La historia de los hermanos Cuevas es una de esfuerzo y perseverancia. Su emprendimiento comenzó hace aproximadamente siete años, en 2018, cuando decidieron dedicarse a la venta ambulante de churros en Comodoro Rivadavia. 

Uno de los hermanos recordó los primeros pasos en el rubro: "Empezamos comprando churros a un fabricante mayorista y los revendíamos en la calle. Así fuimos aprendiendo y nos hicimos conocidos en la ciudad", cuenta.

Con el tiempo, lograron consolidar su negocio y hoy son reconocidos como los "churreros del pueblo", un título que llevan con orgullo.

RECORRIDOS Y HORARIOS: ADAPTÁNDOSE A LA COMUNIDAD 

Uno de los aspectos que distingue a los hermanos Cuevas es su capacidad de adaptación. "Vendemos churros en cualquier época del año y sin importar el clima", aseguran. Gracias a esta constancia, han logrado ampliar su cobertura dentro de la ciudad. Desde la zona sur hasta el centro, pasando por Kilómetro 3, Standard y, en algunas ocasiones, Palazzo, los churreros llegan a diversos barrios para ofrecer su producto.

Los horarios también juegan un papel clave en su estrategia. En las mañanas, sus churros son una opción ideal para quienes buscan un desayuno rápido antes de comenzar la jornada laboral. "Mucha gente nos compra cuando está yendo al trabajo o en el primer corte del día", explican.

"Los churreros del pueblo"
"Los churreros del pueblo"
ADNSUR

Por la tarde, la merienda se convierte en otro momento fuerte para las ventas, especialmente cuando los estudiantes salen de la escuela. "Los chicos ya nos conocen y nos esperan. A esa hora se venden un montón", comentan los hermanos.

PRECIOS ACCESIBLES Y UN SABOR QUE CONQUISTA 

Uno de los factores que han contribuido al éxito de los hermanos Cuevas es su política de precios accesibles. Actualmente, la media docena de churros se vende a 5000 pesos y la docena a 8000 pesos. "Siempre tratamos de mantener un precio razonable para que todos puedan disfrutar de nuestros churros", destacan.

Pero no solo es el precio lo que los ha hecho populares. La calidad de sus churros es un aspecto que sus clientes valoran. "Nos dicen que son los mejores churros de Comodoro, y eso nos motiva a seguir", afirman con orgullo.

Para los hermanos Cuevas, este emprendimiento es más que un simple negocio. Se ha convertido en una forma de conectar con la comunidad de Comodoro Rivadavia. "La gente ya nos conoce, nos saluda, nos pregunta dónde vamos a estar. Es lindo sentir ese cariño", comentan.

Los hermanos Cuevas y parte de su familia.
Los hermanos Cuevas y parte de su familia.

A lo largo de estos siete años, han construido un vínculo con los habitantes de la ciudad, quienes los reconocen como parte del paisaje cotidiano. "No somos solo vendedores, somos parte de la vida de la gente. Ver a los chicos felices cuando nos ven llegar es lo mejor de este trabajo", concluyen.

Con su carrito de churros, los hermanos Cuevas demostraron que la perseverancia, la dedicación y el amor por lo que hacen pueden transformar un emprendimiento en un verdadero símbolo local. Y mientras haya vecinos dispuestos a disfrutar de un churro caliente en una tarde comodorense, ellos seguirán recorriendo las calles, llevando dulzura y alegría a cada rincón de la ciudad.

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