Con la cabeza en las nubes: vivir y trabajar en el Aconcagua, el pico más alto de América
Jessica Hoyos, la montañista boliviana que en 2024 hizo cumbre en el Aconcagua, trabaja hoy en uno de sus campamentos base, Plaza Argentina, donde los escaladores se aclimatan para realizar el ascenso a la cima. La vida en las alturas es narrada en primera persona.
La cordillera de Los Andes es parte de la columna vertebral de nuestro continente y el Aconcagua, con sus 6,962 metros de altura, está ubicado en la provincia de Mendoza, Argentina, y es una de las cumbres a las que los montañistas de los diferentes continentes llegan para ascender año tras año.
Jessica apenas pasó los 30 años y es comunicadora social. Nació al sur de Bolivia y, por cuestiones laborales, se instaló en la ciudad de La Paz, lugar donde conoció el deporte de escalada en roca, en boulder y, progresivamente, comenzó a experimentar en alta montaña.
Las altas cumbres en Bolivia se transformaron en una fuerza de atracción y, en corto tiempo, hizo 10 cumbres en seismiles bolivianos. Tanto entrenamiento y tantos desafíos cumplidos la empujaron a uno más: el Aconcagua. El 13 de febrero de 2024, de manera independiente y tras portear unos 25 kg con sus propios equipos, su comida y su carpa, hizo cumbre y llegó “al techo de América”.
“Jessica estableció un nuevo récord boliviano femenino al convertirse en la mujer más veloz de Bolivia en ascender el Aconcagua”, indicaron los coordinadores de la Cueva Boulder, lugar donde la montañista realizó parte de su entrenamiento.
Antes de cumplir 1 año de aquella hazaña, Jessica fue atraída por el Aconcagua nuevamente, pero esta vez con un rol diferente: trabajar en el Campamento Base Plaza Argentina, a 4.200 metros sobre el nivel del mar.
En entrevista con ADNSUR, Jessica Hoyos compartió su experiencia de trabajo al servicio de los montañistas.
Quienes desean realizar una experiencia en el Aconcagua deben ingresar por el Parque Provincial Aconcagua, que es un área protegida en la cordillera de los Andes. Los montañistas o turistas pagan un ticket de ingreso y su valor varía según la nacionalidad y los días que permanecerán en el parque.
Por otra parte, quienes requieran los servicios que prestan las empresas que administran los campamentos deberán pagar diferentes montos que se relacionan con las comodidades y usos que deseen tomar en cada campamento.
LOS CAMPAMENTOS EN EL ACONCAGUA
Existen varios tipos de campamentos: los de aproximación, que están a menor altura y sirven para descansar entre un punto y otro; los campamentos base, donde los deportistas se aclimatan, descansan y también los utilizan para trasladar equipamientos a los de altura. Estos últimos son los que están más próximos a las cimas; allí se descansa y son lugares donde se protegen del viento y las avalanchas.
El Aconcagua tiene dos campamentos base principales utilizados para las expediciones que buscan alcanzar la cumbre. Uno de ellos es Plaza de Mulas (4,260 m) y es el campamento base principal para la ruta normal, la más transitada y considerada la más accesible técnicamente. Cuenta con infraestructura como refugios, servicios de guía, comida y comunicaciones.
El otro es el Plaza Argentina (4,200 m), y es el campamento base para la ruta de la cara Este o Glaciar de los Polacos, una vía más exigente y menos frecuentada. También tiene servicios básicos, menos desarrollados que Plaza de Mulas. Ambos campamentos son puntos clave para aclimatarse antes de continuar hacia campamentos de altura más elevados en la ascensión al Aconcagua.
Para que Jessica, la montañista boliviana, pudiera formar parte del campamento base Plaza Argentina, tuvo que cumplir con ciertos requisitos relacionados con su estado físico, salud, manejo de idioma y capacidad de resolución y trabajo en equipo, condiciones indispensables para desarrollar sus tareas en altura.
“Nadie puede ingresar al Parque Provincial Aconcagua sin permiso y las empresas brindan el servicio para gestionarlos y también la logística para que la experiencia del montañista sea más llevadera”, indicó Jessica.
En el campamento base Plaza Argentina se puede dormir en un domo, se alquilan terrazas para instalar las carpas personales, se ofrecen servicios de pensión completa que incluyen todas las comidas del día, baños, duchas, servicio de mulas y de porteadores durante toda la expedición, y servicio de internet.
Jessica está las 24 horas a disposición en el campamento, ella les explica a los montañistas la dinámica del mismo. Les indica donde están sus domos o terrazas, como utilizar los baños y duchas, donde se encuentra el servicio médico y el guardaparques. También es la responsable del “Domo café Inka”, donde se venden golosinas, merchandising y algunos insumos de farmacia.
ACLIMATARSE EN EL CAMPAMENTO BASE
Los montañistas llegan al campamento base y descansan, al día siguiente portean equipo al Campamento Uno que es el primer campamento de altura. Luego bajan, descansan y están obligados a que el servicio médico los controle para chequear el cuerpo, su reacción a la altura, oxigenación, etc.
Durante su estadía en el campamento base, pueden escuchar música, leer, hacer caminatas o dormir, lo que deseen, hasta avanzar hacia los otros campamentos. Muchas veces, el clima puede atrasar los planes y detenerlos allí o en otro campamento más de lo previsto.
“En la montaña lo que prima es la idea de amigarse con la incomodidad, aunque las empresas tratan de hacer la estadía lo menos hostil posible. Hay hasta comida para celíacos”, comentó Jessica.
INCOMODIDADES
Tener la carpa o el domo lejos del baño, no poder ducharse porque se congelaron las cañerías, convivir con la tierra y el viento durante todo el día. Exponerse a cambios de temperatura durante las 24 horas: calor durante el día y bajo 0 a la noche. Esperar a que pase la tormenta para poder seguir adelante, son cosas usuales con las que hay que lidiar allá arriba.
“Acá usamos mucho una botella cortada para orinar, sobre todo a la noche, cuando nieva y el baño quedó lejos de la carpa. Le dicen “pichi wáter”, relató la montañista.
Otro tema importante es la generación de residuos y cada persona que pasa por los campamentos debe ser responsable de los mismos.
“Al ingreso, los guardaparques entregan 2 bolsas a los montañistas: una de ellas es la naranja y es para la materia fecal. Cuando termina la expedición, el montañista debe bajar con la misma; de lo contrario, se le cobra una multa de unos 100 dólares aproximadamente”, indicó Jessica.
En los campamentos de altura no hay baños, por lo que los deportistas hacen sus necesidades y deben guardarlas en la bolsa naranja. El resto de los residuos va en la otra bolsa, que es de color blanco. En el campamento base, los residuos de los baños van a parar a unos tambuchos que luego son extraídos por los helicópteros.
Alguien podría decir “calavera no chilla”, y es cierto. ¿Quién los mandó a subir y a exponerse a esas alturas y a estar tan lejos de casa? El ser humano a veces se expone a cosas inexplicables y cuestionables para otros. Vaya a saber qué necesidades portea cada montañista cada vez que busca una cima.
LOS HABITANTES DEL ACONCAGUA
El aullido de los zorros se escucha constantemente y por las noches el sonido de sus patitas que rondan las carpas es moneda corriente. El viento es la banda de sonido que acompaña a diario, y el silencio también.
Jessica disfruta de su vida allá arriba, aunque sabe que es solo por unos meses. Entre todos los campamentos que hay en el Parque Provincial Aconcagua, hay unas 50 personas que viven allí durante la temporada: médicos, guardaparques, porteadores, personal de las empresas y también la policía provincial.
“En mi campamento somos unas 12 personas y en esta parte de la quebrada circula menos gente; la soledad es maravillosa”, expresó Jessica.
Hace unas semanas tuvieron un temporal de viento que les voló parte del campamento y el equipo tuvo que trabajar de manera coordinada para acomodarlo.
“Nos convertimos en uno cuando hay una dificultad. Acá todo es más placentero; hasta un chocolate compartido tiene mejor sabor”, relató la montañista.
Como los días están más cálidos, es común sentir los desprendimientos de los glaciares durante la noche. El día que hubo un temblor en Chile también se hizo notar en el parque. La tierra brama y para ella no hay límites geográficos.
LOS MONTAÑISTAS
Los montañistas llegan desde todos los puntos del mundo para cumplir su objetivo: llegar a la cima del Aconcagua, y Jessica aprendió a conocerlos.
“Los montañistas argentinos y los latinos en general tienen una forma más espiritual de conectarse con la montaña; le piden permiso, se encomiendan a las alturas. El europeo o el americano tienen un perfil más deportivo”, comentó Jessica.
Jessica Hoyos dedica en esta temporada sus horas a la montaña y a los soñadores que llegan todos los días para cumplir sus objetivos.
A la montaña no solo llegan expertos, sino también curiosos que desean husmear un poco de la experiencia de altura. Algunos turistas se instalan algunos días en los campamentos más accesibles que no requieren experiencia en altura.
A la montaña se le tiene respeto y hasta los montañistas entrenados tienen dificultades. El clima y las alturas pueden socavar expediciones.
“Los sintomas más frecuentes en Plaza Argentina son: ataxias, edemas cerebrales y pulmonares, y Mal Agudo de Montaña (MAM)”, informó Jessica.
Es ahí cuando los médicos del servicio privado que tiene el campamento actúan y el helicóptero los extrae para que tengan una atención completa.
“Acá somos todos iguales e indefensos ante la inmensidad de la roca, la fuerza del viento. No hay comodidades, pero si el amor del abrazo inesperado y de la sonrisa del montañista cansado", expresó Jessica.
Para mayor información se puede ingresar al link oficial de la provincia de Mendoza