Dolavon, el pueblo de Chubut con corazón galés que impulsó sus fiestas populares con originales nombres

De estar en el anonimato a ser uno de los pueblos con una interesante variedad de fiestas populares para disfrutar en el corazón de Chubut, allí donde los colonos galeses se asentaron y sembraron su cultura e historia. Dolavon siempre estuvo cerca, pero hoy parece estarlo aún más. 

El pequeño poblado, que se encuentra en el valle inferior del río Chubut, es sede de cuatro fiestas populares que dan que hablar: el Chorilavon, el KaiponFest, el Mundial del Sanguchito y los Carnavales, aquella histórica celebración que tiene más de 100 años. Pero además tiene un hermoso paisaje para mostrar y también una rica historia, entre capillas galesas y edificios antiguos que hoy forman parte de la oferta turística. 

Dolavon se encuentra a 414 kilómetros de Comodoro Rivadavia, conectando la Ruta Nacional N° 3 y la Ruta Nacional N° 25. En una pequeña localidad de 4000 habitantes que guarda el sello galés en su arquitectura con históricos edificios que en muchos casos hoy están en funcionamiento.

Tres restaurantes, por ejemplo, funcionan en edificios históricos que son una invitación al pasado. “El viejo molino” trabaja en el edificio de los molinos harineros, donde se procesaba el grano de trigo de la zona. Este data de 1927 y funcionó hasta 1990. Luego, tras un intento de reabrirse, pasó a formar parte de la oferta turística del pueblo, hasta que hace unos años la Municipalidad decidió poner en concesión el inmueble.  

“La Cocina de Wally”, por su parte, funciona en “La Mercante”, un emblemático edificio de 1917 que funcionó como almacén de ramos generales, operado por la Compañía Mercantil de Chubut. Allí, además de disfrutar de la gastronomía del lugar, se puede apreciar piezas de la vida cultural de diferentes épocas del pueblo. 

La Quesería Resto, en tanto, está ubicada en la zona de chacras en un antiguo edificio de los que ya casi no quedan en la zona. 

UN VIAJE AL PASADO

Sin duda Dolavon es un viaje en el tiempo. Su hotel también tiene una larga y rica historia y aún hoy conserva rasgos de la época, algo que lo hace muy pintoresco. El Hotel Pierce, a metros de la Mercantil, antiguamente era propiedad de John Pierce. El lugar además de dar hospedaje también era escenario de casamientos, cumpleaños y otros festejos. En los últimos años fue remodelado y hoy cuenta con 12 habitaciones con Wi-fi, DirecTv y aire acondicionado. Además tiene servicio de confitería y heladería, y ofrece desayuno, almuerzo y cena. 

En total el pueblo tiene 66 plazas hoteleras divididas entre el hotel, donde una habitación puede costar entre 4000 y 5000 la noche, cabañas y el camping, que tiene un valor de 1000 pesos por auto o motorhome y 1000 pesos por grupo familiar hasta cinco personas; y cuenta con los servicios de baños, duchas y canchas de fútbol a solo dos metros del centro. Además, se está trabajando en la regulación de alquileres complementarios de quienes dan servicio de hospedaje.

UN POCO DE HISTORIA

El pueblo cuenta con seis capillas galesas que datan desde 1894 hasta 1965. Así, hoy se puede conocer el salón auxiliar de la Capilla Ebenezer, en virtud que la sala principal se derrumbó en 1899 por una gran inundación; la Capilla Glan Alaw, inaugurada en 1887; la Capilla Bethesda que data de 1903; la Capilla Carmel de Dolavon, fundada en 1920;  la Capilla Anglicana San David que fue reconstruida en 1917, luego de haber sido fundada en 1891, y la Capilla metodista Dolavon, fundada en 1965.

Otro sitio histórico es el Canal de las Norias. Este surgió con la necesidad de regar los cultivos. Su construcción comenzó en 1882 y en la actualidad es utilizado por los pobladores como lugar de encuentros y para disfrutar de una tarde de mates. Otro lugar que no se debe dejar de ir es la Plaza Temática, un patio cultural donde se realizan actividades en vivo, desde obras de teatro hasta milonga. Mientras que los amantes del golf pueden visitar Chacra Golf que cuenta con 6 hoyos par y 3 green de práctica.

APOSTAR AL TURISMO

Facundo Lloyd Jones es el director del área de Turismo en Dolavon y asegura que el turista que llega al pueblo lo hace para “conocer la historia, disfrutar de la gastronomía y vivir una experiencia natural”.

En este sentido, indica que el pueblo responde a esta demanda. “En la costa del río ya empiezan a haber prestadores para la práctica de kayak, cabalgatas y trekking en las bardas. Muchos también visitan la angostura cerca del Río Chubut, pero también los dos museos regionales que están abiertos de lunes a lunes para la gente que viene con intención de conocer un poco la historia de la colonia galesa y su relación con los pueblos originarios. A esto se suma que hemos logrado tener ciertos restaurantes de nivel. Mucha gente de Madryn, Trelew y Comodoro lo referencian y destacan la calidad gastronómica de estos lugares”.

Lloyd Jones asegura que esta salida del anonimato del poblado no es casual, sino que tiene que ver con una decisión de potenciar el turismo. “En el 2016 hubo una decisión política de abrir la Dirección de Turismo. Durante 97 años estuvimos sin la apertura hacia el turismo en Dolavon y fue un trabajo arduo pero a la vez es un camino llano a muchas cosas que eran solo percibidas por los habitantes de Dolavon. Los primeros turistas que comenzaron a arribar fueron regionales, principalmente Trelew, Madryn, pero ahora con una organización planificada estamos recibiendo turistas nacionales que llegan a Madryn. Hay una estrategia de invitarlos a los museos pero también a la cultura galesa. En ese sentido se hacen servicios de té en las capillas. Se arrancó este año, pero ya hay más de 10 servicios y tienen programados otros 70”.

Esa decisión de impulsar el turismo incluyó la creación de fiestas populares, una astuta estrategia de marketing que se apoyó en la historia del pueblo y originales nombres. Así, hoy Dolavon cuenta con esas cuatro fiestas que son reconocidas en toda la provincia.

La primera que se realizó fue el Chorilavon, que ya cuenta con 6 ediciones. Lloyd Jones recuerda aún cómo fue el camino que terminó impulsando otro tipo de eventos de similares características. 

“Dolavon tiene el chacinado porcino más grande de la Patagonia, sus recetas de chorizos son históricas y conocidas en todo el valle. Hace años en Trelew y Puerto Madryn se venden los chorizos de Dolavon. Entonces con ese bien y con esa fama que tienen los chorizos de acá, entendimos que teníamos que hacer algo. Fue una idea de Dante (Bowen, el intendente) que la planteó al gabinete. Nos sorprendió, incluso hasta a los mismos productores que se quedaron sin producto la primera noche del Chorilavon”, recuerda.

El Chorilavon ya piensa en su séptima edición. Mientras tanto, el pueblo sigue con su calendario de celebraciones. La última semana, por ejemplo, vistió de carnaval y antes vivió la segunda edición del Mundial del Sanguchito. Ahora ya se prepara para la Kaipón Fest, que se celebrará en mayo.

Lloyd Jones asegura que se trata de un trabajo conjunto que permite “activar ese círculo virtuoso que son las fiestas populares”. 

“Para el pueblo significa casi la mitad de un presupuesto anual que vuelve a la economía social. Es un número bastante grande si uno lo duplica y lo reparte a los productores locales desde su propio esfuerzo, porque acá no hay aportes del Estado sino el trabajo para generar las condiciones para que puedan mejorar su economía desde estas fiestas”, dice con orgullo.

Así, Dolavon sigue posicionándose en el mapa turístico de Chubut, con un hermoso lugar ideal para conocer un fin de semana cerca de Comodoro, porque Dolavon siempre estuvo cerca.