De la presión laboral a la libertad emprendedora: tres historias de éxito de petroleros que cambiaron su destino
Omar, Martín y Gastón dejaron el petróleo para crear sus propios negocios y encontraron un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal.
Oscar Vivar trabajó desde los 8 años, llegó a un cargo gerencial en el petróleo y ahora montó un complejo deportivo en Comodoro Rivadavia. Martín Lastra pasó 10 años en la industria pero se mudó a la Cordillera y abrió un exitoso food truck de sándwiches. Y Gastón Cano renunció a su trabajo en petroleras para viajar, y terminó creando el primer food truck de pizza estilo napolitana con horno de leña.
Estas tres historias muestran cómo algunos trabajadores de la industria petrolera, cansados de la rutina y la falta de tiempo para la familia, decidieron dar un giro a sus vidas y emprender sus propios negocios. Lejos de la rigidez de los horarios y la presión de las grandes empresas, estos hombres encontraron en el emprendedurismo la oportunidad de lograr un mejor balance entre su vida laboral y personal.
UN COMPLEJO DEPORTIVO QUE NO PARA DE CRECER
Oscar Vivar tiene 48 años, pero ya vivió una vida de 70. A los 8 años comenzó a trabajar en una verdulería, en tiempos en que ver laburar a un chico no estaba mal visto. En su adolescencia estuvo en supermercados y ya de grande ingresó a la desaparecida Casa Tía, hasta que un día se dio cuenta que tenía que irse. Un amigo le dio la oportunidad de entrar al petróleo con una pequeña contratista y no paró, llegando a ser responsable operativo de una empresa en el yacimiento más grande de Argentina. Hace unos años el protagonista de esta historia dejó la industria y apostó a su propio emprendimiento: un complejo deportivo y de salones que no para de crecer. Trabajo, sacrificio y saber que todo se puede, la historia de este hombre.
Oscar Vivar, de 48 años, tuvo que salir a trabajar desde los 8 años para ayudar a su familia. Comenzó barriendo puertas de negocios y luego entró a una verdulería, donde trabajaba por la mañana y la tarde, mientras estudiaba. Más tarde, pasó por diferentes empleos en supermercados y otros rubros, hasta que a los 20 años ingresó a Casa Tía, donde llegó a ser jefe de ventas.
Luego de casi una década en la industria petrolera, donde llegó a manejar 200 personas, Oscar decidió dejar ese trabajo y emprender su propio negocio: un complejo deportivo y de salones en Kilómetro 12 de Comodoro Rivadavia. Allí, con mucho esfuerzo y dedicación, ha ido ampliando y mejorando las instalaciones, convirtiéndolo en un orgullo para la ciudad. Para Oscar, la clave del éxito está en buscar la felicidad y plantearse objetivos, sin perder de vista el disfrute del presente.
DE COMODORO A ROMPERLA EN EL HOYO
Martín Lastra, de 42 años, también trabajó durante una década en el petróleo en Comodoro Rivadavia. Pero cansado de no poder pasar tiempo con su familia, en 2016 decidió mudarse a la localidad de El Hoyo, en la Cordillera chubutense, para comenzar una nueva vida.
Sin saber exactamente qué haría, Martín y su esposa se instalaron en El Hoyo y abrieron un food truck de sándwiches caseros al costado de la única estación de servicio del pueblo. Desde entonces, su negocio no ha parado de crecer, ofreciendo a los viajeros que pasan por allí opciones como hamburguesas, sándwiches de ternera y braseado de cerdo, todo elaborado de manera artesanal.
Para Martín, el cambio de vida le permitió ganar en tranquilidad y disfrutar más de su familia, algo que no lograba en Comodoro trabajando todo el día en el petróleo. Ahora, además del food truck, sueña con abrir una cervecería en El Bolsón.
“EL CONTAINER” QUE NO PARA DE VENDER
Por su parte, Gastón Cano, de 35 años, también dejó su trabajo en la industria petrolera tras una década de rutina. Luego de un viaje a Europa y Estados Unidos, donde vio "otra realidad", decidió renunciar y emprender su propio negocio.
Primero comenzó vendiendo pan casero en Comodoro Rivadavia, y luego se animó a montar el primer food truck de pizza estilo napolitana con horno de leña. Así nació "El Container", un emprendimiento que le permite trabajar con pasión y a su ritmo, lejos de la rigidez de un empleo en relación de dependencia.
Gastón invirtió todo su esfuerzo y creatividad en este proyecto, que incluye un horno de más de 3.000 kilos que alcanza los 500° grados. Actualmente, además del food truck, está construyendo una pequeña pizzería fija al lado de su casa, para seguir expandiendo su negocio en Kilómetro 5.
Estas tres historias muestran cómo algunos trabajadores de la industria petrolera, cansados de la rutina y la falta de tiempo para la familia, decidieron dar un giro a sus vidas y emprender sus propios negocios. Lejos de la rigidez de los horarios y la presión de las grandes empresas, estos hombres encontraron en el emprendedurismo la oportunidad de lograr un mejor balance entre su vida laboral y personal.
Desde un complejo deportivo hasta un food truck de pizzas y sándwiches, estos ex petroleros demostraron que es posible reinventarse y encontrar la felicidad fuera de la industria. Sus historias inspiran a otros a animarse a dar el salto y perseguir sus propios sueños, más allá de las seguridades que pueda ofrecer un trabajo estable.