Las sucesivas bajas de la tasa de interés que aplicó el Banco Central en las últimas semanas lleva a preguntar si el mismo efecto puede verificarse en el costo de financiación de las tarjetas de crédito en la financiación de los saldos, que es lo que se produce cuando se paga el mínimo, o poco más de ese tope, pero sin pagar la totalidad del consumo del mes.

Luego de la última retracción de tasas, que llevó el rendimiento de los plazos fijos a valores cercanos al 40% (alrededor de 3,5% mensual), lo que también se vio reflejado en una mejora relativa de los costos de los préstamos para distintas finalidades, restaba saber si la financiación de tarjetas también reflejaría esa mejora.

“Probablemente los clientes estén recibiendo la información sobre estos intereses, pero no está fácil de obtener. De los bancos en los que pudimos encontrar esos datos actualizados, vemos que se están tomando su tiempo para acompañar la baja de tasas”, reseñó el contador Gustavo Simoes.

Un rápido paneo por el sector permite hallar que el promedio de intereses de financiación está en el orden del 130% anual, pero hay que entender cómo se aplican ciertos mecanismos en esa financiación, que son los que explican por qué ese costo incluso puede elevarse hasta el doble o triple del monto original.

La práctica de pagar el mínimo o algo más que ese piso, pero sin cubrir el total, puede traer fuertes dolores de cabeza.

“Estamos hablando de la financiación de los saldos que no se pueden pagar de tarjeta de crédito, que es una de las líneas más cara, porque es la línea que la gente se la toma por su cuenta. No es que se la está dando el Banco -explicó Simoes, apelando al tono didáctico de su experiencia como docente universitario-.  Por más que se pague por encima del ‘mínimo’, pero sin completar el total, ya se está utilizando esa financiación”.

Para ser más gráfico, añadió, es el equivalente a la operación que las empresas hacen cuando utilizan el giro en descubierto sobre sus cuentas corrientes, es decir que utilizan plata prestada para completar un pago o una determinada operación comercial, pero luego es devuelta con intereses a la entidad bancaria.

EN CUÁNTO SUBE LA DEUDA CADA MES

“De ‘cartelera’, digamos, el interés de financiación está en el orden del 122%, 123 ó 130%, según los bancos, pero esa es la tasa nominal anual -detalló-. Si a esa tasa nosotros la vamos trasladando la acumulación de todos los meses, es decir vamos capitalizando esos intereses adeudados hasta el fin de año, por esta cosa que es difícil de entender y es el interés compuesto, esto crece a tasas de entre el 209 y 230%”.

La deuda de tarjeta puede crecer de forma incontrolable.

El ‘interés compuesto’ se conforma por la acumulación mensual. Si alguien apela a la maniobra de ir postergando el pago total, algo que se conoce como ‘revolving’, es interés de cada mes se va sumando al capital del saldo. Por ejemplo, si este mes quedan sin pagar 50.000 pesos, el interés mensual de este mes ya se sumó al capital del mes próximo, cuando ascenderá a 55.000 pesos y así sucesivamente.

“Parecería que si decimos 120% anual, la tasa es del 10% mensual, pero no es así, sino que por el interés compuesto hace que la tasa mensual, en 12 meses, se convierte en 210 ó 230%, lo que significa alrededor del 20% mensual”, indicó el contador.

Y POR SI TODO ESTO FUERA POCO, EL COSTO FINANCIERO TOTAL

Tal vez sin darse cuenta, muchos usuarios de tarjetas de crédito van incurriendo en esta conducta, de financiarse con el plástico, sin tomar en cuenta el costo final de ese dinero prestado. En otros casos, aun cuando se conoce ese alto costo, se apela igual, sabiendo que no hay otro remedio, debido a la caída de ingresos frente a la inflación.

“Este interés no es el único, porque el asunto va su

biendo en complejidad y le va sumando presión a la gente -añadió el contador-. Después están los gastos administrativos, los gastos de otorgamiento, los gastos colaterales y otro concepto que ahora estuvo muy de moda por escándalo, que es el tema de los seguros”.

Al sumar todos esos conceptos, la tasa nominal anual, que empezó en el 120%, se termina transformando en una tasa efectiva anual de entre el 210% y 230, por lo que el costo financiero total (sumando todos los gastos) termina en más del 300%.

Así entonces, si la práctica se hace habitual y todos los meses se deja sin pagar un saldo equivalente a 50.000 pesos, por tomar un valor constante, al cabo de 12 meses se habrá pagado más de 200.000 en concepto de intereses, es decir más del triple de la deuda original.

“La conclusión es que el financiamiento de los saldos de tarjeta de crédito hay que tomarlo con muchísimo cuidado, inclusive los bancos están advirtiendo sobre los recaudos que hay que tener con un financiarse con tarjeta de crédito. ‘El que avisa no traiciona’, parece que están diciendo. Es un tema preocupante”.

Hay, todavía, un escenario peor. “Mucho más grave es el no pago del saldo mínimo, que es cuando se aplican intereses punitorios, entonces hay que sumar otro 60% -advirtió-. Incluso cuando el banco empieza a percibir cierto riesgo de incobrabilidad, bloquea la tarjeta y uno puede perder la fuente de financiamiento de forma abrupta”.

EL BANCO ATACA: 45 PUNTOS POR ARRIBA DE LA TASA GENERAL

El economista Alejandro Jones sumó más datos para este informe, al comparar la evolución de la tasa de interés en los últimos 4 años, tomando como referencia la tasa promedio de política monetaria y el interés de las tarjetas de crédito, tal como refleja el siguiente gráfico.

Según detalló el analista, entre enero de 2020 y julio de 2022, la tasa de política monetaria nacional estaba entre 10 y 20 puntos por debajo de la tasa de interés de la tarjeta de crédito. Esto significa que en condiciones normales ese interés es más caro, pero con una diferencia medianamente razonable.

Desde julio de ese año, hasta julio de 2023, la tasa promedio pasó de entre 20 y 40% a un rango entre 60 y 80%, pero al mismo el interés de la tarjeta de crédito redujo la diferencia, estuvo entre 0 y 10 puntos.

En el gráfico se observa la evolución de la tasa monetaria de referencia (en color marrón) y la de tarjetas de crédito (celeste), durante los últimos años. En rojo, la diferencia entre ambas. Elaboración: Alejandro Jones.

En un tercer período, desde julio a noviembre de 2023, hubo momentos en que la tasa general fue más alta que la de tarjeta de crédito, en base a regulaciones del gobierno nacional. Luego, con el cambio de gobierno y la política de desregulación, hubo semanas de fuerte suba, en el último tramo del año pasado.

A partir de enero de 2024, el Banco Central comenzó a reducir la tasa de política monetaria, pero las tarjetas permanecieron en sus niveles anteriores, por lo que hoy la supera en alrededor de 60 puntos.

“Antes teníamos una regulación del Banco Central, que fijaba un tope, pero eso quedó desregulado y hoy cada banco determina la diferencia con la tasa general. Cada cliente es cautivo del banco con el que opera -evaluó-. Cuando estamos endeudados, dejamos de pagar la tarjeta, o cubrimos sólo el mínimo y es ahí donde el banco ataca, porque le genera mayor rentabilidad”.

En definitiva, concluyó el analista, “aunque bajó un poco, la diferencia entre el interés de tarjetas de crédito y la tasa general sigue siendo muy elevada. La baja abrupta que aplicó el Central, que llevó la tasa general a 50 puntos, debería haber sido acompañado por una mejora en las condiciones de financiación de las tarjetas, pero eso hasta ahora no ha ocurrido”.   

¿CONVIENE TOMAR UN PRÉSTAMO PARA CANCELAR LA DEUDA DE TARJETA?

Tal vez una alternativa viable, que cada uno podrá evaluar de acuerdo a su situación, es la toma de un crédito personal para poder cancelar los saldos impagos de la tarjeta de crédito, a partir de un análisis de la proyección de ingresos y de gastos mensuales.

Esto puede plantearse como conclusión, al observar que la tasa promedio de un préstamo personal hoy está entre 70 y 80%, frente al mencionado 110 a 120% de la financiación de tarjetas, siempre considerando los valores nominales, ya que en ambos casos las tasas efectivas y el costo financiero total terminan siendo mucho más elevados.

Por ejemplo, un préstamo personal de un banco estatal, de 1 millón de pesos a devolver en 12 cuotas, tiene una tasa nominal del 73%, que se transforma en el 104% como tasa efectiva anual y un costo financiero total del 137% (según datos del sitio oficial de la entidad), lo que puede resultar una opción más barata que afrontar una deuda de tarjeta por un monto similar, sin poder cancelar el total.

Como punto de partida, esa comparación puede aportar un instrumento útil para decidir cuál es la salida más conveniente, en un contexto en el que la inflación, por más que baje algunos puntos cada mes, seguirá presionando sobre los ingresos y reduciendo su poder de compra.

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