"Medité, ayuné, practiqué mis posturas y me curé": cómo la práctica del yoga me ayudó a superar una enfermedad
Cecilia Ferreira Mickiewicz es instructora de yoga en Comodoro Rivadavia y sigue el legado de su abuela "Yaya", quien practicaba esta disciplina milenaria hace más de medio siglo en la búsqueda del equilibrio del cuerpo y la mente como un todo.
“Tuve una experiencia de sanación a través del yoga. Me tenían que operar de la columna y era la única opción que me daban. En ese momento, sentí que la enfermedad la tenía que limpiar desde mi conciencia. Medité, ayuné, practiqué mis posturas y me curé”, relató Cecilia en una entrevista con ADNSUR.
Cecilia no reniega de la medicina tradicional, pero está convencida por su experiencia, que a través del yoga, el cuerpo, considerado como un todo, puede vivir en armonía y salud con esta práctica milenaria.
El Centro Holístico Yaya Yoga está ubicado en el barrio General Mosconi, en Álvaro Barros Nº 45. La calle es bastante angosta y el local está como escondido, sin ostentar que ahí adentro, entre la calidez de los pisos de madera y la luz natural que ingresa por todos lados, la energía que circula se cotiza alta en el mercado.
Apenas se atraviesa la puerta de Yaya Yoga, el cuerpo percibe un aire diferente. Las personas hablan en voz baja y caminan descalzas. Las conversaciones son murmullos y, desde las salas donde se realizan las prácticas, se escapan respiraciones profundas y se escuchan mantras que vibran en todos los cuerpos.
No hay ningún cartel que diga “no gritar” o “sacarse los zapatos”; evidentemente, allí todos prestan atención a lo que hace el otro. Están atentos y conectados. Acciones más que suficientes para comenzar la práctica diaria de yoga.
Cecilia siempre está con ropa al cuerpo, lo que le permite moverse con libertad; los colores vivos son un sello distintivo. Ella misma se define como “muy física”; por eso, cuando pasa, se la siente como un torbellino: se mueve y habla rápido, respira profundo y se ríe. Sí, se ríe bastante y, a veces, se le escapa la carcajada.
“Tenemos una bajada del yoga muy occidental; se lo relaciona con la cuestión física y, mucho más que eso, es una filosofía de vida. Allí está todo: la mente, el espíritu, la conexión con la divinidad, estar en servicio con los demás, la meditación, etc. Todo eso es yoga”, afirmó Cecilia.
Cecilia es profesora de Educación Física, guardavidas y hace unos 25 años comenzó su formación en yoga. Estudió con maestros en la India, con Fernando Maureira de Yoga Kai Palermo, Adi Rimpoche de la Escuela Patanjali, y Santina Giardina Chard de Australia; la lista es extensa y crece cada año, ya que no para de estudiar.
“El yoga brinda herramientas muy poderosas para llevar la vida adelante, sobre todo en momentos de sufrimiento, estrés y en circunstancias en que la vida nos pone al límite”, indicó la instructora.
SI RESPIRÁS, PODÉS HACER YOGA
Esta es la afirmación de un yogui llamado Parma Hansa: “Si puedes respirar, puedes hacer yoga”. Los beneficios llegan a través de la respiración consciente y la posibilidad de canalizar la energía, ya que nuestro cuerpo es nuestra biografía. Las emociones, los pensamientos, todo lo que sucede queda entre nuestros músculos, órganos y articulaciones.
“A través del movimiento, la respiración, la práctica de asanas y de posturas, canalizamos y transformamos. Es un trabajo a nivel endócrino que permite cambiar la química. El cuerpo se enferma si no movemos aquellas cosas que nos pasaron”, afirmó Cecilia.
El yoga permite la conexión con el aquí y el ahora, con el cuerpo presente, con lo que pasa en el preciso instante, lejos de los pensamientos que nos llevan a tiempos pasados o a ideas sobre las cosas que podrían pasar y que no siempre son buenas.
“El yoga nos permite alejarnos del rollo mental que a veces nos domina y conectarnos con los sentidos, con nuestro cuerpo. Estar en cuerpo presente”, indicó Cecilia.
BENEFICIOS DE LA PRÁCTICA DE YOGA
A nivel físico posee muchos beneficioss y cualquier desequilibrio que tenga puede modificarse a partir de las respiraciones y las asanas:
🤸🏾♂🤸🏼Trabajar la flexibilidad 💪🏽 Trabajar la fuerza y la resistencia
🤕Dolores y contracturas ⚖Bajar de peso y mantenerlo
🧘🏾♀️Es una actividad muy positiva para la ansiedad y depresión
🧘🏾♀️Genera un estado mayor de lucidez. 🧘🏾♀️A nivel social propicia la aceptación personal y también la de los otros.
“Es una práctica muy personal y cada uno descubre en la misma hacia dónde quiere ir y en que los beneficia”, dijo Cecilia.
OPCIONES EN YAYA YOGA
El mundo del yoga es muy profundo y cada uno puede elegir cuál es la práctica que se adapta a su esencia y necesidades. Todo es parte de un proceso de investigación personal. En el Centro Holístico Yaya Yoga, los interesados pueden experimentar diferentes opciones:
INSTRUCTORADO
El Centro Holístico Yaya Yoga fue el primero en la ciudad en dictar el instructorado de yoga, hace aproximadamente 15 años.
La formación tiene una duración de dos años y gira en torno a materias prácticas específicas de yoga, filosofía, anatomía, meditación, gestión, etc.
Observar las prácticas de Cecilia puede ser entretenido o desafiante, ya que la pregunta recurrente es: ¿Cómo llegó a esa posición? ¿Para qué sirve? Brazos retorcidos detrás de la espalda y una cabeza a la que hay que seguir para encontrar el resto del cuerpo, ya que termina en posturas que algunos podrían considerar poco naturales.
Pero no se asusten, lectores, ya que a nadie en Yaya Yoga se le exige más de lo que el cuerpo pueda. Es un paso a paso constante y lo que vale es estar cómodo. No hay varas altas a donde llegar, todo fluye acorde a lo que se puede.
Durante una clase, Cecilia recorría las mats y se acercó a una de las mujeres que, con esfuerzo, trataba de llegar a una posición. Posó sus manos en la espalda y la acomodó. En voz baja le dijo: “tranquila, llegá hasta donde puedas, no te exijas”.
“De chica me encantaba mirar a mi abuela; me parecía muy original todo lo que hacía con esto del yoga. Lo que más me gustaba eran los masajes; ella te tocaba y su energía era maravillosa”, añoró Cecilia.
Será que esa es la energía que heredó Cecilia de su abuela y es la que trata de compartir a diario junto a todo el equipo de Yaya Yoga. El afecto que se puede brindar con una simple mirada que llega a los ojos, y el masaje de una mano que fortalece una espalda. Conectados en ese preciso instante que facilita el yoga.