La Segunda Guerra Mundial comenzó el 1 de septiembre de 1939, cuando las Fuerzas Armadas de la Alemania nazi invadieron Polonia. Este acto de agresión marcó el inicio de una guerra global que se extendería hasta 1945, con más 30 países involucrados y  la pérdida de millones de vidas, incluidos niños, mujeres, ancianos y minorías étnicas.

El origen de la Segunda Guerra Mundial se encuentra en las tensiones no resueltas tras la Primera Guerra Mundial y en las políticas expansionistas de la Alemania nazi, liderada por Adolf Hitler. 

El Tratado de Versalles de 1919, que puso fin a la Primera Guerra Mundial, impuso severas sanciones económicas y territoriales a Alemania. Estas medidas, junto con la Gran Depresión de la década de 1930, crearon un clima de resentimiento y crisis económica que generó las condiciones para el ascenso del nazismo al poder con la presencia -poco conocida- del argentino Ricardo Darré como uno de los integrantes más importantes del Gabinete de Hitler.

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La oscura historia del argentino que fue ministro de Hitler y su papel en la ruta del oro nazi en la Argentina. Fuente: Infobae.

Hitler prometió restaurar la grandeza de Alemania, y su régimen comenzó a desafiar abiertamente las restricciones impuestas por el Tratado de Versalles. En 1938, Alemania anexionó Austria (un evento conocido como el Anschluss) y más tarde exigió la cesión de los Sudetes, una región de Checoslovaquia con una importante población de habla alemana.

El 23 de agosto de 1939, Alemania y la Unión Soviética, liderada por Josef Stalin, firmaron el Pacto de No Agresión Germano-Soviético, también conocido como el Pacto Molotov-Ribbentrop.

En realidad, el pacto incluía un protocolo secreto que dividía Europa del Este en esferas de influencia, con Polonia dividida entre los dos poderes.

Con el respaldo soviético garantizado, Hitler se sintió seguro para invadir Polonia. 

El 1 de septiembre de 1939, las tropas alemanas cruzaron la frontera polaca, utilizando una táctica conocida como ‘guerra relámpago’. Esta estrategia combinaba ataques aéreos masivos con movimientos rápidos de tanques y tropas les permitieron tener la iniciativa de inmediato.

Una guerra que involucró a más de 30 países y provocó millones de víctimas -en especial- en la población civil. Video: History Latinoamérica.

Italia, bajo el liderazgo de Benito Mussolini, desempeñó un papel significativo en la Segunda Guerra Mundial como parte del Eje, aliado con la Alemania nazi. 

Italia entró en la Segunda Guerra Mundial el 10 de junio de 1940, casi un año después del inicio del conflicto. Mussolini, impulsado por el deseo de expandir el poder fascista y ganar territorios en el Mediterráneo y África declaró la guerra a Francia y al Reino Unido. 

A medida que la guerra avanzaba, Italia se convirtió en un socio cada vez más débil para Alemania. Las derrotas en África del Norte, la invasión aliada de Sicilia en 1943 y el bombardeo sostenido de las ciudades italianas por parte de los Aliados llevaron a una pérdida de moral y apoyo al régimen fascista dentro del país.

Los dictadores Benito Mussolini y Adolf Hitler condujeron a Italia y Alemania a las peores tragedias de la historia contemporánea: Imagen: National Geographic.

El 25 de julio de 1943, Mussolini fue destituido por el Gran Consejo Fascista y arrestado. Poco después, el nuevo gobierno italiano, dirigido por Pietro Badoglio, comenzó a negociar con los Aliados y, el 8 de septiembre de 1943, Italia firmó un armisticio.

La guerra en Italia se prolongó hasta la primavera de 1945, cuando las fuerzas aliadas y los partisanos lograron liberar el norte del país. Mussolini fue capturado y ejecutado por partisanos en abril de 1945, pocos días antes del fin de la guerra en Europa.

La participación de Italia en la Segunda Guerra Mundial dejó al país devastado económica y socialmente. 

La caída del régimen fascista y la experiencia de la guerra condujeron a un período de reconstrucción y a la adopción de una nueva constitución en 1948, que transformó a Italia en una república democrática.

LA TRAGEDIA DE LA GUERRA EN PRIMERA PERSONA

María Di Meo nació el 7 de mayo de 1937, vivió su infancia en Nápoles (Italia) durante los años oscuros de la Segunda Guerra Mundial. A través de sus recuerdos, se puede conocer la dureza de la vida cotidiana en un país que vivió todo tipo de calamidades.

"Antes de que cayera una bomba, sonaba una sirena por todo el pueblo. Era nuestro aviso para correr al refugio en la montaña", comentó en diálogo con ADNSUR. 

Este refugio, excavado en la roca, se convirtió en un segundo hogar para muchos.

“Teníamos mucha hambre, se racionaba la comida al extremo. Mi mamá hacía pan casero y -luego de varios días- le ponía aceite y porotos encima para alimentarnos. Ante tanta desesperación, un día comí dos cucharadas de grasa y no lo pude tolerar”, expresó.

María Di Meo durante su bautismo. A pesar de su corta edad, se hizo cargo de las situaciones más duras en el contexto de una guerra despiadada.

En otro tramo de sus terribles experiencias, María recordó “durante un alerta, logramos huir con mi madre y mis hermanos pero la enfermedad y la desesperación nos alcanzaron”.

“Mi hermana tenía problemas en los bronquios, nos agarró la lluvia y mi madre quería llevarla a un médico a pesar del riesgo así que la envolvió bien y nos fuimos. Pero cuando llegamos a casa, ella ya había muerto, tenía 6 años”, lamentó.

La falta de acceso a hospitales adecuados y la ausencia de antibióticos en esos años resultó en la pérdida de muchos seres queridos, vecinos y conocidos.

“Otro hermano falleció de Tifus y otro sufrió la herida mortal de la esquirla de una bomba. Todo fue -infinitamente- doloroso para la familia pero mi madre tenía un temple de hierro, una voluntad indestructible para luchar por sus otros hijos”, subrayó María.

La Segunda Guerra Mundial en color: 'La Historia Italiana' (Cap. 01). Un pueblo que sufrió en carne propia todo el dolor de una guerra implacable. Video: Ian102Tutorials.

EL COMIENZO DE UNA NUEVA VIDA EN ARGENTINA

A pesar de las tragedias, la familia Di Meo encontró la esperanza en un nuevo horizonte

En 1949, decidieron emigrar a Argentina. Su padre, que había viajado antes para trabajar en la industria mecánica, se enamoró del país y vio en él una oportunidad de comenzar de nuevo. 

"Mi papá vino acá y se enamoró. Vio que aquí podíamos tener un futuro mejor", relató María.

El viaje en barco hacia Argentina, aunque largo y agotador, marcó el inicio de una nueva vida. Fueron 17 días en el mar a bordo del buque Corrientes, enfrentando el mareo y la incertidumbre, pero también llenos de esperanza por lo que vendría. 

"Mi hermana mayor sufrió terriblemente, pero todos sabíamos que valía la pena", rememora.

A pesar del dolor, la familia seguía unida en un nuevo proyecto: iniciar un viaje de 17 días para emprender una vida nueva en Argentina en 1949 a bordo del buque 'Corrientes'. Imagen: Familia Di Meo.

"En el viaje, dormíamos en camas estrechas, separadas por género; las mujeres de un lado y los hombres del otro. Yo compartía la cama con mi hermanito", repasó María.

"Mi madre se distraía jugando a las cartas con otras mujeres para olvidarse del largo trayecto", agregó.

“CUANDO LLEGUÉ,  PARECÍA QUE LA TIERRA SE MOVÍA”

Al arribar a Argentina, María sintió una mezcla de emociones intensas. "Cuando llegué, parecía que la tierra se movía bajo mis pies, pero me enamoré de la Argentina al instante", confesó.. 

La abundancia que encontraba en este nuevo país contrastaba con la escasez vivida en Italia durante la guerra. 

La adaptación no fue sencilla para María, quien tuvo que enfrentarse a un nuevo idioma y a otra cultura. Una vez, intenté comprar una tijera pero se lo decía en italiano a una comerciante española. Le hice gestos y me hice entender. Fue muy difícil al comienzo, pero aprendí rápido", evocó entre risas.

'Uei Paesano' un tema del cantante Italiano Nicola Paone que habla de la realidad de los emigrantes italianos que se iban en busca de un lugar mejor. Video: Yago Roberto.

"A veces, en Italia, solo podíamos comprar 100 gramos de mortadela para repartir entre toda la familia. Llegar a Argentina fue dejar atrás todo el dolor y la pobreza de la guerra", cuenta María.

A pesar de las dificultades, María asumió responsabilidades importantes desde muy joven, cuidando de sus hermanos como si fueran sus propios hijos.

"Siempre hablábamos napolitano en casa, pero me siento argentina. Este país nos dio todo lo que necesitábamos para salir adelante", comentó con orgullo.

UN MATRIMONIO CON UN HOMBRE EXTRAORDINARIO

Con el tiempo, María desarrolló sus distintas actividades y conoció a su futuro esposo, Antonio D' Albano también de origen italiano.

"Lo conocí un domingo, vino a casa por invitación de mi madre. Cuando lo vi, supe que había algo especial", comenta. 

A pesar de la formalidad de la época y las estrictas reglas de su padre, María y su futuro esposo empezaron a salir.

"Mi papá era muy estricto. No nos dejaba salir solos, siempre teníamos que saludarnos delante de él", recuerda. 

Después de dos años de noviazgo, se casaron cuando María tenía 22 años.  "En esa época, ya habíamos pasado por una guerra, emigrado a otro país y asumido muchas responsabilidades", reconoce María Di Meo.

María Di Meo y Antonio D' Albano forjaron un matrimonio extraordinario durante 60 años. Tuvieron 2 hijos que les dieron 4 nietos.

UN GRAN MOTOR PROPIO PARA ENFRENTAR LAS ADVERSIDADES

La vida no ha sido fácil para María ni para su familia. Además de los dolores del pasado por los familiares que fallecieron en trágicas circunstancias, tuvo que enfrentar problemas en el presente con situaciones familiares e incluso con un cuadro de salud que logró superar exitosamente. 

Hasta el día de hoy, es una "máquina de cocinar" todo tipo de delicias, concurre a talleres para cultivar su bienestar emocional, se preocupa por la situación de sus hermanos, se mantiene informada y vibra por sus cuatro nietos.

En todos los casos, demuestra una gran fortaleza espiritual y moral en las que demuestra una personalidad avasallante.

Esta actitud de nunca rendirse, de enfrentar cada obstáculo con dignidad, es un rasgo que parece caracterizar a las familias que llegaron a nuestro país para desarrollar una nueva forma de vida, dejar atrás los rencores y proyectarse con nuevas metas.

"La sangre italiana y la fuerza de los inmigrantes nos impulsan a seguir adelante. Siempre hay una lucha por delante, pero también hay esperanza", reflexiona María.

"Multiplicar es la tarea". Los inmigrantes hicieron grande a la Argentina por su resiliencia, contracción al trabajo, sentido solidario y vocación de progreso. Imagen: Familia Di Meo.

EL ESPEJO DONDE MIRARNOS

El caso de María Di Meo es un ejemplo de cómo la adversidad pueden forjar la fortaleza y la determinación. 

Su historia es una de lucha constante que identifica a miles de inmigrantes que llegaron con dolores y nos dejaron una tierra digna de ser vivida con valores profundos para crecer como comunidad en la solidaridad, la cultura del trabajo, la empatía, resiliencia, el espíritu de lucha y la proyección a un futuro mejor en el que somos protagonistas.

Toto Cutugno - L'italiano (letra en español y en italiano). Video: confident garcon.

 A través de su vida, María nos enseña que, sin importar cuán difíciles sean las circunstancias, siempre hay razones para luchar, mantener la esperanza, cultivar la autoestima y trazar nuevos objetivos para ser mejores personas en una comunidad que se dinamice.

Con información de Infobae, National Geographic, History Latinoamérica y una nota exclusiva con redacción de un periodista de ADNSUR. Agradecimiento especial: A la Familia Di Meo y a Cármine Fiore por la edición de las imágenes. 

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