El regreso del héroe: El avión de Malvinas que volvió a casa con Owen Crippa
Luego de una alerta de los combatientes del Regimiento de Infantería 25 de Sarmiento ante el desembarco de las fuerzas británicas en el establecimiento de San Carlos el 21 de mayo de 1982, el piloto de la Aviación Naval, Owen Crippa, se dirigió a la zona con un avión de reconocimiento, atacó un buque británico al que dejó fuera de combate, voló en medio de la flota, anotó las posiciones de las unidades enemigas y logró escapar. Luego de 43 años, se reencontró con su nave que había estado en EE. UU. hace muchos años.
En un día cargado de emociones y simbolismo, la ciudad de Sunchales, en Santa Fe, fue testigo de un hecho histórico: la llegada de un avión que protagonizó una de las acciones más importantes de la Guerra de Malvinas.
Este avión, que había estado en Estados Unidos durante décadas, regresó a suelo argentino para reencontrarse con su piloto, Owen Crippa, un excombatiente cuyo valor y sacrificio quedaron grabados en la memoria de todo un país.
El avión, un Aermacchi, fue parte de las misiones que marcaron el rumbo de la guerra en 1982.
Pilotado por Crippa, participó en operaciones clave que demostraron el coraje y la determinación de las fuerzas argentinas frente a un enemigo superior en número y tecnología.
EL HEROÍSMO DEL REGIMIENTO DE INFANTERÍA 25 DE SARMIENTO EN LOS COMBATES DEL 21 DE MAYO DE 1982
Desde el 15 de mayo, el Equipo de Combate “Güemes” se encontraba ocupando posiciones en la zona de San Carlos, con la finalidad de proporcionar la alarma temprana sobre un posible desembarco británico en la zona o rechazar acciones menores del enemigo.
Dicho equipo de Combate estaba compuesto por una sección de tiradores de la Compañía C y una Sección de Apoyo a órdenes del Teniente Primero Esteban.
En la noche del 20 al 21 de mayo, los británicos bombardearon -intensamente- con fuego naval la zona del estrecho San Carlos, al igual que Darwin y Puerto Argentino.
Las operaciones militares se inician en la madrugada del día 21 de mayo, aproximadamente a las 2:30 hs, sobre la denominada Altura 234.
En ese lugar estaba la sección “Gato” al mando del subteniente Reyes, con 4 suboficiales y 15 soldados.
El bombardeo se escuchó desde el Puerto San Carlos, desde donde se intentó sin éxito establecer comunicación radial con la sección atacada. El cañoneo naval se produjo en forma discontinua y con variada intensidad durante un lapso de más de 3 horas.
La Sección “Gato” detectó la presencia de tropas enemigas que, cubiertas por el fuego naval, intentaban el desembarco.
Dicha sección contaba con dos cañones sin retroceso de 105 mm y dos morteros de 81 mm, con los cuales se intentó concentrar el fuego sobre las aguas del estrecho donde se distinguían las siluetas de los buques que avanzaban batiendo la costa con su artillería para facilitar la tarea de aproximación de las fuerzas británicas por medio de lanchones de desembarco.
La superioridad numérica, la disparidad de material, los medios navales y aéreos en apoyo de las fuerzas británicas inclinaron rápidamente la balanza a favor de los atacantes.
No obstante la determinación de las tropas argentinas, que resistieron durante varias horas, la altura quedó en manos británicas y la sección “Gato” inició una retirada a pie hacia el este en dirección a Puerto Argentino, transportando a sus heridos, evadiendo a los británicos y sin caer prisioneros del enemigo hasta el final del conflicto.
Mientras las tropas inglesas, transportadas en lanchones, desembarcaban en forma masiva tropas y equipos, eran observadas por soldados del Equipo de Combate “Güemes”. A las 8:20 hs., lanchas custodiadas desde el aire por numerosos helicópteros pusieron a los primeros ingleses en tierra firme.
La infantería enemiga avanzó hacia el poblado de San Carlos. El teniente Esteban informó radialmente a Puerto Argentino lo que sucedía, y se le ordenó desplazarse hacia el Este, para que no quedaran cercados por un descenso helitransportado.
A las 8:40 hs, mientras dos compañías británicas arribaban al pueblo y un helicóptero Sea King intentaba posarse con su carga de soldados, Esteban y sus 42 hombres pasaron al ataque. Un diluvio de balas acribilló la máquina que se alejó humeante hacia las aguas del estrecho.
La infantería británica abrió fuego con morteros y ametralladoras sobre las posiciones de Esteban, mientras un helicóptero Gazelle se precipitaba sobre los argentinos, listo a disparar sus cohetes. Pero nuevamente la cortina de fuego tendida por el Equipo de combate “Güemes” resultó letal.
Esta segunda máquina también se precipitó a las aguas. Un tercer Gazelle lanzado al ataque corrió la misma suerte de los dos primeros.
Los soldados argentinos se desplazaron, eludiendo la búsqueda de un cuarto Gazelle al que nuevamente atacaron con sus armas portátiles. Esta última máquina se alejó envuelta en llamas y humo.
Esteban, junto con su tropa, aguardó por dos horas el repliegue de la sección “Gato” desde la altura 234, pero no se pudo efectuar la conexión e iniciaron el repliegue en forma separada.
El Equipo de combate “Güemes” se retiró sin sufrir ninguna baja, dejando tras sí dos helicópteros Gazelle derribados, un Sea King y otros dos Gazelle seriamente dañados y, probablemente, una decena de bajas enemigas.
Estos 42 hombres regresaron a pie a Puerto Argentino donde arribaron el 26 de mayo.
Las valerosas acciones del Equipo de Combate “Güemes”, resultaron la única oposición terrestre al desembarco británico en San Carlos y constituyó un preludio para los duros combates aéreos que se librarían en las próximas horas.
Ante esa situación, se realizó el aviso a los aviones para que realicen reconocimientos en la zona y que se dispongan ataques masivo al desembarco británico que permanecía en desarrollo.
“ES COMO VOLVER A VER A UN HERMANO”
Este escenario fue el contexto en que el el piloto Owen Crippa con su avión Aermacchi realizó su combate contra la fragata Argonaut a la que le provocó daños de consideración en su sistema de radares y antenas para dejarlo fuera de servicio.
Hoy, su regreso no solo es un homenaje a la historia sino también un acto de justicia para quienes dieron todo por la Patria.
Owen Crippa, con lágrimas en los ojos, recibió al avión como si fuera un viejo amigo.
Para él, esta máquina no es solo un pedazo de metal, sino un compañero de batalla, un testigo silencioso de aquellos días de gloria y dolor.
"Es como volver a ver a un hermano", dijo Crippa, mientras recorría cada detalle de la aeronave, reviviendo memorias que el tiempo no ha podido borrar.
El reencuentro fue multitudinario. Vecinos de Sunchales, veteranos de guerra, familiares y curiosos se acercaron para ser parte de este momento único.
Banderas argentinas, aplausos y canciones patrias acompañaron la ceremonia, que se convirtió en un acto de reivindicación para todos los excombatientes que, como Crippa, lucharon con honor en Malvinas.
En 1974, Crippa cumplió servicios en la Base Aeronaval Almirante Zar de Trelew como su primer destino en la Armada Argentina.
Allí, forjó su carrera y su pasión por volar, preparándose para los desafíos que vendrían años después.
Cuando estalló la guerra, Crippa no dudó en subirse a su Aermacchi y defender la soberanía argentina en misiones de ataque contra la flota británica.
A pesar de las limitaciones técnicas y la superioridad numérica del enemigo, los pilotos argentinos demostraron una valentía sin igual.
Crippa y su avión fueron parte de esas hazañas, dejando una marca imborrable en la historia militar del país.
Tras la guerra, el avión fue llevado a Estados Unidos, donde permaneció durante años como parte de una colección privada.
Su regreso a Argentina fue posible gracias a gestiones de entusiastas de la aviación y autoridades locales que entendieron la importancia de devolver esta pieza histórica a su lugar de origen.
Para Crippa, el regreso del avión no es sólo un hecho personal sino también un mensaje para las nuevas generaciones.
"Esto no es solo un avión es un símbolo de lo que fuimos capaces de hacer en momentos difíciles. Cuando luchamos unidos, podemos lograr cosas increíbles", expresó el excombatiente.
La ceremonia en Sunchales fue un homenaje a todos los héroes de Malvinas. Veteranos de guerra de distintas partes del país se acercaron para compartir este momento, recordando a sus compañeros caídos y reafirmando su compromiso con la causa de la soberanía.
"Malvinas no es sólo un reclamo es una parte de nuestra identidad", dijo uno de los presentes.
El avión, ahora restaurado, será exhibido en un museo local, donde servirá como testimonio vivo de la historia argentina.
Para los habitantes de Sunchales, tener esta pieza en su ciudad es un orgullo y una responsabilidad.
"Es un honor que este avión esté aquí, en nuestro pueblo. Es una forma de mantener viva la memoria de quienes lucharon por nosotros", comentó un vecino.
La historia de Owen Crippa y su avión es también una historia de resiliencia. Después de la guerra, muchos excombatientes enfrentaron desafíos personales y sociales, luchando por encontrar su lugar en una sociedad que no siempre los comprendió.
Hoy, este reencuentro es una forma de sanar heridas y reconocer el valor de aquellos que dieron todo por la patria.
El acto en Sunchales no sólo fue emotivo sino también educativo. Escuelas de la región participaron de la ceremonia para que sus alumnos para que conozcan de primera mano esta parte de la historia.
"Es importante que los jóvenes sepan lo que pasó, que entiendan el sacrificio de quienes lucharon por nuestro país", dijo una docente.
Para Owen Crippa, este reencuentro es un cierre de ciclo. Después de años de distancia, volvió a estar junto a su avión, a ese compañero que estuvo a su lado en los momentos más difíciles.
"Es como si el tiempo no hubiera pasado. Estoy agradecido de poder verlo de nuevo, de poder tocarlo y recordar todo lo que vivimos juntos", exclamó.
El avión de Malvinas ya está en casa, y con él, un pedazo de la historia argentina.
Su regreso no solo es un homenaje a Owen Crippa y a todos los excombatientes, sino también un recordatorio de que la memoria y la lucha por la soberanía nunca deben olvidarse.
Porque, como dijo Crippa, "Malvinas no es solo un pedazo de tierra, es el corazón de todos los argentinos".
