indica que la transición a la fase Niño está a un 93% de ser completada entre el mes de julio y agosto”.

 Es sabido que en la fase Niño la temperatura media en el planeta es mayor a la normal, por lo que aventurar que este verano será más cálido de lo usual es un vaticinio seguro. También se sabe que en Argentina la fase de El Niño suele estar vinculada a un incremento en las precipitaciones que puede superar los 100 mm. “Por estas razones –advierte el experto-, es esperable que durante la segunda mitad del 2023 y la primera del 2024 las temperaturas y las precipitaciones presenten valores más elevados de lo habitual”.

El Cambio Climático acentúa efectos de fenómenos naturales, como la sequía que trajo La Niña en distintos puntos del mundo en general y la Argentina en particular.

De este modo, entonces, está claro que los efectos negativos del cambio climático proyectan su influencia sobre los fenómenos naturales. “La afectación del ENOS por el cambio climático puede provocar consecuencias ‘impredecibles e irreversibles’ –enfatiza Campano-. La fase del Niño a punto de comenzar será particularmente intensa, más aún de lo que resultaron en las últimas décadas, que tuvo manifestaciones extraordinarias”.

El cambio climático, según algunos trabajos citados por el autor, puede afectar la frecuencia e intensidad del fenómeno. La consecuencia serían fases de Niño con temperaturas particularmente elevadas y precipitaciones especialmente intensas.

El niño que viene podría ser uno de esos fenómenos. De hecho, señala Campano, Argentina viene de atravesar, durante los últimos  3 años, los efectos de una sequía inusual, debido a la intensidad extrema de la otra fase del fenómeno, es decir La Niña.

SEQUÍA DEL LAGO Y CATÁSTROFE DE 2017: ¿CONSECUENCIAS DEL CAMBIO CLIMATICO?

Campano aceptó evaluar dos fenómenos de reciente impacto en la región de la cuenca San Jorge, como fue la dramática pérdida de volumen del lago Musters en el verano de 2022 (lo que implica una amenaza para el abastecimiento de agua de 4 ciudades y no menos de 400.000 personas) y la catástrofe climática de 2017, a partir de las lluvias que superaron los 430 milímetros en menos de 10 días. ¿Fueron consecuencias directas del Cambio Climático?

“Hay que ser muy cautos a la hora de adjudicar fenómenos extremos al cambio climático, porque la ocurrencia de eventos extraordinarios forma parte integral de lo que entendemos por clima –advirtió, en principio-. Por eso es necesario corroborar que el fenómeno en cuestión escapa a los ‘eventos extraordinarios normales’ del clima de la región, antes de adjudicárselo al cambio climático”.

La tormenta de 2017, ¿fue a causa del cambio climático?

Al avanzar en su explicación, señaló que el caso puntual de la bajada en el caudal del río Senguer y la consecuente reducción del volumen del lago Musters, durante el verano de 2022, forma parte de uno de los tantos eventos que caracterizaron a uno de los 14 años más secos desde el 1961.

“Las causas de esta bajada en el caudal del Senguer fueron múltiples, pero hay dos que destacan por su vinculación con el cambio climático –advirtió-. El 2022 fue el tercer año consecutivo de la fase Niña, del fenómeno ENOS (El Niño-Oscilación Sur). La fase Niña, opuesta a la que estamos ingresando en estos meses, se caracteriza por producir sequías en gran parte del país. El hecho de que esta fase extrema de ENOS se haya sostenido durante 3 años es algo inusual, y fue la primera vez que ocurrió este siglo. Que sea a causa del cambio climático es aventurado decirlo, pero hay una fuerte correlación entre eventos ENOS extremos y el cambio climático actual”.

Por otro lado, añadió el experto, “existe otro patrón atmosférico de gran relevancia, la OMJ (Oscilación Madden-Julian), que también pudo influir en esta extrema sequía observada en la cuenca del Senguer durante el verano 2022. La OMJ tiene un comportamiento complejo y móvil a lo largo de la franja intertropical. Entre el 1 y el 14 de enero de 2022, la OMJ presentó un evento intenso, asociado a escasas precipitaciones. También hay estudios que sugieren que el cambio climático puede afectar este patrón atmosférico”.

La reducción del volumen del lago Musters fue consecuencia de la pérdida de caudal del rio Senguer y las escasas nevadas del invierno de 2021.

Por estas razones, concluyó sobre este primer punto Campano, “a mi entender, es perfectamente plausible que las condiciones de sequía del verano del 2022 hayan sido potenciadas por las variaciones en la dinámica atmosférica que produce el cambio climático actual”.

“TODO PARECE INDICAR QUE LAS TORMENTAS LLEGARON PARA QUEDARSE EN COMODORO”

Sobre el segundo punto, vinculado a las inundaciones que sufrió la ciudad en 2017, Campano hizo un análisis basado en abundante bibliografía sobre el tema.

“Existen varias evidencias de que el cambio climático está afectando el régimen pluviométrico en nuestro país. En la Patagonia, hay estudios  que demuestran que hay algunas regiones donde las precipitaciones están disminuyendo (en la zona cordillerana) y otras dónde están aumentando (en el sur). El evento extraordinario de precipitación sufrido en el 2017 fue, probablemente, el más intenso ocurrido en la región en los últimos 10000 años.  Implicó la caída de 232 mm de lluvia en 48 hs, es decir que en dos días llovió más de lo que suele llover en un año”.

La tormenta de 2017 dejó huellas dolorosas e imborrables en la ciudad.

En ese marco, recordó que la causa de aquel temporal extraordinario fue un frente estacionario que permaneció inusualmente activo sobre la región y que fue catalogado como “ciclón extratropical”, es decir un centro móvil de baja presión que se detuvo más tiempo del usual en nuestra región.

“La dinámica de estas masas de aire está íntimamente vinculada con los cambios de temperatura y, por ende, el cambio climático tiene una profunda influencia en su desarrollo y evolución. Todo parece indicar que en Comodoro Rivadavia las tormentas excepcionales llegaron para quedarse, por lo que la ocurrencia de otro temporal de características similares sería la prueba irrefutable de que este cambio en el patrón de precipitaciones observado en nuestra región es ocasionado por el cambio climático y no un evento excepcional, aislado, como sugieren algunos escépticos”.

La advertencia del especialista no es para alarmar, sino para prevenir: “ Comodoro Rivadavia debería prepararse para recibir eventos de similares características al ocurrido en el 2017 ya que, independientemente de que ese evento particular sea adjudicado al cambio climático o a los azares de la atmósfera, el cambio climático es un hecho, y su influencia en nuestra región nos debe preparar para otros eventos extremos, como los que vienen registrándose desde fines del siglo pasado, y que son producto de la alteración de los patrones de circulación atmosférica. Durante el 2023-2024 debemos esperar probablemente precipitaciones por encima de lo usual, ya que el comienzo de una fase Niño es inminente”.

¿QUEDA TIEMPO PARA FRENAR?

Los datos del experto en Cambio Climático son preocupantes. La concentración de dióxido de carbono alcanzó el pasado viernes 30 de junio un valor de 422.85 ppm, “lo que representa un incremento de aproximadamente el 35% con respecto a los valores registrados cuando se inició el monitoreo atmosférico de dióxido de carbono en marzo de 1958. Es el valor más alto presente en la atmósfera en al menos 2 millones de años”, indicó.

“Conforme continuemos utilizando petróleo y sus derivados para sostener nuestras sociedades, el problema se intensificará y las consecuencias a futuro serán más y más difíciles de sobrellevar”, asegura el especialista comodorense, basado en las advertencias del último informe del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático. “las emisiones de gases de efecto invernadero deben cortarse para mediados de la década de 2030. Es decir que en aproximadamente 12 años deberíamos migrar toda nuestra producción energética (basada hoy en los hidrocarburos) hacia alternativas que no utilicen combustibles fósiles. Suena muy difícil”.

El hiperconsumo es el motor que acelera hoy el cambio climático, según Naomi Klein.

Sin embargo, la esperanza no debería perderse. Campano nos recuerda que el libro “Esto lo cambio todo: el capitalismo contra el clima”, de Naomi Klein, plantea que es imposible enfrentar el C.C mientras la economía mundial siga basada en el hiperconsumo. En la medida que cada uno de nosotros modifique esos hábitos, en su rol de consumidor, el merado debería responder en consecuencia, atenuando las demandas energéticas que hoy llevaron el equilibrio planetario hasta un límite de (casi) no retorno.

Acaso sea esa la mejor forma, la del cambio en la actitud individual (para transformarla en acción de conjunto), de empezar a construir el puente, hasta llegar a la otra orilla, cuando la sociedad haya migrado hacia fuentes de energías limpias.

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